Regresa a nuestras consolas el detective londinense más famoso de la historia. Hablamos, por supuesto, de Sherlock Holmes, personaje creado por sir Arthur Conan Doyle y que desde hace más de 120 ha resuelto innumerables casos, canónicos y no-canónicos. En este caso el vecino más ilustre del 221B de Baker Street y su inseparable compañero de piso y fatigas, el doctor John Watson, tendrán que resolver los seis casos planteados por los chicos de la desarrolladora ucraniana Frogwares.
Sí, a diferencia de los anteriores juegos de la franquicia de Sherlock Holmes, Crimes & Punishments no nos plantea un único gran caso a través del cual nos tendremos que ir abriendo paso a lo largo del juego, sino que deberemos hacer frente a un total de seis desafiantes crímenes sin relación alguna entre si.
Pero que esto no os eche para atrás. Que Sherlock Holmes no se tenga que enfrentar al Napoleón del Crimen, es decir, al profesor James Moriarty, al legendario Jack el Destripador, al culto de Cthulhu o al ladrón de guante blanco Arsenio Lupin (generando así una especie de crossover entre las novelas de Doyle y las del francés Maurice Leblanc), no significa que los casos que se nos plantean en este título guarden menos interés. ¿Cómo pudo desaparecer un tren delante de nuestras narices o cómo se las apañó el asesino para hacer desaparecer el arma del crimen en una sala en la que no hay escondite posible? A lo largo de Crimes & Punishments descubriremos hasta donde puede llegar el ingenio humano cuando se trata de matar.
¿Quién, cómo y por qué?
Las reglas básicas de la criminalística establecen que un investigador necesita saber tres cosas para poder llevar a cabo una acusación. Hay que averiguar cuales fueron el arma del delito y la oportunidad del asesino para llevarlo a cabo, el móvil que le empujó a éste a llevar a cabo semejante acto, y sobre todo es necesario conocer la identidad del culpable. Esas son las preguntas sobre las que deberemos de arrojar algo de luz en cada uno de los seis casos.
Primero empezaremos por investigar el asesinato de un antiguo capitán ballenero que ha sido clavado a la pared de su cobertizo en el jardín con uno de sus propios arpones (bueno, ahí lo del arma homicida queda bastante claro desde el principio). En el segundo caso seremos testigos de como un tren se desvanece en la niebla segundos antes de llegar a la estación en la que Sherlock y John esperan su llegada, y tras esto, comenzaremos a indagar su desaparición. Ya de vuelta en Londres nos pedirán que investiguemos el asesinato de un arqueólogo en unos baños de vapor, cerrados con llave desde dentro y en el que sólo hay tres sospechosos posibles: los otros tres usuarios del baño de vapor. Pero habrá un problema: el arma del crimen ha desaparecido y no hay lugar en el que esconderla. El siguiente caso es sin duda el más corto, pero entraña cierta dificultad. Un importante lord ha sido asesinado en el salón de su casa, y los asaltantes han atado a una silla a su esposa. El quinto caso comenzará simplemente como la investigación del robo de unas plantas exóticas de la exposición de los Reales Jardines Botánicos de Kew, pero Holmes pronto desviará su atención a la sospechosa muerte por infarto del director de los jardines. Y por último, Wiggins, cabecilla de los Irregulares de Baker Street (la suerte de policía secreta al servicio de Sherlock Holmes compuesta por los pillos y pilluelos de Londres), le pedirá a Holmes que investigue el doble asesinato por el que lo han arrestado y que el hermano asegura que cometió un hombre que se desvaneció en las sombras.
Algunos parecen simples a primera vista, pero averiguar la auténtica verdad exigirá buenas dosis de ingenio e intuición. Nuestro trabajo será averiguar precisamente «¿Quién, cómo y por qué?», y con el nuevo sistema que han implantado los chicos de Frogwares, con el que puedes llegar a diferentes conclusiones incluso teniendo las mismas pruebas, será todavía más difícil llegar a las conclusiones correctas.
¡Elemental!
