La galaxia, infinita y repleta de sistemas, un entorno basto y desconocido que es escenario de una de esas propuestas que, sin parecer originales, lo son en el ámbito de las consolas. Elite Dangerous es un proyecto que inició su propuesta de forma humilde, mediante una campaña de autofinanciación en la que el proyecto estaba vigente y mediante la fórmula del Early Access ha ido copando nuevas expectativas, hasta el punto de que parece que el título podría albergar nuevas opciones en un futuro. Dejando esto a un lado, el título que nos llega es una especie de aventura galáctica cuya historia la escribe una gran comunidad de jugadores dado que es un MMO.
Abriendo paso en la galaxia, en un futuro remoto, los sistemas se ven involucrados en algo más que los típicos conflictos que establecen grandes federaciones, repúblicas o instituciones que copan gran cantidad de sistemas en los que podemos encontrar contrabandistas, grupos de mercenarios o independentistas. Un ámbito político que sirve para ensalzar la ambientación a un nivel tan basto que nuestra discreta aportación parece mínima. Claro que, nuestra aportación dependerá de nuestra ambición, si bien, no solo podemos actuar desde un punto de vista económico, también podremos combatir sin problema todo lo que se ponga delante nuestro, contando para ello, con la solvencia de quien va por libre o la compañía de la facción aliada, donde incluso, podemos contar con nuestros amigos. Un concepto amplio, puede que más que ningún otro, donde los límites de la experiencia lo establece los límites del universo, los cuales, no se han explorado todavía.
Tomar el control de nuestra nave, al mismo tiempo que tomamos el control de nuestro destino, es algo que pocos juegos han ofrecido. Convertirse en un pirata, en un mercenario, en un soldado, podría ser lo más típico que pudiera ofrecer, sin embargo, podemos ser embajadores, misioneros, transportistas o contrabandistas. Nuestra función no está definida por una clase, sino por nuestros actos, de modo que en vuestras manos se abre todo un universo, el que se establece para Elite Dangerous.
Solo necesito mi nave, el espacio se abre frente a mis ojos, negro infinito
Una nave, el espacio, nuestro sino
Y es que Elite Dangerous es una especie de plataforma que nos traslada al espacio para dejarnos a nuestro libre albedrío. Cuantos habrán soñado con convertirse en Han Solo, un mercenario que busca lucrarse a base de recompensas, no obstante, hay quienes no tienen la acción y la batalla como prioridad, pudiendo convertirse en auténticos contrabandistas que buscan escapar de la ley transportando mercancías prohibidas. Claro está, no siempre hay que ir al límite de la ley, más, cuando las prohibiciones no son universales, ganandose enemigos en un sistema o transportando mercancías que si bien parecen legales donde se recogen, no lo son donde se depositan.
No obstante, el universo está compuesto por un sinfín de sistemas, y es que no vamos a detenernos a contar la cantidad de estrellas que incluyen planetas y, como norma general, estaciones de servicio de mayor o menor importancia que forman parte de una compleja estructura económica local, que afecta a una escala mayor hasta convertirse en un elemento clave para la sostenibilidad economica conjunta. Incluso, haciendo referencia a las diferentes facciones principales, estas no ocupan por completo todo el conjunto de sistemas que conforman Elite Dangerous, incluso, no dominan por completo los sistemas que se comprenden en su territorio. Dejando las dos dimensiones que pueden implicar otros juegos con mapas sobre superficies planas, las estrellas se disponen por todo el espacio y con ello, conforman una maraña de puntos parpadeantes que permitirán perdernos.
Las típicas medidas de distancia se sustituyen por los Años Luz, la cual, permite comprender que Elite Dangerous se sale de todos los límites conocidos en todo momento. Perderse es una opción, si bien, la exploración es un aspecto que, junto a la capacidad de ser combativos y la de lucrarnos a base del transporte de mercancías o de la obtención de recursos básicos, extrayendo metal, es otro de los elementos que nos definen como pilotos, como parte de un todo. Llega el punto en el que el sistema parece ir evolucionando, hasta el punto de poder pasar a la historia como el individuo que descubrió un planeta o un sistema solar completo, quedando registrado para la posteridad.
