Miles de estudios independientes de todos los rincones del mundo tratan de hacerse un hueco en la industria del videojuego, donde dominan las grandes producciones y las enormes corporaciones únicamente interesadas en ofrecer títulos de acción que generen rápidos ingresos. En contraposición a esta postura tenemos pequeños grupos de desarrollo como el que hoy nos ocupa: Moondrop. Se trata de un estudio noruego que centra sus esfuerzos en hacer juegos que sean “interesantes, bellos y respetuosos con el jugador”. Hasta ahora habían desarrollado dos obras: Kesper’s Keep y Amphora. Ahora tratan de dar un paso más hacia el reconocimiento con Degrees of Separation.
Su nuevo juego se enmarca en el manido género de los plataformas en dos dimensiones cuya principal mecánica para avanzar es la resolución de puzles. No es sencillo destacar en este campo, pero desde Moondrop lo han intentado con algunos de los elementos que ya le habían funcionado en el pasado y con algunas ideas frescas y bien ejecutadas. A continuación detallaremos los entresijos de este Degrees of Separation, videojuego ya disponible en Xbox One y que es especialmente recomendable para jugar de forma cooperativa con otro usuario en una misma habitación.

Ember, la chica fuego, y Ember, el chico hielo, son los protagonistas de esta aventura.
La atracción de los polos opuestos
La principal arma de Degrees of Separation es la de permitirnos jugar con un amigo cooperativamente a esta aventura. Y es que el videojuego de Moondrop está protagonizado por dos personajes: por un lado tenemos a Ember, una joven que vive en un mundo veraniego dominado por el calor y el fuego; por el otro tenemos a Rime, un joven cuya vida transcurre en un gélido mundo invernal en el que el frío es el verdadero protagonista. Una vez transcurridos unos minutos de juegos ambos personajes cruzarán sus caminos y se verán obligados a colaborar para poder avanzar por el mundo.
La particular del título de esta compañía noruega es que Ember y Rime no interactúan de forma directa, pues una barrera casi imperceptible les separa. Lejos de ser un mero elemento visual, esta barrera influye de forma definitiva en la jugabilidad de Degrees of Separation, pues dependiendo en qué parte de la pantalla esté situado cada personaje será su mundo (cálido o gélido) el que mande. Así las cosas, colocar a Ember y Rime en la posición adecuada es la verdadera clave para poder resolver la inmensa mayoría de puzles que se nos proponen a lo largo de la aventura.
El cooperativo local que nos ofrece el videojuego desde el principio es un gran atractivo y aliciente. Cada jugador controla a uno de los personajes, por lo que, una vez conocidas las sencillas mecánicas, todo se hace muy intuitivo y el ritmo del juego aumenta considerablemente. Todo lo contrario ocurre si juegas en solitario. Y es que aunque el juego sigue teniendo virtudes y funcionando sólidamente para un solo jugador, lo cierto es que la resolución de puzles se vuelve algo más engorrosa que jugando en compañía. No es de extrañar, pues cada pocos segundos hemos de estar cambiando de personaje y pulsando un botón adicional para indicar al otro personaje cuándo debe acercarse a nuestra posición.

