La ambientación en conflictos contemporáneos nos ha dado joyas como la saga Call of Duty Modern Warfare. La ambientación futurista, con las introducción de nuevas mecánicas jugables que han dado mucho de sí, otras joyas como la saga Black Ops, con una excelente tercera entrega lanzada hace un par de años. Pero ya sabemos como es esto, y de vez en cuando apetece volver a lo viejo conocido. La vuelta a los orígenes, a la Segunda Guerra Mundial, venía siendo reclamada cada vez más por los jugadores de shooters. Con Battlefield 1, DICE nos trajo un título excelente que se remontaba a un pasado todavía anterior, a la Primera Guerra Mundial, muy poco explorado en los videojuegos.
Sin embargo lo de Sledgehammer Games es un retorno en toda regla. Un retorno a una Segunda Guerra Mundial, a un escenario que parece ideal para este tipo de juegos y para dar lugar a situaciones bélicas y épicas. Esa es solo una de las varias razones por las que los seguidores de la saga teníamos ganas de recuperar ese pasado. Os contamos ahora las demás, junto al resto de nuestro análisis de Call of Duty WWII para Xbox One.
Análisis de Call of Duty WWII – Xbox One
Call of Duty WWII presenta la misma estructura que ya conocemos de cada año. Es decir, nos encontramos con tres áreas, que se encuentran incluso diferenciadas mediante sus propios menús de inicio, como una muestra más de la independencia que tienen entre ellas: campaña, multijugador y zombis. Así que, de la misma forma, hablaremos de los tres modos de juego por separado. Al final el vínculo que queda entre los tres, es la jugabilidad marca de la casa, y no mucho más, pero en su con los tres, en su conjunto, Call of Duty WWII es un juego realmente completo, adictivo y tan divertido como siempre.
Una hermandad de hombres de a pie
A pesar de que hay quien ni siquiera la toca, las campañas de los Call of Duty suelen estar bastante bien. La de Infinite Warfare tenía sus momentos buenos, y la de Black Ops 3 era espectacular, con una buena variedad de situaciones en las que aprovechar la jugabilidad del título. Pero es cierto que entre tanto brazo mecanizado, se echaba en falta algo más de humanidad. Cosa que “la historia de una hermandad de hombres de a pie que luchan por la libertad (como en el propio juego se describe la campaña)” sí podía ofrecernos. Y además, porque hace tiempo que la Segunda Guerra Mundial dejó de ser un escenario tan recurrido en los shooters, y teníamos ganas de que una gran producción actual apostara de nuevo por enfrentarnos a los nazis desde una perspectiva realista (para lo demás ya tenemos Wolfenstein) y con las posibilidades técnicas de las consolas de ahora.
Y precisamente es ahí donde primero cojea la campaña de Call of Duty WWII. Bueno, la campaña y el resto del juego. Esta vuelta a los orígenes no se siente tan especial, tan novedosa ni sorprendente como cabría esperar. Esto se debe en parte al desarrollo de la propia trama y unas mecánicas que por mucho que echásemos de menos ya conocemos de sobra, que ahora comentaremos, pero también en buena medida a que su aspecto gráfico se siente demasiado viejo. Con un motor gráfico remozado que aguanta el tipo, pero no impacta y se queda lejos de las sensaciones que por ejemplo nos ofreció Battlefieled 1, o de lo que son capaces otros juegos actualmente (sin ir más lejos Destiny 2, de la propia Activision, pero desarrollado por Bungie).
Obviamente el salto técnico está ahí, pero se aprecia más en ligeros detalles que en la consistencia del conjunto. Hay efectos que continúan siendo muy planos, como las explosiones, iluminación o, sin ir más lejos, la destrucción de los escenarios. Dicho de otro modo, con juegos como Black Ops 3 o Infinite Warfare esta era una sensación que se disimulaba seguramente debido a la ambientación, pero con WWII su aspecto recuerda quizás demasiado a juegos de la pasada generación como los Modern Warfare.
No quiero que se malinterprete. Call of Duty WWII, como la gran producción que es, no luce mal, y además cuenta con unos efectos y apartado sonoro que sí que han mejorado bastante respecto a los primeros juegos de la saga, los que al igual que este se ambientaban en la WWII. El sonido de la guerra ahora sí es auténtico, y se deja notar tanto en el sonido de las armas como en los efectos durante la batalla. A excepción de cuando incomprensiblemente en el doblaje se cambian las voces de los personajes al pasar del alemán al español (no sé si en la versión en inglés ocurrirá lo mismo). Pero esto no quita el hecho de que, como decía, realmente esperábamos algo visualmente más impactante, tanto por diseño artístico como por calidad gráfica.