Determinar nuestra función en la galaxia es un paso complicado, ¿Qué queremos ser?
Todo esto quedaría comprendido en las diferentes maneras en las que se puede conquistar una galaxia y que definen como actúa cada facción. Entrando a matizar lo que aportaría el Powerplay, las ocho facciones principales que conforman este universo compiten entre sí con estrategias que van desde el dominio mercantil, militar o la mera exploración. En cierto modo, la manera de conquistar un sistema viene determinado por varios objetivos, un dominio militar puede someter a los planetas, si bien, la economía es quien aporta un equilibrio más a largo plazo y quien proporcionaría los recursos para sostener la sociedad que en ella habita. De este modo, no solo es una confrontación directa entre estas facciones, pues la propia gente de estos sistemas puede revelarse y considerarse como una facción adicional. Los independentistas pueden sucumbir fácilmente a la superioridad militar o al dominio económico, pero plantarán cara si su orgullo lo hace posible, más, si participamos en este bando.
De este modo, una vez seleccionamos nuestra facción, podremos actuar en consecuencia para llevar a cabo el dominio de uno u otro sistema, si bien, debemos recordar que este título no es una demostración de poderío de un único piloto, sino que contaría con una interconexión que, jugando en modo abierto con toda la comunidad, o jugando solo, trascenderá igualmente en base a los resultados de cada batalla. De este modo, con una comunidad de jugadores a través de un MMO, el dinamismo de este universo queda claramente reflejado, si bien, no es algo instantáneo. Ver como el equilibrio de un sistema se decanta hacia una facción o se va perdiendo no es cosa de unas horas, ni de un día, puede llevar mucho tiempo en base a la cantidad de jugadores que se inmiscuyan en esta ‘batalla’. De aquí, podemos observar que nuestras acciones favorecerán a unos u otros, ganando amigos, incluso aliados que nos ayudarán y defenderán de los ataques furtivos, hasta enemistades que no dudarán en darnos caza si se da el caso. Un equilibrio dificil de tramitar, pues lo que unos buscan no beneficiará a otros, de modo que sin poder quedar bien con todo el mundo, tendremos que gestionar bien nuestras alianzas.
De este modo, hemos introducido lo que, a groso modo, podría deparar el concepto principal de este juego, no obstante, nosotros no estaremos sujetos a lo que una historia nos obliga a seguir, sino que seremos capaces de determinar cuál es nuestro camino, que debemos hacer, y en base a eso, obtendremos uno u otro resultado, a nivel individual. En un universo dinámico, cambiante, nosotros estableceremos nuestro destino, que estará vinculado o irá por libre.
Variado y sin límites
Una vez nos introducimos en nuestra nave tenemos un universo entero para nosotros, un universo complejo y masificado, donde parece no haber límites, y de hecho, dadas las dimensiones que acapara Elite Dangerous, casi podemos asegurar que no las tiene. Desde el inicio de su fase de prueba, esa larga beta ha deparado una evolución tangible que ha abierto el escenario más allá de lo que ya parecía imposible de superar. Aunque el truco está en disponer sistemas simples en torno a sistemas repletos de negociantes y batallas, la realidad es que el concepto ha conseguido introducirnos en una propuesta que realmente nos traslada a algo que parece real, dentro de la ficción que explota.
