Sé que es cruel porque no está el tema como para hacer bromas pero, un aumento del 21% a productos como Escape Dead Island es lo mejor que le puede pasar a la comunidad gamer como medida disuasoria ante un juego de este calibre.
La conocida saga de Techland, Dead Island pasa de una cámara en primera persona con toques de RPG a un juego de acción en tercera persona carente de inspiración y con muchas carencias. Es difícil afrontar el análisis de Escape Dead Island sin volcar en él la desesperación que acucia a un servidor al haber tenido que jugar semejante producto teniendo un buen fondo de armario con otros títulos, así que dejaré el sarcasmo y toda la mala leche en la introducción y seréis vosotros los que judgaréis si Escape Dead Island es un producto que valga la pena a tenor de lo que hayáis jugado o de lo expuesto en las siguientes líneas.
Nos vamos a Banoi
Escape Dead Island nos propone el investigar por qué una paradisíaca isla turística se fue al garete debido a una invasión de muertos vivientes. Para ello, nos ponemos en la piel de Cliff Calo que, junto con la chica que le hace tilín y un amigo que no pinta nada como vértice del triángulo, robamos el yate de nuestro ‘viejo’ y salimos en busca de ‘la historia del siglo’, siguiendo los rumores que apuntan al despertar zombie en las islas Banoi y, en concreto, Narapela.
De este modo comienza una historia que quiere dar luz sobre los interrogantes de la saga Dead Island ya que en todos los juegos tenemos una vaga visión de cómo se produjo el apocalípsis pero nunca hemos podido vivirlo en una precuela. Escape Dead Island pierde la oportunidad de hacer algo grande relacionado con la saga y los chicos de Fatshark mancillan el testigo de una saga que, si bien tiene sus fallos, resultaba entretenida y divertida.
La oportunidad de arrojar luz sobre los sucesos que asolaron el complejo turístico se difumina al encontrarnos ante una historia mal contada y de la que tenemos que extraer casi todo al leer los distintos documentos que encontramos repartidos por la isla y, lo peor de todo es que más que responder preguntas generan algunas nuevas aunque, eso si, tenemos que meternos mucho en el videojuego como para que lleguen a importarnos.
Te odio, Cliff
No, amigos, no me refiero a Clifford Bleszinski, sino al protagonista del juego al que controlamos tras un breve e insulso prólogo, un protagonista que es el clásico universitario deportista y guapetón de Estados Unidos que no deja de soltar comentarios ‘ingeniosos’ (anda, mira, como Bleszinski) pero que en realidad no es más que un mandado que irá de una punta a otra de la isla mientras intentamos resolver lo que pasó entre flashback y flashback sin sentido. En un par de lineas se puede resumir todo lo que Cliff Calo aportará a la historia de ‘personajes de videojuegos’
Escape Dead Island es un juego en el que tendremos que ir de un punto A a B para buscar una llave que abra un punto C, una llave o cinco, en alguna ocasión. Poco más habrá que hacer en esta aventura donde el punto dramático son las escenas intermedias creadas en plan ‘boceto’ donde se nos cuentan acontecimientos clave de la historia, como el desmayo de nuestra amiga o la visión de una puerta. Aparte de ser un mandado, Cliff es poco atlético para el cuerpo que exhibe y es que, cualquier pequeño escalón, por minúsculo que sea, se convertirá en un muro insalvable para nuestro joven protagonista obligándonos a dar un par de pasitos laterales hasta encontrar un suelo totalmente firme por el que poder continuar. Este es uno de los problemas más pequeños a nivel técnico que exhibe el juego, ya que el elenco continúa y pasa de este gracioso impedimento de la naturaleza hasta una inteligencia artificial digna de parvulario, que hará que los zombies no nos distingan si andamos en modo sigilo aunque claramente nos estén viendo, para culminar con un baile de bugs donde nos caeremos más de una y dos veces al infinito, eso por no mencionar la endiablada frecuencia con la que moriremos en Escape Dead Island, algo muy llamativo teniendo en cuenta todo lo anterior y que sólo puedo explicar de una forma: el combate es tan sumamente aburrido que nos lo tomamos a la ligera, no prestamos atención y claro, pasa lo que pasa.