Una vez nos ponemos a disparar, eso sí, su rendimiento a 60 fps y la jugabilidad “de siempre” hacen que las sensación de cada disparo sea estupenda (especial mención a los momentos de francotirador o el semiautomático M1 Garand). Call of Duty WWII ha dejado de lado los saltos, los deslizamientos y el parkour, y como consecuencia de ello, se ha vuelto más lento. Pero eso no quiere decir que se haya vuelto tosco, ni mucho menos. El frenetismo y el gran ritmo de la campaña, que solo se corta por algunos momentos de infiltración que dan el pego correctamente, son los mismos de siempre y ahora están acompañados de escenarios que ya conocemos de otras ocasiones, pero que una vez más ponen los pelos de punta.
A eso también contribuye una campaña que ahora se preocupa de decantarse más por un toque dramático, y que aunque nos ponga constantemente ante situaciones típicas a través de un soldado llamado Daniels al que se le echa en falta carisma (casi que me gustan más los pequeñísimos momentos que pasamos controlando a otros, como la francesa Rousseau), tiene su punto de emotividad. No se logran alcanzar momentos realmente memorables, pero se echaba en falta una campaña así en un juego de este tipo, y se agradece que Sledgehammer Games, a pesar de no haber dado todavía con la tecla para contar historias, lo haya intentado con ahínco.
Por supuesto contamos con situaciones variadas que dan lugar a usar todo el arsenal o algunas fases a bordo de vehículos. Todos momentos bastante clásicos que rara vez sorprenden. Con una duración de unas 7 horas (dependiendo de la dificultad que elijamos y las ganas que tengamos de buscar los coleccionables que hay), al final nos quedamos con una campaña resultona, que entretiene y sube el nivel en sus dos capítulos finales, pero que no termina de celebrar la vuelta a los orígenes por todo lo alto.
Hay que mencionar también un pequeño cambio jugable que aunque no afecta significativamente, se agradece. En lugar de recuperar salud automáticamente al ponernos a cubierto, tendremos que hacer uso de botiquines. Tanto estos como la munición u otros objetos de apoyo durante las misiones nos son proporcionados por otros miembros de nuestra escuadra, a los que tendremos que acudir de vez en cuando. Esto hace que no debamos despegarnos mucho de ellos y debamos en todo momento tener más o menos claro qué van haciendo el resto de nuestros compañeros. Aunque en dificultad media o baja no importa demasiado y podemos ir más a saco, funciona de forma bastante interesante en las más altas.
El multijugador de siempre
Donde más brilla Call of Duty WWII, como esperábamos, es en el multijugador. A excepción del modo Guerra, una novedad de esta entrega, el resto son los modos habituales. Baja Confirmada, Dominación, Duelo por Equipos…, con modalidades para quienes busquen un reto mayor o jueguen en equipos. Todos los modos funcionan de forma similar a lo que estamos acostumbrados, y los escenarios presentan un diseño bastante clásico: con pequeños, con una zona central y un par de caminos laterales por los que cruzarlos para flanquear el respawn enemigo.
Todo esto ya lo conocemos, pero continúa funcionando increíblemente bien gracias a una jugabilidad que quizás carece de la profundidad de otras propuestas actuales, pero que ofrece lo que todo fan de la saga busca: partidas trepidantes basadas en reflejos, puntería y tácticas sencillas. Aderezado con una amplia cantidad de armas, accesorios y el habitual sistema de progreso, al que se le tiene totalmente tomado el pulso en la saga, que invitan a que vayamos probando con todo tipo de combinaciones. En esta ocasión contamos también con 5 divisiones que determinarán en cierto modo nuestro modo de jugar, ya que pueden otorgarnos diferentes ventajas en el combate, como correr durante más tiempo sin cansarnos, hacer menos ruido o llevar munición extra. Desde luego no se echa en falta contenido, y tampoco en cuanto a mapas.
Por último, tampoco faltan las rachas, la mayoría ya conocidas. Y cómo no, los enfados por esas partidas que nos salen malas, o en las que los rivales no juegan, digámoslo así, de la forma más limpia posible, intentando tomar nuestro respawn constantemente o campeando determinados puntos del mapa en lugar de dedicarse a cumplir los objetivos. Gajes del oficio, como quien dice, que no empañan en realidad una experiencia multijugador divertida, equilibrada y tremendamente adictiva; y además porque quien viene, ya sabe lo que quiere.
