Si existe un mundo postapocalíptico por excelencia, puede que ese sea el que creó George Miller para la recreación de una aventura que en 1979 tenía a Mel Gibson como protagonista en Mad Max. Ha llovido mucho, han visto la luz muchas películas y juegos, pero el escenario planteado ha perdurado como uno de los mundo postapocalípticos por excelencia. Sin embargo, la nueva adaptación al cine ha dejado un mundo devastado por una guerra nuclear y un protagonista, Max Rockatansky, quien atormentado por su pérdida, decide sobrevivir en solitario en un lugar inhóspito.
Claro que hablar de Max es recordar al actor australiano y a las películas de los 80, sin embargo, en el nuevo connato de renovar una licencia, las opciones cambiaron un poco para dar cobertura a algo más inverosimil, en cierto modo. La mayoría que recuerda Mad Max recuerda una historia más truculenta, incluso realista, donde el futuro depara una gran crisis del petróleo y, en un lugar como Australia, la supervivencia pasaba por llevar un vehículo y buscar cómo mantenerlo en marcha. Los peligros se multiplicaban y la civilización se veía recluida en pequeños reductos donde la supervivencia era una utopía, un escenario polvoriento, sin agua, sin comida y, aunque parezca extraño como recurso primario, sin gasolina.
Ahora, ha llegado una nueva adaptación al cine, una nueva manera de concretar los aspectos que dan pie a una nueva aventura. Con ello, la recreación de un juego en el que se tiene un gran objetivo marcado, la recreación de un vasto mundo devastado, donde todo gira en torno a los coches, cuyo combustible escasea, así como el agua, así como el alimento y sobre todo, la paz. Y es que en este yermo, las bandas y los clanes dominan un área desértica y llena de peligros de todo tipo, ya que, en estos clanes se mercadea con todo tipo de mercancías, incluso con personas. Es así como se ambienta esta nueva alternativa a aquel clásico, manteniendo el afán por la supervivencia, en torno a un mundo dependiente de la gasolina y que gira en torno a los vehículos que permiten atravesar el infinito desierto.
Sin Mel Gibson cualquier Max parece peor, pero se intenta emular al clásico
De este modo, Avalanche Studios ha llevado a cabo un proyecto muy ambicioso, donde no se quieren establecer límites, donde la acción es protagonista ineludible de una aventura que nos introducirá en la piel de un desconocido, de un superviviente, de un héroe anónimo, Mad Max.
Me llamo Max
En cierto modo, otro aspecto que resulta extraño, si bien ya lo fue la llegada de Tom Hardy para reprentar a Max en detrimento de Mel Gibson, es que en esta ocasión tenemos a un tercer protagonista en discordia. Claro que, esto no trasciende, pues lo que importa es el protagonista en sí, Max Rockatansky. Basándose en la última aventura creada, Max es un personaje que representa al superviviente errante, el que no tiene más objetivo que pasar cada día, el que perdió todo lo que tenía, desde los bienes materiales, hasta su familia. Es precisamente este último hecho lo que determina tanto la actitud como la personalidad de un superviviente frustrado, marcado por la tragedia y llevado por la desidia a través de los días.
Esto lo convierte en un superviviente un tanto atípico, si bien, cualquier cosa puede parecer imprescindible, no tener nada que perder le convierte en un elemento tan peligroso como las propias bandas. Un superviviente experto, con una capacidad de juicio vinculada a una justicia poética, no le detiene nada y es capaz de hacer cualquier cosa. Dotado de una gran habilidad de combate, en parte, labrada a partir de los últimos años sobreviviendo en el árido yermo en el que se ha convertido el mundo, su aislamiento le confiere una ventaja, la letalidad.
Claro que, dadas las circunstancias, y acercándonos a la historia principal, hacer justicia es algo que siempre prima frente al beneficio propio, si bien, también hará lo posible por sobrevivir. El Guerrero del Camino y El hombre sin nombre son sobrenombres que ha heredado, los cuales, indican en qué tipo de persona se ha convertido.
Un antihéroe único, venganza personal para una justicia poética
Un personaje solitario, un superviviente que se ve acorralado por las fuerzas de Scrotus, el mayor tirano y dominador de este páramo. En una pugna que da pie a la historia, ambos pagan un alto precio, si bien, Scrotus paga con su vida, Max se queda abandonado a su suerte perdiendo su Interceptor. Es en este momento cuando se encuentra con Chum, un deforme mecánico que podría ser Jeremy Clarkson tras la devastación nuclear, pues algunas de las frases que emplea, bien recuerda al ex presentador de la BBC.