Aunque parezca broma no lo es en absoluto y este, amigos, es el principal problema de Escape Dead Island: la jugabilidad en los combates. Puedes tener un protagonista veinteañero que no puede ni subir un minúsculo escalón, un protagonista fanfarrón que no deja de ser un ‘mandao’, puede no ser el juego más pulido del mundo, pero si eres un juego de acción, por lo menos intenta bordar ese apartado.
Lejos de ofrecer, por lo menos, una experiencia placentera en cuanto al apartado que se supone debes bordar, Escape Dead island nos presenta un control tosco, lento y pesado, con nula profundidad y donde todo se basa en combate cuerpo a cuerpo con ligeros toques de sigilo y unas armas a distancia que debemos aprender a utilizar ya que el modo de apuntado no es ‘fino’, por ser permisivo en cuanto al término. Tendremos el clásico botón para empujar, atacar y atacar más fuerte pero tendremos una interacción con el entorno muy justita, no podremos tirar a los enemigos por los numerosos barrancos, y una cámara lenta que se activará cada dos por tres cortando la acción. Eso, unido a la inusitada frecuencia con la que moriremos, convertirá a Escape Dead Island en un suplicio durante las diez horas, más o menos, que dura el producto.
Lo más triste de todo, es que hubo un momento en que caí al vacío en uno de mis intentos por subir un escalón y se me reinició la partida, obligándome a rejugar de nuevo el título aunque esta vez en una plataforma diferente, PC donde los datos se guardan en otro sitio.
Verde, que te quiero verde
Estaréis pensando: »por lo menos que se salve en el apartado audiovisual» pero la triste realidad es que Escape Dead Island utiliza un tipo de estilo, cel-shading, no para brindar un producto bonito, sino para tapar las terribles carencias en cuanto a poligonado y texturas se refiere.
Este tipo de diseño siempre nos deja juegos coloridos y Escape Dead Island no es la excepción, sin embargo si no le acompaña un buen diseño, el cel-shading no puede hacer maravillas y es lo que ocurre en este producto, con un diseño artístico nada inspirado y un apartado técnico que no acompaña, con una constante carga de texturas y un LOD demasiado agresivo y que vemos a muy corta distancia. Para que nos entendamos: cuando corremos la vegetación irá creciendo, literalmente, a nuestro paso y claro, visto un juego como Borderlands, que utiliza el cel-shading de manera magistral, o el antiquísimo Naruto de Ubisoft, Escape Dead Island nos deja, otra vez, con ganas de utilizar el disco como posavasos de diseño.
En el apartado sonoro el producto cumple, sin más, con una selección de voces que logra el aprobado sin ninguna actuación memorable pero tampoco criticable en exceso. En cuanto a la música, las melodías poco inspiradas y repetitivas y los efectos de sonido tan rudimentarios harán que redescubramos el placer de escuchar música, o la radio, mientras jugamos.
Cliff, vete a casa, estás borracho
En definitiva, se puede rascar muy poco de un juego como Escape Dead Island, un juego poco inspirado en todos y cada uno de sus apartados y que es el ejemplo perfecto de ‘producto que tiene que existir para aprovechar el tirón que da el nombre de una buena franquicia’. Un producto con problemas técnicos, jugables, historia sin oficio ni beneficio y un apartado sonoro que está porque tiene que estar.
¿Habrá a quien le guste? Está claro, y seguro que me estaréis poniendo a caldo por redactar este texto de la manera que lo he hecho pero entended que hay gente para todo y si no me tomo este texto con humor lo más probable es que hubiese sido más mordaz aun. Lo bueno de esto es que Techland necesita muy poco para encandilarnos con el futuro Dead Island 2.
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Lo bueno
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- Tiene logros
- Logros fáciles
- Ver morir a Cliff reconforta un poco
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Lo malo
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- Dificultad incomprensiblemente desmedida
- Graves, muy graves, problemas técnicos y gráficos
- Apartado sonoro olvidable
- Título repetitivo sin ningún trasfondo
- Misiones poco o nada inspiradas
- Son zombies, pero es que son demasiado tontos
- Bugs, algunos muy graves
- Lo mejor del producto es el ‘Dead Island’
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