Llega un nuevo Dynasty Warriors, el primero que llega a Xbox One, tras el lanzamiento de la octava entrega hace unos meses, en su variante Empires. Lo que comenzó como un título de acción basada en la novela Romance de los Tres Reinos, del que se han extraído varias series de videojuegos y spin offs, pretenden ubicarnos en un periodo convulso de la historia de China, a finales de la dinastía Han, donde los conflictos y enfrentamientos fueron frecuentes, hasta que finalmente China se reunificó.
No obstante, todas las batallas que se dieron entre las diferentes facciones, con sus diferentes líderes, han sido argumento para el desarrollo de un buen número de títulos desde 1997 en la primera Playstation. Llegada la octava entrega, su variante Empires nos introduce en un concepto que alterna los clásicos combates multitudinarios con fases de estrategia y gestión de la región controlada, con interesantes aportes que hacen de Dynasty Warriors 8 Empires una alternativa bastante ociosa.
Un período convulso, lleno de batallas de héroes divinos
Lejos de seguir la secuencia de combates que nos narraría una historia, seremos nosotros quienes escribimos esta historia, gestionando los recursos y encarando diferentes afrentas con los, como siempre numerosos, personajes de esta licencia que abusa de la epicidad y el misticismo de una cultura tan exótica como la china. Y es que basándose en los conflictos que marcaron la historia de China, guerreros y comandantes tan legendarios como Liu Bei, Sun Jian, Zhang Jiao o Cao Cao, salpican de heroicidades demasiado épicas, que dan pie a la consecución de toda una saga de videojuegos.
En base a esta mezcolanza de historia y epicidad, los juegos han venido a representar a estos personajes históricos, así como un catálogo de personajes creados para la ocasión, como poderosos guerreros con poderes que rozan lo divino. No obstante, poco serán los que no conocen alguno de los títulos basados en esta propuesta, si bien, Dynasty Warriors o Samurai Warriors vienen a ser títulos frecuentes en los diferentes catálogos de las diferentes plataformas desde hace casi 20 años.
Gestionando un imperio
Lo primero que hay que tener en cuenta con Dynasty Warriors 8 Empires es, que no se trata de un título exclusivamente de acción, si bien, uno de los principios que propone esta variante de la saga es poder ser gestor de una región. Puede que esta fase parezca una escusa para dar otro toque a la consecución de misiones en las que nos las veremos con miles de enemigos en combates sencillos y llenos de combos, pero ciertamente, esta variante aporta una riqueza de posibilidades que, dada la escasa presencia de juegos de estrategia y gestión en las consolas, puede resultar muy interesante.
Y es que dentro de las diferentes campañas que se pueden encontrar, como son las típicas propias de la saga literaria y de los videojuegos, como es La Rebelión de los Turbantes Amarillos, por citar la más clásica, nuestro rol en esta ocasión puede ser muy variado. Si bien, se puede tomar el control de uno de los personajes ya creado, tomando por ende el rol que este desempeñaría en la historia, podemos también crear nuestro personaje. A partir de ahí, poder ubicarnos en la aventura en un rol ya establecido, o bien, como agente libre sin facción a la que defender.
Gestionaremos un imperio, pero también nuestra relación con otros oficiales
A partir de aquí, si no nos va la idea de proclamarnos líderes y gestionar directamente todos los recursos, podemos ser captados por alguna facción, comenzando en lo más bajo de la jerarquía como soldado. Las batallas se sucederán e iremos ganando méritos, con los que, ser reconocidos como guerreros y poder ascender. Con los ascensos, iremos ganando responsabilidades que nos permitirán, por un lado gestionar recursos de regiones del reino, por otro lado, ser más responsable de nuestros actos. Llegará un momento en que ascenderemos a Oficial, posteriormente a Prefecto, Mariscal y, si el líder de la facción lo cree oportuno, hacernos cargo de todo el reino.
