Los 70 fueron una gran época para muchos, buena música y buena vida (en general) aunque siempre marcada por la tensión causada por la Guerra Fría. Y si hablamos de frío seguro que no hay nada tan gélido en el mundo como el norte de Canadá. Kona es un juego extraño, misterioso, un viaje por un paraje helado donde el camino a escoger es el que marcan nuestras propias decisiones. Sucesos extraños que sacuden un lugar desconocido tanto para el protagonista como para nosotros mismos.
El juego de Parabole Studios me llamó la atención recientemente, concretamente tras el trailer que anunciaba su fecha de salida. No sabía nada sobre Kona, desconocía que llevaba un tiempo en Steam Early Access e incluso grandes medios como Kotaku, Gameinformer o Destructoid habían hablado de su positiva experiencia en la prueba del juego. El pasado 17 de marzo se lanzó su versión completa para Xbox One, PC y PS4 así que por supuesto estaba expectante por analizarlo y por lo que me iba a encontrar.
Quebec, 1970
Kona ha sufrido un largo camino en su desarrollo para llegar por fin a la venta. Infinitos meses en Early Access, cambios en la editora… Es obvio que no ha sido un desarrollo fácil pero cuando empiezas el juego te olvidas de esos detalles.
Kona nos pone en la piel de un reputado detective privado llamado Carl Faubert que es contratado por William Hamilton un acaudalado empresario que recientemente está sufriendo actos vandálicos en sus propiedades. ¿Para qué contratar a un detective para resolver algo tan absurdo? Carl también se pregunta eso mismo.
El mundo se mueve por dinero y si algo tiene Hamilton es eso, así que Carl se embarca en un viaje a los aledaños del lago Atamipek en el norte de Canadá. Tomaremos control de su clásica Chevrolet para recorrer una carretera que nos acerque a nuestro destino, de repente Carl perderá el control de su coche y quedará varado en un arcén. Súbitamente todo se ha vuelto blanco, la nieve cubre hasta donde alcanza la vista, Carl debe curarse y arreglar el coche para llegar a la gasolinera donde había concertado la cita con Hamilton.
Sus creadores hablan de Kona como un survival -y no les falta razón, luego ahondo en ello- pero principalmente Kona es una aventura narrativa. Algo así como un «simulador de pasear» que tan de moda ha puesto The Chinese Room pero con los añadidos del inventario y equipo así como muchos puzzles e incluso algún que otro «enemigo». Pero si algo destaca en Kona es su narrador omnisciente que sustituye como voz principal a la del personaje y nos cuenta la aventura como si a nuestro lado tuviésemos sentado a un señor leyéndonos una novela. El narrador se referirá a situaciones pasadas y servirá para dar pistas pero básicamente contará todo lo que hacemos y nos encontramos. Carl no hablará, sus pensamientos los veremos reflejados tras investigar ciertos objetos.
La historia que nos cuenta Kona puede ser profunda o superficial, desde cierto punto en el juego nos deja avanzar a nuestro antojo. Podemos indagar en casas y escenarios escondidos o simplemente podemos ir a piñón. Al fin y al cabo somos un detective, así que mejor analizar pistas para saber qué está sucediendo. Con una trama que mezcla lo real con lo místico y que invita a que investiguemos más y más hasta conocer qué está pasando.
Viejas leyendas tribales contadas en un escenario intrigante cubierto por la blanca nieve y donde estamos solos, Kona se presta para que busques y descubras, para que hagas tu trabajo como detective. Aunque no todo es tan simple como parece.
Sigue tus propios pasos
Kona es un relato interactivo pero también un survival así que hay que hablar de sus mecánicas de juego. Así de primeras ya os puedo decir que si por algo vais a recordar Kona no es por su jugabilidad, no es que sea mala pero tampoco es nada del otro mundo. El sistema de supervivencia está bastante logrado, contaremos con medidores de salud, calor corporal y estrés. Al encontrarnos en un ambiente gélido lo que más tendremos que cuidar es tener nuestro medidor de calor al máximo. Para ello debemos reunir elementos que nos propicien el hacer un fuego a tierra. A parte de rellenar nuestro medidor de calor los fuegos a tierra sirven de punto de guardado.
El juego, en primera persona, nos pone al control de Carl Faubert que deberá investigar el poblado para saber qué ha pasado. Contaremos con equipo que nos será de utilidad como una linterna, un farol, un mapa, un diario donde anotaremos los sucesos y una cámara de fotos que servirá para dejar constancia de las pistas encontradas. A medida que avancemos también encontraremos armas a las que podemos dar utilidad.