Luego tenemos el llamado modo Guerra, donde sí se ha buscado algo más de innovación, basándose en otros estilos de juego más de moda actualmente. Se trata de partidas en las que los dos equipos lucharán por llevar a cabo diferentes tipos de objetivos, que van variando conforme se desarrolla la partida, desde algo más clásico como tomar un punto, a algo menos habitual como escoltar un tanque. Lo mejor del modo Guerra es que nos permite salir por un tiempo del frenetismo del multijugador, a cambio de unas situaciones que requieren de mayor colaboración entre el equipo, y pensarnos al menos un par de veces cuál va a ser nuestro siguiente movimiento. No está nada mal llevado a cabo, y puede dar lugar a partidas bastante épicas. Sin embargo, sus solo tres mapas se antojan algo escasos, como si la propia Sledgehammer no hubiese tenido claro del todo si esta era una apuesta segura. Tampoco lo estoy yo, la verdad, porque aunque es divertido y se agradece mucho su inclusión, me parece que los modos clásicos terminarán comiéndole la tostada, una vez más.
El Cuartel General es otro de los ejemplos que demuestran que a pesar de todo la saga Call of Duty no es ajena del todo a lo que hay fuera de sí, y aunque sea en muy pequeños sorbitos, también bebe de influencias y tendencias exteriores. Sledgehammer no se ha ido muy lejos, ya que el Cuartel General de Call of Duty WWII tiene más de la Torre de Destiny que de cualquier otro juego, pero está bien que de vez en cuando se levante la vista también para mirar lo que hace el vecino, porque no le sienta nada mal al juego. Es un añadido que no afecta para nada a nivel jugable, pero que nos permite desconectar un poco entre partida y partida para abrir un par de cajas (¡vaya!), renovar los contratos, interactuar con otros jugadores o alguna que otra actividad como los minijuegos.
Los contratos serán totalmente reconocibles por quienes hayan jugado a Destiny. Es un modo interesante para acelerar un poco la obtención de mejoras y experiencia a través de objetivos como hacer un determinado número de bajas en un modo de juego, o ganar cierto número de partidas en un tiempo limitado. El premio, además de la experiencia, son las cajas, que entre otras cosas nos pueden otorgar elementos estéticos con los que personalizar un poco más a nuestro soldado. También nuevos gestos. Ahí lo ha intentado el estudio, pero lo siento, porque eso de “hacer el tonto” sigue siendo más divertido en Destiny u Overwatch. No pasa nada, hay camino por recorrer y gente con talento para ello.
Zombis nazis
El modo zombis era otra de las grandes promesas para este año. Sledgehammer había prometido también una vuelta a un estilo más serio, sobre todo tras el experimento con el modo de la última entrega. Y el modo zombis una vez más es de lo más divertido. Cosa que no deja de sorprendernos por lo extramadamente sencillo que es en realidad, pero la eficacia que tiene para enganchar al personal y picarnos a jugar un nuevo intento para superar nuestra marca anterior. Ha desaparecido alguna mecánica, como el tema de andar poniendo barricadas, que por otro lado quizás tampoco tenía tanto sentido, pero a cambio se ha introducido alguna que otra novedad.
En esencia, el modo sigue siendo lo mismo de siempre. La vuelta a un tono más oscuro es cierta, pero ya sea por la cuestión técnica que comentábamos anteriormente, o porque en el fondo el terror no casa con el modo de juego, nos volvemos a quedar con un modo de juego frenético, que ha bajado un poquitín el ritmo, pero que sigue encontrando su máximo potencial en ser disfrutado junto a amigos. El tono oscuro, a pesar del intento de ponernos en situación a través de un prólogo bastante interesante, se queda más bien en eso: un tono. Y la estética más seria le sienta bien, sin ser algo realmente muy espectacular o sorprendente.
La nota positiva es que además del enganche que ya de por sí supone la superación de rondas, el sistema de progreso dentro de este modo sigue siendo tan excelente como en el multijugador. Y además de cosas más estéticas, tenemos una especie de sistema de cartas con las que obtener algunas bonificaciones (muy al estilo Titanfall, por poner un ejemplo), y la posibilidad de elegir entre varias clases, que nos otorgan alguna habilidad extra durante la partida. Un elemento más que sin ser muy profundo aporta su granito de arena a ese toque cooperativo para el que está ideado el modo.
Conclusión
Call of Duty WWII no es un juego redondo, pero sí muy completo en todos sus aspectos. Se echa en falta un salto gráfico más grande y una campaña con más personalidad. Pero su jugabilidad, el multijugador y el siempre divertido modo zombis compensan con creces esta vuelta a la Segunda Guerra Mundial. Tanto si sois fans incondicionales de la saga, como si esperabais con ganas esta vuelta a los orígenes, Call of Duty WWII es un juego que no os va a defraudar porque tiene mucho que ofrecer. Es cierto que esperábamos más de él, y que a pesar de que el objetivo principal consistía en recuperar las sensaciones más clásicas, hay ideas que va siendo hora de renovar. Pero más allá de esto, la jugabilidad Call of Duty está de vuelta con una propuesta que ha querido ir un pasito más allá, y eso siempre es una buena noticia. Buen trabajo por parte de Sledgehammer Games.