Elite Dangerous cuenta con un sinfín de sistemas, que tienen a su vez un buen número de planetas y en conjunto forman una galaxia como ningún juego, incluso, ninguna película haya representado jamás. Si bien, ahora parece que Frontier busca expandir esta experiencia incluyendo la exploración planetaria, lo que tenemos es algo más sencillo que solo aborda la navegación espacial. Solo con esto, podemos asegurar que el moverse por este conjunto de sistemas va a requerir de una concentración importante, pues perderse no es complicado y orientarse en el mapa galáctico va a resultar una tortura si no tenemos en cuenta una organización que permita, al menos, aprendernos donde está nuestro hogar o refugio.
¡Colega! ¿Donde está mi nave?
Hasta ahora no nos habíamos centrado en otro de los elementos trascendentales de Elite Dangerous, las naves. ¿Que sería de un explorador, un cazador o un mercante sin su nave? Con un catálogo bastante interesante, que parece intentar expandirse un poco más, encontramos naves de diferente índole, incluso, naves que serían capaces de portar otras naves. Desde naves ágiles, a caparazones voladores o imponentes cargueros, nuestra profesión será la que determine que nave debemos adquirir, del mismo modo, que determinará la configuración de la misma. Y es que cada nave puede ir equipada, en base a sus opciones, con un buen número de dispositivos que pueden ir desde armas, dentro de un catálogo muy variado, hasta sistemas de detección o recolección de mineral. Las opciones que dispone Elite Dangerous son cuantiosas, si bien, deberemos considerar otros aspectos antes de que equipando determinados elementos, nos quedemos sin potencia o sucumbamos con facilidad al fuego enemigo.
Todo esto parece muy complejo, en el fondo, no podemos engañarnos, si bien es complicado organizarse en la maraña de sistemas, no es más fácil determinar cual es la mejor combinación de elementos que equiparemos en nuestra nave una vez sepamos lo que queremos hacer. Claro que estará quien piense que al poder adquirir varias naves, en cada momento se puede otorgar una determinada actividad en base a que nave se posea. Es obvio, si bien el precio de las mismas y equiparlas a tope sale tan caro como puede ser tener varios coches en nuestro garaje. No es una exageración, ya que casi todas las naves requieren una inversión millonaria, algo que, considerando el equipamiento de las mismas, requerirá tres cuartos de lo mismo. Así que, habrá que buscarse la vida para conseguir hacer realidad esa posibilidad, si bien, para ello, nuestra reputación en la galaxia, y para la facción que trabajemos, resultará útil para ganar mejores recompensas.
Ahí está el objetivo, como lograr alcanzarlo es algo que cada cual deberá determinar, si bien, las bien remuneradas misiones de contrabando o las misiones de sicario o cazarrecompensa, pueden ser tanto una bendición como una tortura. ¿Merece la pena correr el riesgo?¿Sale rentable? Cada uno demostrará su pericia y lo podrá valorar, ya que no es algo que se pueda asegurar para todos por igual.
La oscuridad brillante de la galaxia
Una vez Frontier determinó un lore y una ambientación tan elaboradas, no se podía descuidar un aspecto que, si bien puede contar con alguna ventaja para llevarlo a cabo, hay que cuidarlo de forma minuciosa. Así ha sido, el fondo negro que alberga miles de millones de luceros parpadeantes son lo que el horizonte, que podemos observar desde la primera persona en la cabina de nuestra nave, nos permite descubrir. Ese horizonte, aparentemente inamovible, está lleno de objetivos, de posibles destinos, y junto a las líneas de un HUD propio de nuestra nave, conforman un apartado técnico que tiene como base la exigencia de lo correcto, proporcionando lo que debe ser.
Los sistemas solares se conforman en torno a una estrella, la cual, emite una luz que será el centro de los efectos lumínicos en una oscuridad absorbente. De este modo, las órbitas que describen la trayectoria de los diferentes planetas, permiten que estos sean bañados por una luz que incide de diferente forma en base a su posición. Como bien se sabe, los planetas orbitan alrededor de un sol, pero a su vez, rotan sobre su eje, si bien, pueden tener otros objetos orbitando a su alrededor, entre los que pueden encontrarse las estaciones de servicio donde se centra la actividad mercantil y donde gestionaremos nuestras misiones y equiparemos nuestra nave. Absolutamente todo está equilibrado para que, dentro de lo que parece monótono, permite disfrutar de una diversidad que permite reconocer diferentes diseños para estrellas, planetas y estaciones.