En cualquier caso nos encontraremos recogiendo objetos que nos sirven para avanzar en el camino. Cinta americana y unas alicates para arreglar un cable eléctrico que de energía a un generador para poder echar gasolina a nuestra Chevrolet es un ejemplo del tipo de puzzle al que nos enfrentaremos en Kona. Todo sirve para algo, así que lo mejor será recoger casi todo lo que encontremos, pero nuestro inventario tiene un límite así que no es mala idea hacer uso del maletero del coche para dejar objetos que encontremos y así nosotros ir más libres de peso. Y es que el coche es un elemento clave en el juego, desde cierto punto en la historia podemos conducirlo (una conducción algo de andar por casa) por las heladas carreteras, así nos ahorramos caminatas a expensas del frío.
Las armas, mencionadas anteriormente, no nos serán de utilidad hasta muy avanzado el juego. Encontraremos pistolas y rifles con escasa munición así como armas de mano. Serán útiles para quitarnos de encima a los lobos que habitan la zona. Su control no es demasiado logrado y la utilización es bastante rudimentaria, aún así se agradecen detalles como el temblor en las manos de Carl al empuñar el arma en enemigos y que por ello suba su estrés.
Si algo destacamos de la jugabilidad de Kona es la libertad que da al jugador, a Carl, de cómo quiere realizar la historia e investigar los hechos. Los puzzles son entretenidos, algunos más fáciles y otros más difíciles.
El gran borrón
Llegamos al que es el gran punto negro de Kona: su apartado técnico. Desconozco el rendimiento en otras plataformas pero en Xbox One Kona es un juego inestable en su tasa de frames por segundo, sufriendo subidas y bajadas en todo momento. Ya no sólo la larga pantalla de carga del inicio es una molestia sino que mientras juegas observas como la imagen se queda congelada mientras se muestra un símbolo de carga y al cabo de unos 10-15 segundos el juego prosigue. Y no os hablo de entrar o salir de un lugar, no, sino de cargas que suceden estando en pleno bosque como si una pared invisible te parase para que puedas acceder a la zona que tienes ante ti cuando el juego acabe de cargar. Esto es algo que en un juego tan absorbente como Kona te saca de la narrativa por completo, es un puñetazo de «realidad técnica» que te aparta de un mundo tan bien diseñado y contado.
El motor Unity es el encargado de mover el juego, un motor que en consola ya ha demostrado sus innumerables problemas en juegos como Firewatch. Una vez más esta tecnología ha acabado dando un resultado que no merece una propuesta como la de Kona, no sé si por falta de fondos en el proyecto o por falta de tiempo, sea como fuera es una pega que baja como mínimo un punto en la nota global. Sin duda espero que en un futuro se solucionen esos problemas y Kona se pueda jugar como merece.
Sobre la banda sonora sólo tengo buenas palabras, la música compuesta por CuréLabel da un toque Folk al frío Quebec de 1970 y acompaña la experiencia de maravilla. La voz en inglés -aunque subtitulada al castellano- del narrador sirve como audio-guía del juego, un narrador omnisciente que no se hace pesado y que nos sumerge de lleno como si se tratase de una novela de suspense.
A Mari Usque Ad Mare
Kona es un gran juego, una experiencia narrativa de suspense que me ha dejado un gran sabor de boca pero que se ve mermada por problemas técnicos que no es que lo hagan injugable, pero sí que hacen un flaco favor a la inmersión del escenario y a la fluidez de la historia.
La tribu de los Cree y sus leyendas se ven representadas en este juego donde un detective debía acudir para resolver un caso fácil. Kona bebe de juegos como The Vanishing of Ethan Carter, Everybody’s Gone to the Rapture, Dear Esther o Kholat pero muestra un resultado más maduro y sobre todo entretenido de jugar.
Kona os durará unas 5-10 horas dependiendo de lo mucho que os importe su trama ya que mientras más investigáis más conseguís saber sobre los habitantes del pueblo y sus relaciones así como su destino. También podemos acceder a lugares ocultos y reunir piezas para objetos especiales. Aunque a partir de la segunda mitad del juego las cosas se precipitan y se vuelve algo más lineal.
En resumen, si os gustan los juegos centrados en la narrativa, Kona está hecho para vosotros. Seguro que os olvidáis de las pantallas de carga y las bajadas de frames cuando os acordéis del juego. Su estética vintage, la ambientación y la original narrativa son los puntos fuertes de uno de los primeros tapados de este 2017.