A partir de ahí, pese a la “muerte” de Scrotus, la vida en el yermo sigue igual, sus secuaces mantienen el dominio y entre los tres bandos existentes mantienen el miedo sobre los supervivientes que viven a duras penas en este hostil paraje. Claro que, ante las amenazas de este lugar, Max y su nuevo compañero, deberán vengarse y superar cualquier peligro con un objetivo en mente, construir el proyecto final de Chum, el Magnum Opus, es decir, su obra maestra, una reliquia de la ingeniería para la que hace falta la mano de Max, tanto por los recursos como para poder conducirlo.
Una historia de venganza que tiene como principal justiciero a un solitario héroe devastado por la locura, convertido en amenaza para las bandas y en esperanza para los inocentes. Una historia atípica en un mundo distópico, así es Mad Max.
Un mundo devastado
Un elemento vital para Mad Max es su ambientación, sobre todo, por la presencia de un mapa que representa algo más que un gran desierto árido y carente de elementos que garanticen en algún momento la supervivencia. Siempre rodeado de arena, no es el horizonte lo que nos preocupa como lo que esconde cada duna. En cierto modo, parece que los límites estarían más cerca de lo previsto, pero la realidad, es que no existen.
Que no exista un límite implica una falsa sensación de libertad, pues los elementos que condicionarán nuestra supervivencia están a nuestro alrededor. Conseguir recursos se convierte en una obsesión, si bien, no solo por alimentarse y sobrevivir, también para lograr diferentes objetivos que están marcados en el progreso de esta aventura basada en Mad Max. Dadas las circunstancias, la relevancia de los vehículos y de elementos que puedan ayudarnos a tener éxito en los combates, es algo que puede recordarnos a algunos juegos que podrían tener una relación más estrecha con este de lo que pensamos. Explorar, buscar y lograr recursos, en cierto modo, hay alguna licencia que es rememorada, en cierto modo y salvando las distancias del género que cada una explota.
Max es temible, es poderoso, es letal… pero no sabe hacer parkour
Para ello, se ha recreado un mapa bastante amplio, dominado por grandes dunas, montañas pedregosas y obstáculos varios que van desde campamentos, fortalezas así como construcciones varias que han sido levantadas para intentar gobernar sobre el territorio haciendo valer la explotación de los escasos recursos que se pueden encontrar en este antiguo océano desecado. Esta ambientación da juego a un buen número de efectos visuales bastante interesantes, pues las nubes de polvo serán un elemento que en ocasiones limitará la visibilidad, incluso, pequeños remolinos de polvo o tormentas deberán ser lidiadas como buenamente podamos.
Pese a que el escenario es grande, no es que sea, a primera vista, nada que supere a otras referencias, si bien, hay que tener en cuenta que nos movemos a gran velocidad y, como es el modo de moverse por este lugar, la distancia resulta menor de lo que parece. Claro que, la mejor manera de hacer un mapa más amplio, aunque sea por cuestiones de percepción, es limitar la opción de ir en linea recta, algo que, en esta ocasión, ayuda a no perder la noción de la distancia y viajar de forma libre sin que nos encontremos con obstáculos que nos lo impidan. En lineas generales, el escenario tiene una construcción realmente interesante, basada en esa licencia, sobre todo, en la última película, obteniendo un resultado sobrecogedor, pues, cualquier lugar de este parece amenazarnos de muerte.
La hostilidad del escenario no es nada comparado con el de los asentamientos varios, de diferente índole, que nos encontramos. Todo pinta peligroso, no obstante, somos Max, no hay nada más peligroso que nosotros, o al menos, es lo que debemos hacer valer. Construcciones metálicas, barcos varados y oxidados por la acción del polvo y el sol, construcciones desastrosas que se levantan como si emergieran del fondo marino desecado. Una vez en su interior, laberintos cuya complejidad no es extremada, pero que esconden muchos secretos coleccionables y enemigos. Incluso, podemos introducirnos en pequeñas cavidades cavernosas, donde la luz de nuestra linterna denota un buen trabajo de iluminación, salvo por la excesiva definición de las sombras, que en ocasiones, supera al objeto que es obstáculo para la luz.
