Tras la intensa Temporada de la Sangre, Diablo IV estrenó el 23 de enero su tercera temporada bajo el título «Temporada de los Autómatas». Para los fans acérrimos de la serie, como yo, esta temporada ofrece una experiencia fresca y renovada, cuya esencia radica en las maravillas mecanizadas llamadas Autómatas, criaturas mecánicas que adoptan la forma de escorpiones, arañas y otros insectos, además de las habituales entidades demoníacas.
En compañía de nuevos aliados, nuestro héroe tiene la misión de evitar que el demonio Malphas se apodere de una antigua tecnología conocida como ‘el Telar’, lo cual, como siempre, resultaría en la dominación de Santuario por fuerzas malévolas. Ahora, después de sumergirme en las entrañas de Santuario y enfrentarme a los Autómatas, es hora de reflexionar sobre si esta temporada cumple con las expectativas, explorando sus aspectos más destacados y sus desafíos inherentes.
El atractivo inicial de las criaturas autómatas
La inclusión de los Autómatas como una nueva amenaza mecánica en Diablo IV inicialmente trae un cambio refrescante al juego. Desde escorpiones metálicos hasta arañas mecanizadas, los Autómatas aportan una estética única al mundo de Santuario. La primera vez que me enfrenté a estas criaturas, quedé impresionada por su diseño y la sensación de enfrentarme a algo verdaderamente nuevo.
Sin embargo, a medida que avanzaba la temporada, la novedad se desvanecía gradualmente, y los Autómatas comenzaban a sentirse más como una variación temática de los enemigos habituales que una experiencia completamente nueva. Pero bueno, ahí quedan para siempre en el amplio bestiario de Diablo IV, y es de agradecer el esfuerzo por seguirlo nutriendo de novedades.
Trama y cuerpo narrativo
La línea de misiones sigue el formato habitual de búsqueda, investigación y aniquilación de hordas de enemigos. Las incorporaciones más notables son los nuevos eventos de Temblor Arcano y las Cámaras, mazmorras plagadas de trampas, tal como le gusta a Malphas en sus cavernas mortales.
Porque la trama de la Temporada de los Autómatas se centra en la amenaza de Malphas, un demonio con la ambición de controlar el Telar, una antigua tecnología con el potencial de cambiar el destino de Santuario. Aunque la premisa es a priori intrigante, la ejecución de la trama deja un poco que desear.
Esto es en gran parte debido a que las decisiones lineales en la narrativa restan libertad al jugador, y las revelaciones en la historia no logran impactar de la manera esperada. En comparación con tramas anteriores de la serie, la Temporada de los Autómatas carece de momentos memorables y giros que te mantengan totalmente comprometido, pero no es mala, simplemente, es diferente.
El Senescal, tu nueva compañía mecánica
La introducción de El Senescal, un compañero mecánico, es la gran adición de la temporada. Este aliado agrega una dimensión estratégica al mundo de Santuario, aunque la ejecución deja algo que desear. El Senescal brinda apoyo en la batalla con habilidades útiles, pero su presencia no logra destacar como un elemento integral de la experiencia de juego. La falta de opciones significativas de personalización para El Senescal también limitan su utilidad y conexión emocional con los jugadores, aunque aporta cierta compañía y novedad en nuestro periplo por las tierras de Santuario.
Desafíos en las Cámaras
Las Cámaras, las nuevas mazmorras llenas de trampas y enemigos desafiantes, ofrecen una experiencia táctica y estratégica. Recorrer estas estructuras requiere planificación y habilidad, y las recompensas al final de las mismas proporcionan un incentivo adicional para enfrentarse a sus peligros. Sin embargo, la dependencia excesiva de trampas y obstáculos a veces resulta frustrante, generando dudas sobre si la dificultad está verdaderamente equilibrada de manera justa, o si se basa demasiado en la frustración en lugar de la habilidad del jugador.
Piedras de Mando y personalización
La introducción de ‘Piedras de Mando’ y la capacidad de afinar las habilidades del Senescal suponen una oportunidad para personalizar la experiencia de juego. Aunque personalizar las habilidades de mi compañero mecánico según mi preferencia y estilo de juego me ha resultado gratificante, con la limitada variedad de opciones y la presencia de duplicados de piedras he visto reducida la profundidad de este aspecto. Una gama más amplia de estos ítems y opciones de afinación me habrían permitido sentir que se estaba dando una forma única a la experiencia de juego.
Valor del Battle Pass y sus cosméticos
La Temporada de los Autómatas agrega una gran cantidad de formas adicionales de ganar experiencia con la incorporación de Temblores Arcanos y Cámaras para los devotos jugadores de Diablo. Con estos, es posible llegar fácilmente al nivel 90 antes del 16 de abril de 2024, cuando termina la temporada. Dada la cantidad de nuevo contenido de juego, es probable que alcance el final del Pase de Batalla antes de que esta concluya. En este sentido, parece más fácil que otras de completar.
Todo el equipo tiene un toque mecánico, desde la piel de montura Clockwork hasta el elaborado conjunto de armaduras Adamant. El paquete es decente, pero no diría que haya algo que absolutamente deba tener. Estaría más inclinada a gastar platino en algunos cosméticos geniales en la tienda. Completar el Pase de Batalla otorga 700 de platino, pero lamentablemente no cubre el costo de un solo artículo de la Tienda.
Aunque hay una gran variedad de tipos de cosméticos. Los emotes, lápidas y portales basados en clases son formas decentes de diferenciar aún más tu personaje jugable de los demás, pero nada destaca de manera notable. Con la introducción de El Senescal, me hubiera encantado tener algunos cosméticos dedicados a personalizar el bicho.
Conclusiones finales
La Temporada 3 de Diablo IV: Los Autómatas, me ha llebado por un viaje con altibajos a través de un Santuario Mecánico. Los enemigos mecanizados cautivan con su estética única, pero a medida que avanzamos la novedad se desvanece. La trama, aunque sólida en premisas, carece de la profundidad y el atractivo con los que Blizzard suele imprimir la serie.
El Senescal, aunque prometedor, no logra destacar como un compañero inolvidable, y las Cámaras podrían beneficiarse de un ajuste en el equilibrio de la dificultad. La personalización a través de Piedras de Mando y afinación proporciona un toque estratégico, pero su alcance limitado limita su impacto en la experiencia general del juego.
En cuanto al Battle Pass y los cosméticos, están chulos, hay una variedad decente, aunque no hay elementos verdaderamente excepcionales para no dejar que algunos jugadores puedan cuestionarse si ha merecido la pena la inversión.
A medida que Diablo IV evoluciona, tengo fe en que Blizzard escuche el feedback de la comunidad para mejorar las futuras temporadas en el vasto y siempre peligroso mundo de Santuario. La Temporada de los Autómatas puede no haber cumplido completamente con las expectativas, pero ha dejado sus cositas interesantes en Diablo IV, tanto si compras el Pase de Batalla Premium como si no.
Si eres fan y gran jugador de Diablo IV, querrás jugarla, así que no puedo dejar de recomendarla 👌