No obstante, según vamos avanzando, veremos como las opciones de gestión van incrementándose de forma notable, pasando de una gestión personal, en la que podemos relacionarnos con otros oficiales, entrenar, recuperarnos o participar en misiones que nos pueden conferir ventajas y objetos, a ser partícipes de la gestión de una región, donde tendremos que tener en cuenta la felicidad del pueblo, los recursos que obtenemos para el imperio, para la construcción de mejoras, la compra de armas y seguir labrando la reputación tanto fuera como dentro de los combates.
De hecho, la reputación es un aspecto muy importante a cuidar. En este título, no solo tendremos que labrarnos una reputación como luchador o líder, también deberemos cuidar nuestras relaciones personales con nuestros compañeros de facción. Una reputación que puede usarse para tramar revoluciones o para sufrirlas, incluso, para captar la atención de un miembro del sexo opuesto y tener descendencia con la que luchar en futuras batallas. Plantear riñas, enfrentarse a otros líderes con coacciones o invitar a nuestros oficiales a un banquete, son opciones que resultarán de vital importancia, aunque no lo parezca.
En períodos de 6 meses, lo que vienen a ser 6 turnos, podremos llevar a cabo una serie de decisiones que nos permitirán ascender poco a poco por la obtención de méritos, méritos, que si bien pueden lograrse haciendo caso a los requisitos durante el combate, también nos autoexigiremos en nuestra gestión momentánea haciendo misiones durante la gestión estratégica. Es evidente que el juego busca que el usuario sea partícipe del avance de la historia, algo muy diferente de la propia saga, en la que los jugadores simplemente avanzan a través de una historia en base a la consecución de combates. En esta ocasión, perder no suele significar que acabe todo, o que tengamos que repetir, ya que, incluso siendo capturados, estará en nuestra mano cambiar de bando, incluso, volver a ser agente libre y decidir nuestro destino.
Preparándose para el combate
No obstante, Dynasty Warriors 8 Empires sigue siendo el típico hack´n slash de toda la vida, poco ha cambiado la mecánica básica de este título cuando llega la hora de la verdad. Si bien, la gestión de los recursos y, previa a la batalla, el planteamiento estratégico del combate, dan cuenta de un planteamiento más ambicioso y menos lineal que lo que suele ser costumbre. Con cambios notables referidos a como transcurría esta fase previa en el Xtreme Legends, obtener armas y habilidades para activar durante el combate, no será tan sencillo.
Por un lado, en el clásico menú previo al combate, podremos acceder a la información referida a los desafíos disponibles para ganar más mérito, así como a la situación del combate, el mapa y una serie de aspectos estratégicos y de configuración personal. Y es que podremos elegir entre las armas que hayamos obtenido, dos, para lo que consideramos la afinidad del personaje a los diferentes tipos de armas que hay, que son muchas. Una vez seleccionadas las armas, tendremos que considerar también los potenciadores, items que podemos equipar en nuestro personaje para conferir ciertas capacidades adicionales. Pero hay un elemento nuevo e interesante, las cartas estratégicas, con las que equiparse para que, durante el transcurso del combate, se puedan hacer uso de ellas. Éstas vienen a proporcionar diferentes posibilidades de combate, desde ubicar torres de asedio o de arqueros, como plantear emboscadas, librarnos de una muerte reapareciendo de inmediato en la base principal o ejecutar poderes elementales para debilitar al rival o fortalecer a las tropas aliadas.
Divertido, directo y obsoleto, como jugar al primero de la saga
Cuando comienza el combate, con la típica banda sonora de la saga de fondo, la misión da inicio y tendremos que cumplir con nuestros objetivos. A priori, cualquier combate termina cuando se derrota al rival, aunque nos estemos defendiendo, pero hay que tener en cuenta que también podemos perder si nos hacen lo mismo. Ahora bien, en las misiones que implica la invasión, cuando invadimos, tendremos que hacer frente al líder de la facción, de forma obligada. Dividido el mapa con un número de bases repartidos para cada facción, en base al número de tropas, es lo de siempre, conquistar bases, derrotar generales y doblegar al rival. Ahora bien, en Dynasty Warriors 8 Empires han dispuesto diferentes tipos de base para que, a la hora de plantear la batalla, establezcamos diferentes objetivos.