El trabajo de texturas también está bien realizado, si bien, no da una sensación de realismo que pueda compararse con otros grandes referentes. En cierto modo, si bien el diseño parece cuidado al detalle, ya que podemos incluso ver el rastro de huellas de los vehículos o del propio Max cuando camina, las texturas dejan un pequeño margen para complementarse y dar un resultado visualmente abrumador. No se puede negar que el resultado es realmente asombroso, pero le falta algo para convertirse en un producto que acapare el nivel técnico de otros. Es posible que se haya trabajado más en el juego de luces y efectos ambientales, que sirven para dar vida a un escenario muerto, que para lucir cada milímetro de tela, piel, cabello o metal que conforma cada estructura. Al fin y al cabo, es un título que abarca una estética muy compleja, lo hace con solvencia y no supone un freno para que el rendimiento se adecue a un canon constante, salvo excepción puntual entre secuencias y cargas derivadas del progreso de la campaña.
La herramienta fotográfica, una opción sin importancia que gustará
Pese a que no se vaya a convertir en un referente gráfico, si se puede subrayar que el trabajo realizado para llevar a cabo la ambientación es simplemente magnífico. Puede que los más puristas deseasen que el juego se centrase en recrear aquel mundo postapocalíptico de las peliculas antiguas, no obstante, el resultado obtenido es minucioso en la recreación de detalles y referencias a la película. El diseño de personajes, tomados de las diferentes estéticas bárbaras de la última película, añadiendo ciertos elementos que, ya en la película, referencian al clásico, sirven para conferir una gran personalidad a este título.
De hecho, si bien no es la primera vez que se emplea, contaremos con una herramienta fotográfica que nos sirve para posicionar la cámara en el lugar concreto donde queremos sacar una instantánea. Haciendo uso de la aplicación de Xbox One, sacaremos la foto una vez determinemos tanto su posición como efectos varios, incluso, ponerle una marca de agua de Mad Max. En cierto modo, esta herramienta se había visto antes, pero en este título, nos permitirá sacar instantáneas brillantes de verdad, que mostrarán a nuestros amigos la intensidad visual de este título, o simplemente, su belleza estética.
Podríamos pensar que se ha intentado expresar esta aventura de una forma anónima, con un héroe anónimo que no es Tom Hardy ni mucho menos Mel Gibson, pero se ha conseguido transmitir la misma esencia de Mad Max. Sin compasión, en un mundo que emana peligros sin fín, desde un secuaz enemigo hasta la sed nos pueden matar.
Este es mi Magnum Opus
Los vehículos son un protagonista indiscutible en Mad Max, tanto en las películas, ya que rondaban este principio, como en el juego desarrollado por Avalanche Studios. En parte, uno de los objetivos principales es recuperar nuestro vehículo, si bien, para ello, contaremos con otros que podremos ir adquiriendo, dado que no hay dinero, no hace falta explicar demasiado para entender que podremos robarlos. ¿Hasta qué punto este aspecto es importante? Hasta el punto en el que cada vehículo no es más que una estructura donde nosotros iremos ubicando diferentes piezas, que también encontraremos, para complementar, equipar y personalizarlo.
Según nuestra capacidad de supervivencia y, en parte, el azar de encontrar los objetos, podemos pasar de presa a depredador. Para ello, contamos con un inestimable aliado, que convertido en mecánico, nos ayudará con estas lides. Claro que la ayuda de Chum está centrada en la evolución de nuestro nuevo vehículo. Este será una parte fundamental de la experiencia, si bien, obtener las mejoras y personalizarlo, no será tarea fácil, pues requeriremos de grandes cantidades de chatarra. Esta se puede obtener en los diferentes campamentos y fortalezas, cual coleccionable, si bien, tras los combates cuerpo a cuerpo o al destruir algún vehículo, podremos obtenerla también. Incluso, una vez tengamos nuestro refugio, podremos llevar los vehículos, para desbloquearlos o para obtener chatarra de ellos.
Gracias a esto, la cantidad de elementos que se pueden incluir en nuestro Magnum Opus es bastante extenso. En cierto modo, podremos determinar que, si bien progresamos el nivel de Max, también lo hacemos con el vehículo, cuyas piezas se irán desbloqueando con la consecución de desafíos o de misiones de campaña, y posteriormente se canjean con chatarra. Al final, tendremos una máquina de matar, resistente a todo y equipado con ese ansiado V8 sobrealimentado que quiere Max para poder dar caza al malo malísimo.