Crimes & Punishments mantiene la esencia de las mecánicas de las anteriores entregas de la franquicia (al menos las aparecidas en consolas). Al igual que en Sherlock Holmes contra Jack el Destripador o El Testamento de Sherlock Holmes (y en general cualquier juego en el que tengamos que investigar un crimen), nuestro trabajo empezará por visitar la escena del crimen, examinar las pruebas y hacer algunas preguntas a los allí presentes, normalmente testigos o el primero en llegar. De ahí en adelante ya depende del caso y del tipo de prueba recogida. Algunas son lo bastante reveladoras como para ayudarnos a seguir adelante sin tener que procesarlas, pero otras exigirán una mayor atención y deberemos analizarlas en nuestra mesa de laboratorio en el salón del apartamento en Baker Street, buscar información sobre ellas en nuestros archivos, preguntar por ellas a los testigos o sospechosos, o simplemente encontrarles alguna utilidad. Obviamente, analizarlas en el laboratorio de Baker Street resulta, desde un punto de vista jugable, la opción más interesante, ya que, como en las anteriores entregas, la mayor parte de las veces esto supone un puzzle al que deberemos aplicarle todo nuestro ingenio y suponen uno de los elementos más divertidos del juego. Estos puzzles que realizamos en la mesa de laboratorio se suman a los típicos puzzles de cerradura en los que tenemos que solucionar un acertijo para lograr abrir una puerta, caja fuerte o similares. Sin embargo, tras haber terminado el juego, a uno le queda la sensación de que el número de puzzles, tanto de los de laboratorio como de los de cerradura, ha disminuido drásticamente respecto a El Testamento de Sherlock Holmes, juego que presentaba algunos acertijos endemoniadamente complejos. Y no sólo ha disminuido la cantidad, también la dificultad de éstos, limitándose en la mayoría de los acertijos de cerradura a puzzles prácticamente idénticos, empleando el mismo sistema en el que tendremos que hacer coincidir las líneas de varios cilindros superpuestos.
Por contra, el sistema de deducciones ha sido mejorado, y supone una de las más gratas sorpresas del juego. Esta vez en lugar de tener una serie de deducciones sacadas a partir de las pruebas y declaraciones de los personajes, tendremos una serie de ideas sueltas que tendremos que emparejar, las cuales nos darán una deducción. A medida que vayamos haciendo nuevas parejas, algunas de las deducciones nos darán una segunda opción y tendremos que escoger cual es la correcta. Cuando tengamos suficientes deducciones hechas, el sistema las enlazará en otra deducción más grande (y a diferencia de los juegos anteriores, ya no son anotaciones de cuaderno, sino neuronas que se van uniendo entre si haciendo sinapsis), y así sucesivamente hasta que lleguemos a la deducción final. Lo bueno de este sistema es que si elegimos mal las deducciones, podemos llegar a una conclusión final errónea y condenar (o exonerar) a una persona inocente, o al menos a alguien que no ha cometido el crimen que le pretendemos endosar. Por suerte una vez hemos terminado el caso, el juego nos permite comprobar si hemos solucionado bien el caso, eligiendo al culpable correcto (y en algunos casos también el arma), y siempre nos permitirá volver atrás y elegir otro final. Además, siempre que lleguemos a una conclusión final tendremos que hacer una decisión moral que generalmente supondrá condenar rotundamente al culpable o exonerarlo basándonos en circunstancias atenuantes como defensa propia, enajenación mental, etc. De ahí el nombre del juego, ya que nosotros seremos quienes decidamos cuales serán los castigos para los crímenes cometidos.
Otro detalle interesante que tiene el juego es que cuando hablamos con un personaje podemos analizarlo. Pasaremos a una especie de tiempo congelado y pasando el puntero por el cuerpo del personaje encontraremos zonas resaltadas que nos darán detalles sobre la vida y la personalidad de éste, de manera que se generará un perfil del sujeto en cuestión. Desgraciadamente es algo que está poco aprovechado. La primera vez que lo hacemos da la sensación de que va a ser algo bastante útil, ya que haber analizado al personaje nos sirve para rebatirle una respuesta, pero durante el resto del juego, de los 26 perfiles que realizamos en total, sólo recuerdo uno más en el que haber analizado al personaje haya sido útil.