Y es que entre las bases se puede observar que existe una interconexión que permitirá que la base principal siga recibiendo recursos varios. Con esto, si nos planteamos un ataque a una base por las que pasen dichos recursos, anularemos todas las que se encuentren después de ella. Resulta un tanto obvio, pero esta posibilidad permite jugar bazas muy interesantes en la consecución de las misiones, si bien, podemos sufrirlo nosotros también.
It´s Raining men
A la hora de combatir, como hemos indicado, se trata de un hack´n slash, donde con la simple combinación de dos botones ejecutaremos combos infinitos y eliminaremos miles de rivales. No estoy exagerando para nada, ya que uno de los alicientes de este juego siempre ha sido la gran cantidad de personajes que aparecen en pantalla. Y es que cuando aparece un ejército rival, parecen corderos que van al matadero, pues, no resulta demasiado complicado, mandar por los aires a todos estos con la consecución de golpes y poderes que mandarán por los aires a todo el que se ose a acercarse.
Obviamente, hay unos que no suelen volar con tanta facilidad, los oficiales, no obstante tampoco suelen plantar cara con demasiada persistencia. En cierto modo, la saturación de muertes que sube un marcador que difícilmente se queda quieto, resulta atractivo, sobre todo, porque con el avance de la campaña, o subiendo la dificultad en la pantalla de configuración, esto puede regularse y tener una experiencia algo más laboriosa, que no tiene porqué llamarse difícil. Con la consecución de golpes iremos cargando Mousou, con el que poder ejecutar algún movimiento final “ultra combo especial” de nuestro personaje.
Son muchos los enemigos en pantalla, el contador de muertes no cesará de subir
No podemos dejar a un lado algunos aspectos que rechinan un poco en este apartado, si bien, puede no tener un efecto que lastre la experiencia, si podemos asegurar que puede resultar incómodo a la hora de jugar. La cámara se mantiene, generalmente, estática en una posición, si bien, podemos cambiarla nosotros, cuando estamos en pleno combate y nos abordan enemigos por detrás, esta no cambiará si nosotros no interactuamos. Para ello, existe una opción bastante rápida, cubrirse, un botón que parece destinado a servir para cambiar la cámara más que para su función original, aunque en dificultades altas es recomendable. Pero esta cámara está fijada en un plano, alrededor nuestro, sin que, por mucho que lo intentemos, pueda verse un plano desde abajo y mirar al cielo, como si estuviese sujeta a un palo de selfie que no puede variar su perspectiva en altura. No resulta demasiado importante durante el juego, pero si que, para algunas cosas, limita mucho la posibilidad de disfrutar de otros aspectos secundarios.
No obstante, existe esa opción táctica que, sin llegar a ser del todo completa, nos permite abordar otros elementos que se pondrán en juego cuando sean empleados. Teniendo que configurar previamente ese equipamiento, optaremos a potenciadores, ventajas, recuperación de salud y estructuras ofensivas y defensivas que nos pueden ayudar, aunque todo esto es parte de los elementos que, como armas o accesorios que potencian atributos, deberemos desbloquear jugando mucho. Y es que a diferencia de Xtreme Legends, que cada vez que se eliminaba a un oficial nos otorgaban algún obsequio, aquí hay que sudar bastante para obtener esas armas elementales tan propicias para abordar los niveles más altos de dificultad.
Es evidente que en los aspectos básicos del juego se han cambiado pocas cosas, pero puede que sea precisamente esta acción simple y llena de combos repetitivos que lanzan por los aires y ejecutan a cientos o miles de enemigos, lo que hace realmente atractivo a este juego. Lejos de plantear un combate táctico en el que hay que equilibrar ataque y defensa, o poner un número de enemigos escueto, Dynasty Warriors siempre nos ha llevado a batallas campales donde todos, salvo los oficiales, están para recibir golpes y volar por los aires. Sencillo si, pero lo suficientemente atractivo y adictivo como para pasar un rato en el que no apetece pensar demasiado, o librarnos de las frustraciones o las tensiones diarias.