Menos mal que el GPS nos ayudará a llegar a nuestro destino, perderse en el mapa es inevitable
La diversidad de los diseños se corresponde a un trabajo bastante minucioso, hasta el punto de observar que, la combinación de estructuras idénticas pueden dar diseños muy diferentes. Claro que podría haberse incluido una mayor diversidad, pero del mismo modo, ¿quien va a comprobar todas estas posibilidades como clones dispuestos en un mar infinito de soles y planetas? En cierto modo, parece más fácil cuestionar el número de naves, que sin ser excesivamente escaso, si que denota el límite más evidente en todo este aspecto de dinamismo y variedad de diseños. Al menos, dentro de esta monotonía o escasez, el diseño ha sido cuidado para dar un aspecto realmente interesante, que sin llegar a ser abrumador en su acabado, es más que notable y convincente. Es evidente que si se podía albergar más variedad, la calidad no se podría superar en exceso, sobre todo, porque lo que interesa es mover cuantas más naves mejor en un margen muy estrecho dentro de un rendimiento muy concreto.
Dentro de todo esto, otro elemento de vital importancia es como se ha adaptado el apartado sonoro a esta experiencia, siendo un aspecto que se ha cuidado con la misma minuciosidad. Los diferentes sonidos que se pueden percibir permiten disfrutar de una experiencia que poco a poco va sumergiendo al jugador en un universo desconocido, tanto como una experiencia sorprendente que, si bien recuerda mucho a lo que antaño eran juegos sencillos y repetitivos, han roto los límites cuidando este apartado, la inmersión. Resultará sorprendente, si bien esos ruidos que hace la nave podrían hacernos pensar que nos vamos a quedar expuestos en el espacio por que una pieza se ha desprendido. Las fuerzas de torsión a las que se somete la gran estructura metálica en el vacío gracias al impulso de nuestros potentes motores, incluso, el sonido de los propulsores cuando intentamos detener la nave, con el destello del fuego saliendo a los lados de la cabina, todo está sincronizado y coordinado para que la experiencia sea fantástica. Incluso han pensado en el sonido de los dispositivos de la cabina, el sonido del despliegue de las pantallas o del disco duro accediendo a los datos de una estación espacial. Un trabajo minucioso y sobresaliente.
La banda sonora es como escuchar los cuarenta, siempre suenan los mismos temas
Una banda sonora que podría recordar al Mass Effect sirve como telón de fondo para ubicarnos en cada momento según la situación, ganando intensidad cuando la acción aborda la pantalla con proyectiles atravesando la pantalla frente a nuestra nave, si bien, en pleno paseo, la relajación puede llegar del mismo modo. Eso sí, los largos viajes resultarán algo repetitivos, ya que esta aportación es, quizás, el elemento menos variado. Siempre se podía haber incluido algún tema u opción para dar diversidad a este aspecto, ¿es que las naves espaciales no tienen radio? ¿Optaremos como Starlord a llevar nuestro ‘Walkman’ enganchado a la cintura con el ‘Awesome Mix Vol.1’ al son de Hooked on a Feeling?. No obstante, ante la inmensidad de los peligros que emergen en cualquier sistema, sobre todo en los que las batallas son frecuentes por la inestabilidad política, no permitirá que nos relajemos tan fácilmente.