La clave está en saber observar…
La verdad es que El Testamento de Sherlock Holmes ya sorprendía gratamente por su calidad gráfica, y Crimes & Punishments lo hace todavía más. Lo cierto es que la gente de Frogwares ha conseguido un dominio del Unreal Engine 3 bastante notable y le ha dotado a este juego de unos gráficos sorprendentes, sobre todo para un título de estas características. Especialmente llamativas son las caras de los personajes en las que se pueden apreciar numerosos detalles, como por ejemplo los poros de la piel del propio Sherlock Holmes en el que casi se pueden apreciar los pelos recién afeitados. Lo único que puede enturbiar un poco esta magnífica calidad gráfica son las animaciones de movimiento de los personajes. Sin embargo esto se soluciona fácilmente cambiando el punto de vista de Sherlock Holmes de tercera a primera persona, algo que además ayuda a la inmersión en el juego.
Pero no sólo los personajes disfrutan de unos gráficos extraordinarios. El entorno es algo importante en un juego de este corte, ya que es lo que más hay que observar si se quiere seguir adelante. Y buenos sabedores de esto tras una década haciendo juegos de Sherlock Holmes, Frogwares ha prestado atención a los escenarios, los cuales están plagados de detalles que a menudo distraen la atención. Desgraciadamente hay muchos elementos que no se pueden analizar pero que querríamos hacerlo, lo cual nos podría servir como distractor en las investigaciones, haciéndolas así algo más desafiantes.
En lo que a diseño se refiere, la única mácula que se le puede achacar al juego es que los diseños de John Watson y el inspector Lestrade se asemejan demasiado y en algunas ocasiones puedes llegar a creer que quien aparece en pantalla es Watson cuando en realidad se trata de Lestrade. Por lo demás Crimes & Punishments tiene un diseño victoriano impecable. Las ropas de los personajes, sus caras, los escenarios y los objetos están diseñados con máximo detalle. Hasta la más mínima colilla de cigarro está representada. Sin duda es algo que ayuda a sumergirse profundamente en el juego.
…y en saber escuchar
Desgraciadamente el último título de la serie de Sherlock Holmes que llegó doblado al castellano fue Sherlock Holmes contra Jack el Destripador, que además tenía un magnífico doblaje. Tanto El Testamento de Sherlock Holmes como éste Crimes & Punishments vienen con el doblaje original en inglés. Para quienes no dominen la lengua de Shakespeare el juego ofrece subtítulos en castellano que vienen activados por defecto. Por suerte el acentillo británico de los personajes y el deje callejero de algunos personajes (que sin duda habría desaparecido con el doblaje al castellano), hacen que sea un placer jugarlo en versión original.
En cuanto a los efectos de sonido no hay gran cosa que decir. Es un apartado correcto, sin filigranas, pero el título tampoco lo exige. Dependiendo del entorno podemos oír de fondo diferentes ambientes que nos sumergen más en la partida, de la misma manera que lo hace la música, que en ciertas ocasiones forma parte del propio entorno (como cuando nos adentramos en el típico pub inglés). Sin embargo se echa de menos las clásicas notas de violín asociadas a la afición del propio Sherlock Holmes por este instrumento de cuerda.
Concluyendo el caso
Sherlock Holmes: Crimes & Punishments es un digno sucesor de la franquicia de Sherlock Holmes. Probablemente desde un punto de vista argumental no se trate del mejor de la saga, sobre todo porque son seis casos sueltos y no componen una trama elaborada como los anteriores, pero no por ello tiene menos interés. Además, el nuevo sistema de deducciones con el que se puede llegar a una conclusión errónea y condenar a un inocente resulta la mar de interesante. Desgraciadamente el juego es menos desafiante que los anteriores, no sólo porque los puzzles se puedan saltar, sino porque estos han disminuido en cantidad y dificultad. Por suerte es un placer comprobar que aunque se trate de un juego «pequeño», gráficamente supera incluso a títulos mucho más importantes. Sin duda es un juego que merece mucho la pena jugar.