Todos los chinos parecen iguales
En cierto modo, si hay algo que no cambia es precisamente el apartado técnico y describiendo varios factores. Si bien, a lo largo de los combates vamos a poder comprobar que en lo referente a los soldados que aparecen en pantalla, son clones. Resulta un tanto desconcertante, aunque al no durar demasiado tiempo en pantalla, tampoco es algo que vaya a importar mucho, claro que, en otras ocasiones hacemos alusión a la repetición de un modelado varias veces, en este caso, son miles de veces, simultáneamente, en la misma pantalla. Tampoco es cuestión de pedir una diversidad tan alta, pero seguramente bien combinados no se notaría.
En el fondo este aspecto, puede resultar hasta gracioso, no obstante, es un simple problema que derivaría de que Dynasty Warriors puede considerarse como la saga que más ha explotado un mismo motor gráfico. Desde que lo mejoraron, allá por la generación de Playstation 2, no se puede negar que no se haya trabajado en el diseño incluyendo cada vez más elementos, más diseños, más opciones, nuevos efectos, un montón de movimientos, personajes, armas y opciones de personalización de personajes. Es extraño asegurar que Dynasty Warriors 8 Empires puede ser el juego que mayor variedad de opciones de personalización y, por tanto, variedad, ofrece de todo el catálogo de juegos, algo que no me extrañaría que lo fuese.
Ahora bien, puede que precisamente por tener que volver a hacer todo esto otra vez, no se cambie un motor gráfico que pide, a gritos, ser renovado. Pese a que el último Xtreme Legends parecía haber dado un ligero salto cualitativo, adaptándose bastante bien a una mayor resolución, con texturas y ligeros retoques en el modelado de los personajes y estructuras del escenario, el motivo por el que el resultado de este Empires es notablemente peor, es injustificable. Ya no es cuestión de que el motor gráfico esté desfasado, podría no estarlo si construyen de forma adecuada los modelados de los personajes y hacen un uso correcto de las texturas, las cuales, para esta ocasión, parecen haber confundido con las del primer juego.
Tras una mejora notable, el juego parece haber retomado el motor de hace dos generaciones
Las texturas resultan dolorosas, tanto como los impactos de los golpes que ejecutamos, si bien, no consiguen reflejar volumen, algo que bien podrían haber logrado, dando la sensación de que todo es plano y desfasado, pero no de la época que ahora es una moda pixelada, sino de ese período en el que por ver tres dimensiones daba igual lo demás. No podemos negar que hay una variedad ingente de texturas, que los mapas son bastante variados y suficientemente extensos, aunque no son más grandes que en otras ocasiones, pero su construcción parece más dirigida a un hardware de hace 10 años que a lo que tenemos ahora mismo. Para colmo, en ocasiones parece que tardan en cargarse, o en adaptarse de la resolución original a la resolución reescalada que se requiere para su visualización, deparando un efecto borroso que todavía es más nocivo a la vista.
Es una pena que un juego que tiene un potencial tan vasto se quede lastrado por no adoptar una postura más ambiciosa en lo técnico. Puede que no se requiera de reiniciar todo el trabajo, que sería una labor ardua y muy costosa, no obstante, se puede hacer algo para que el resultado no sea tan lamentable.
En la variedad está la clave
Como hemos insinuado, Dynasty Warriors 8 Empires nos va a ofrecer una amplia variedad de opciones y posibilidades, tanto a la hora de gestionar la aventura como a la hora de personalizarla. Como interesante novedad, la herramienta de edición y personalización ha incluído interesantes opciones que dan mucho juego a esta propuesta con principios de estrategia. En cierto modo, no hay escusa para que, no solo nuestro héroe, también nuestro ejército, se parezca al resto.
De hecho, para esta ocasión se ha dispuesto de la típica herramienta de edición de personaje, con la que alternaremos una cantidad impresionante de opciones de personalización del carácter, así como poder personalizar nuestro emblema, nuestro caballo, nuestro ejército, incluso, bastiones para los que podremos usar otros personajes creados por nosotros o el punto de partida de nuevas campañas. De este modo, cuando terminemos con las campañas propias del juego, podremos optar a diseñar nuestro propio escenario para recrear más campañas y batallas.