Pilotar, mercadear y combatir
¿Qué es lo que hace a Elite Dangerous un título tan especial? posiblemente la respuesta a esta cuestión la tengan los gamers más veteranos, aquellos que disfrutaron de licencias como Xwing o Wing Commander, quienes se han visto sorprendidos por un título de esta índole, más en las consolas. Si bien para los PC existen varias iniciativas que, por arte de magia, han surgido de forma simultánea, Elite Dangerous ha decidido dar el salto a las consolas para aportar un miembro de un género inexplorado, tanto, como la experiencia que promulga.
En una vista en primera persona, donde lo que importa es visualizar el frente de nuestra nave, el título goza de una capacidad inmersiva importante. Claro que para ello, las consolas cuentan con un controlador un tanto escueto y limitado, el mando, con el que Frontier ha tenido que hacer virgerías para incluir todas las funciones que, con un teclado y un ratón son inmediatas. Albergar todas las opciones de navegación de la nave ya supone un trauma, donde cambiaremos el funcionamiento de los sticks pulsando el LS, pasando de un sistema de movimiento a otro. Ahora bien, dada la vista en primera persona, hay que ser conscientes de lo que nos rodea, siendo el RS el botón que hay que pulsar para poder emplear el stick derecho para mirar alrededor. Además, esta opción nos permite explorar por las dos pantallas que la nave incluye fuera de la visión frontal, pantallas que recogen mucha información, desde la inmediata, con el mapa y la identificación de objetivos en un lado, hasta la que hace referencia a la configuración energética de la nave, la carga o la estructura política del sistema en el que nos encontramos, en otra. Es información relevante, así que estas serán uno de esos elementos que se consultarán de forma continuada, había que buscar una solución.
Con todo esto, la navegación se hace bastante compleja, no obstante, con el paso de las horas, que no serán pocas, cada uno se irá adaptando, sobre todo, porque hay momentos donde la exigencia es mayor. Entrar en una estación de servicio y aterrizar la nave puede ser un reto importante, si bien, es la mejor manera de poner a prueba nuestro control de la situación. Claro está, existe un tutorial diverso que permite poner a prueba todo esto, si bien, cuando llegan las batallas, hay que estar totalmente adaptados, ya que el baile en el que se convierte esta experiencia no permite fallo alguno. El movimiento de la nave es algo que debemos aprender como andar, y no es algo que no se olvide o que no vaya a procurarnos algún quebradero de cabeza, pese a todo, si bien, este sistema de alternancia de modos de vuelo o de movimiento de la cabeza, puede deparar algún disgusto que otro en el fragor de la batalla.
Hay que valorar muy bien contra quien nos enfrentamos y que nave posee
Pese a todo, la amplitud del espacio permite cualquier despiste, ya que no hay tantas estructuras con las que chocar. Ahora bien, si esta parte parece compleja, la que hace referencia a la combinación de botones para acceder a otras opciones propias de la navegación no es más sencilla. Combinando los botones de acción, esos de colores, con la cruceta, podremos acceder a un buen número de opciones, por ejemplo, la rotación de objetivos, o bien, desplegar determinados elementos de la nave, como el tren de aterrizaje. Hay que tener cuidado, pues el botón que sirve para esta función, también es el que ejecuta un impulso, y teniendo que sacar el tren de aterrizaje cerca de la estación o en su interior, puede hacernos pegarnos un estacazo contra el fondo de la misma.
Estas cosas son anecdóticas, si bien, en alguna batalla puede hacernos perder la oportunidad de rematar a un enemigo o bien dañar la nave a un nivel de destrucción masiva. Es en estos aspectos donde debemos considerar todo, donde nos damos cuenta que, si no fuese por los límites del mando, el juego ofrece una experiencia que nos pone a los mandos de una nave con todas sus consecuencias, hasta la de romper el cristal y tener un tiempo ajustado para llegar a una estación y repararla, tener que soltar la carga para poder saltar a otro sistema y escapar de un ataque antes de que nos dejen desprotegidos al dañar el motor. Todo está pensado, todo conforma un universo de posibilidades en un juego de proporciones titánicas.