Combinar los poderes de ambos es vital para superar los puzles.
Canción de hielo y fuego
Como ya hemos avanzado, casi todos los puzles que hay que resolver a lo largo de Degrees of Separation se basan en la premisa de usar el calor de un mundo y el frío del otro para influir en el contrario y así poder modificar el terreno por el que nos movemos. Pongamos algunos ejemplos: en ocasiones debemos accionar ascensores cuya fuente de energía es un farol. Para poder ponerlo en funcionamiento tenemos que colocar la influencia del mundo de Ember, la chica fuego, dentro de la zona en la que se encuentra la lámpara. Si fuera Rime, el chico hielo, quien estuviera en esa zona el farol no se encendería y no podríamos avanzar.
Expliquemos ahora un ejemplo contrario: a lo largo de la aventura nos encontramos con multitud de pequeños lagos por los que Ember puede sumergirse sin ningún tipo de problema. Sin embargo, al entrar en contacto Rime con ellos los convertirá automáticamente en suelo helado. De este modo podemos usar una misma masa de agua como camino sólido o como superficie subterránea para alcanzar ítems que se encuentren debajo del líquido elemento. No obstante no todos los puzles de la aventura, como decíamos anteriormente, tienen al fuego o al hielo como protagonistas.
Y es que en ocasiones sencillamente deberemos hacer que uno de los dos personajes se agarre a una cuerda para abrir un camino para el otro, o viceversa. Casi todos los puzles requieren una cierta velocidad de manos y agilidad mental para no retrasar su resolución más de lo necesario, aunque ninguno es especialmente difícil como para hacer que nos atasquemos. La mecánica cambia por completo si jugamos cooperativamente, pues lo que debemos hacer en ese caso es coordinar nuestros movimientos, lo que convierte a Degrees of Separation en un videojuego mucho más dinámico y, a la postre, divertido.
Si bien los puzles son fáciles de entender, algunos son complicados de ejecutar si jugamos de forma individual. Y es que algunos de los acertijos que propone Moondrop requieren resolver la situación en un tiempo determinado, por lo que tener que controlar dos personajes al mismo tiempo dificultará la tarea. Como concepto de juego es un éxito, pero solo si se mira desde la perspectiva del modo cooperativo. Por otro lado, en cada nivel deberemos recoger todas las bufandas que nos encontremos. Hacernos con ellas es fundamental, pues son las que nos permitirán acceder a puertas (o niveles) de mayor dificultad y, así, progresar en la aventura.

Coordinación y agilidad son otros dos elementos fundamentales.
Mundos separados
Dado que la colocación de cada personaje en un punto concreto es importante para resolver los puzles, ninguno de los dos se mueve sin que tú se lo digas. En ocasiones se trata de un problema. Nada grave, pero sí algo tedioso. Y es que mientras estás controlando a un personaje a toda velocidad para avanzar hasta el siguiente puzle el otro se queda completamente estático y tienes dos opciones: cambiar de personaje y repetir el trayecto que ya has hecho con el otro; o pulsar el botón de “llamar a aliado”, pero lo cierto es que su funcionamiento es bastante cuestionable. La inteligencia artificial actúa a medias y, en ocasiones, por más veces que llamemos al aliado este no pasará de determinado punto.
Donde no se tambalea Degrees of Separation ni un ápice es en lo visual y lo sonoro. Se trata de un videojuego en dos dimensiones, por lo que Moondrop solo ha tenido que hacer hincapié en la parte jugable delantera y la trasera, que son meros decorados estáticos con algunos elementos móviles. Sea como fuere, la estética del videojuego es verdaderamente bella y la combinación del rojizo verano y el azulado invierno resulta indiscutiblemente exquisita. No solo es que la pantalla esté siempre dividida entre los dos mundos, sino que la transición cuando cambiamos de lado de la pantalla a Ember y Rime es inexistente, lo cual genera un bello efecto en el fondo de la imagen.
Como ya decíamos, el apartado gráfico y artístico no es lo único que destaca en lo audiovisual en la tercera obra del estudio noruego Moondrop. Y es que a nivel sonoro estamos también ante un título que se nota cuidado hasta el último detalle. La banda sonora es deliciosa, poco intrusiva y deja espacio a la belleza visual. De hecho, también deja espacio y da la oportunidad de destacar a la narración, permanentemente presente a lo largo de la aventura, de Kira Buckland, conocida por haber puesto la voz en inglés a 2B, una de las protagonistas de NieR: Automata, todo un sello de calidad sonora.
Desde Moondrop ya han avanzado que los problemas con la inteligencia artificial son uno de los principales focos de su trabajo actual, así como la incorporación de un cooperativo online. Por ahora estas características todavía no están introducidas en Degrees of Separation, pero una vez estén incorporadas estaremos ante un plataformas muy sólido, especialmente jugado en compañía.