En cierto modo, los propios creadores han dejado constancia de esta herramienta incluyendo, de forma más o menos acertada, algunos caracteres un tanto extraños dentro del propio juego, como sería el caso de Hulk, Kitana y alguno más. No obstante, lo que realmente es interesante, es que la capacidad de creación del juego, con un amplio catálogo de opciones, permite gestionar muchas cosas, quizás demasiadas, requiriendo para ello mucho tiempo. Se podría decir que es una opción más para este juego, sobre todo, porque se puede hacer uso del multijugador para los combates, buscando así, a otro jugador que cooperará con nosotros, algo que también puede realizarse en la misma consola.
Variada personalización, incluso demasiada al introducir objetos poco apropiados para esta época
La variedad en la personalización es un factor a tener muy en cuenta, sobre todo, para que el juego pierda la esencia de la historia que nos relata, porque se pueden obtener resultados un tanto desconcertantes. Si bien, la heroicidad y el misticismo de una época tan legendaria, como son las batallas de las dinastías chinas, puede verse diluida cuando podemos crear personajes demasiado contemporáneos o ajenos a esta ambientación, que por otro lado, confiere cierta gracia, aunque esta dure poco.
Esto me suena a chino
Siendo un título tan interesante, sobre todo por el aporte que se realiza para albergar opciones adicionales con las que hacer campañas más intensas e interactivas, un problema que puede aparecer para muchos será la barrera del idioma. El juego no está traducido, siquiera, al castellano, de modo que todos los textos están en un perfecto inglés. Perfecto, pero también es excesivamente técnico en ocasiones, y dadas las explicaciones que, en parte se requieren para comprender todas las opciones, lo que puede que resultase complejo incluso estando traducido.
Con el eterno debate del coste que puede suponer traducir los textos, el que las voces de los personajes estén en japonés todavía resulta más confuso para la comprensión, si bien, durante las batallas, deberemos considerar lo que tanto enemigos como aliados suelen comentar, dando pistas sobre nuestros próximos objetivos o la situación general del combate. No se puede negar que, chinos hablando japonés y sin traducirse en los subtítulos, puede ser algo extraño de entender, pero la realidad es que, con un poco de tiempo, un diccionario a mano para traducir los aspectos de la fase de estrategia y obviando los comentarios durante el combate, el juego se disfruta igualmente, lo que da que pensar.
Estrategia como excusa para pelear
Dynasty Warriors 8 Empires es un título controvertido, primero, porque tras un magnífico Xtreme Legends, que parecía haber captado algo del salto generacional, parece haber tomado una estrategia conservadora, ofreciendo un producto cuya evolución parece haberse detenido en el tiempo. Si bien, técnicamente deja mucho que desear, la propuesta resulta mucho más interesante y variada de lo que otros juegos de esta licencia han ofrecido.
Podría ser un producto muy interesante, a tener en cuenta por esa facción de jugadores que no tienen opción de emplearse en juegos de géneros exóticos como es la estrategia en consola. La variedad de opciones y la mecánica de juego permiten ahondar en la experiencia siendo partícipes de la dirección que toma la historia en campañas extensas y llenas de conflictos, tropiezos y opciones. Ayudados por otro jugador, algo que podría revisarse considerando la cantidad de oficiales que puede haber en cada batalla, la preparación de todos los recursos para obtener una victoria es muy atractivo.
Con un elenco de posibilidades prácticamente infinitas, el lastre de una pésima realización lastra un producto que se muestra ambiguo. Una grata experiencia, tanto por la fase estratégica como por lo adictivo de los combates, que no se visualiza como debiera y que no se comprende por no estar traducido. Estos aspectos, que pueden parecer primordiales, pasan a un segundo plano gracias a la acción típica de esta licencia, si bien, no se pueden ignorar y en ocasiones, por lo exagerado de su deficiencia, puede evitar disfrutarlo como debería.
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Lo bueno
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- Las opciones de estrategia resultan muy interesantes
- Las opciones de personalización son muy extensas
- La acción es simple y espectacular
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Lo malo
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- Visualmente caducado, a veces doloroso
- No está traducido, puede ser confuso para comprender
- La IA aliada suele ser excesivamente blanda
- La escasa aportación del modo multijugador
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