Ahora bien, como última aportación, Frontier ha incluido una nueva opción de juego que permite congregar a los usuarios en partidas multijugador PvP, en lo que han bautizado como CQC Championship, donde simplemente, se emplean típicos modos de juego multijugador en este entorno y con las naves como protagonistas. En esta ocasión, fuera del powerplay y de forma totalmente independiente a la experiencia de la “campaña”, podremos dar rienda suelta a los combates en un sistema de juego más típico de todos esos shooters que tantas ventas atesoran cada año. Es una opción adicional, que no está de más, sin embargo, como hemos dicho, Frontier busca ampliar más lo que parecía imposible, con Elige Dangerous: Horizons y la inclusión de la exploración de los planetas, aunque para eso habrá que esperar.
El destino de la galaxia aguarda
Elite Dangerous es un producto que huele a añejo, un título que recupera valores clásicos y que los renueva para una aventura espacial sin parangón. Un título que requiere de gran cantidad de paciencia para conseguir establecerse, para conseguir orientarse, para conseguir integrarse, si bien, el hecho de que esté totalmente en inglés no ayuda demasiado. Ahora bien, con todo el tiempo del mundo, ubicarse y determinar nuestra función será el primero de los retos a los que debamos hacer frente, siendo la punta del iceberg de una propuesta titánica en todos los aspectos. Un mapa sin límites, un sinfín de sistemas y una gran variedad de opciones para abarcar una propuesta que, más que romper los moldes, los ridiculiza.
Construido para ser algo más que una experiencia individual, cada usuario puede formar parte de una gran comunidad, al ser un MMO, que cuenta como opción, la posibilidad de encontrarse con otros en las batallas multijugador incluidas en el CQC. Pero establecer límites no es algo que Elite Dangerous haya dispuesto para abarcar su experiencia, un entorno inhóspito, dinámico, repleto de naves controladas por usuarios o por la IA, donde cada cual tiene sus propios intereses y la competencia es feroz. Un powerplay que hace que la galaxia se vea enfrentada en todo momento en batallas por el control de los sistemas, algo que puede abordarse desde diferentes posiciones y posibilidades, donde la elección de una facción puede estar determinado por su modo de operar, si bien, siempre habrá que hacer frente a cualquier reto como bien se pueda.
Comerciar, destruir, robar, recolectar o asesinar, todo es posible desde el cómodo cockpit de nuestra nave, la cual, será un exponente de nuestro carácter, tanto por su diseño como por su equipamiento. Un diseño acorde a una experiencia galáctica que nos permitirá introducirnos en un personaje soñado, determinar nuestra reputación en base a los logros y acciones, los límites se han roto para ofrecer una experiencia personal única, que se enfrentará a las experiencias de nuestros compañeros y rivales. Ojala se hubiesen dispuesto nuevos dispositivos de control para la ocasión, porque hubiese rubricado una experiencia que parecería inmejorable, si bien, existen algunas opciones en Xbox One que podrían haberse empleado para proporcionar una mayor accesibilidad a un sistema de control algo complejo.
Un título de una belleza mística, una experiencia personalizable, una propuesta diversa que dependerá de nuestras acciones, para un título dinámico e infinito, un concepto multijugador donde no necesariamente requiere de una confrontación directa, una experiencia sin límites que permitirá extrapolar nuestro alter ego a una galaxia tan extensa como nosotros deseemos.
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Lo bueno
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- La galaxia se abre frente a nosotros como un MMO
- Total libertad de acción en un mapa infinito
- Una gran ambientación, resulta verosimil
- La diversidad de opciones y configuraciones
- Nunca un juego sin historia ha ofrecido tanta profundidad
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Lo malo
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- Técnicamente monótono, pero es lo que hay
- Solo hay textos, y están en inglés
- El sistema de control puede hacerse demasiado complejo
- Que pueda ser demasiado difuso en su planteamiento
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[clear]
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