Para ello, no sólo atenderemos a las prestaciones y a los blindajes, existen elementos defensivos varios que permtirián convertir ese armazón inicial en un vehículo al puro estilo Mad Max, incluso, con ciertas armas como arpones y fusiles francotirador, aunque también podremos equipar llantas con pinchos para hacer estragos en las embestidas laterales. No son cuádrigas, pero las batallas a bordo del coche pueden ser mucho más salvajes.
Chum es como Clarksson, tiene cierta gracia pese a lo pedante de su forma de hablar
Lejos de obviar otros elementos de la jugabilidad, ya que estamos centrados en el vehículo, haremos un primer inciso para hablar de la conducción. En cierto modo, desde el punto de vista de este juego, el escenario representa un lugar inhóspito, incluso, para conducir con ligereza. La arena que lo inunda todo no es el mejor terreno para conducir, menos con sus inclinadas dunas y sus colinas pedregosas. Cierto es, todo el mapa tiene una red de senderos por los que el vehículo irá más rápido, pero no siempre será posible conducir por aquí, bien por los peligros que nos encontramos, bien porque nuestro objetivo se encuentra fuera de esta zona.
Claro que, no todos los vehículos se conducen igual, se puede notar la diferencia entre los vehículos ligeros, desprovistos de blindaje, con los todopoderosos blindados que costará mucho más girar y mantener la trazada. Todo esto podría añadir cierto componente estratégico, ya que podemos conducir cualquiera y podemos evolucionar nuestro vehículo en conveniencia, si bien, a la larga, todo esto carece de significado y lo más importante será equipar el coche con lo último en tecnología de desguace para dar cuenta de nuestros rivales. Tanto por poder embestirlos y destruirlos, como por hacer uso de nuestras armas y evitar que se acerquen, una conducción irregular y un sinfín de peligros, dotarán de adrenalina cada vez que nos veamos envueltos en el fragor de las batallas, si bien, cuando no lo estamos, podremos disfrutar de grandes derrapadas. Es evidente que no es un juego de conducción, pero se ha trabajado lo suficiente para que el juego no peque por defecto en este aspecto, llegando a ser, muy divertido para conducir de un punto a otro.
Claro que, en cierto modo, podríamos interpretar que Max también es un elemento que progresará de forma acorde, ya que, a lo largo de la historia, y como suele ser habitual en muchos juegos, tendremos la opción de ir evolucionando el personaje y adquiriendo nuevas habilidades que lo harán, sobre todo, más letal, si bien, también habrá mejoras que optimizarán nuestra capacidad de encontrar y usar recursos.
Libertad hacia el peligro
Dejando a un lado estos aspectos, hay algo más que conducir. Somos Max Rockatansky, conocido como Max, un antihéroe que hará valer su venganza para aplicar justicia. En cierto modo, dentro de un sandbox, la libertad se trabaja para que el usuario goce de una experiencia maravillosa, si bien, en este caso, podemos achacar ciertos aspectos que podrían haberse tratado de otro modo. Sin poder concluir si son más o menos adecuados, se puede notar que a la hora de explorar, si bien no nos sobra espacio que rastrear, si que se observa que no se puede ir allá donde se quiera por donde se desea.
En cierto modo, hay aspectos que denotan que esta libertad de acción nos permitirá abordar ciertos elementos del juego con variedad de opciones. Es el caso de las supervivencia, donde el agua y los alimentos son vitales para poder curar nuestra salud. Su búsqueda puede ser tan complicada como casual, si bien, en ocasiones parece difícil agotar el agua que tenemos en la cantimplora, dadas las circunstancias, tendremos que ir bien suplidos en todo momento para abordar ciertos peligros. Buscar objetos, gracias a nuestros prismáticos o atalayas, a través de globos aerostáticos ubicados de forma estratégica, nos permitirán buscar lugares así como posibles recursos.
De aquí, parte nuestra planificación, donde debemos conseguir varias cosas, no solo agua y comida para sobrevivir, también chatarra para construir y evolucionar el personaje. De este modo, rastrear campamentos y fortalezas será la vía que debamos de seguir, en parte para suplirnos, en parte para superar misiones secundarias que nos conferirán la preciada reputación y con ello desbloquear mejoras. Claro que, ahí está el principal elemento que condiciona nuestro nivel, la reputación, que nos llevará desde el anonimato hasta la figura más temida del páramo.
Con este progreso, que se obtiene con la consecución de diversos objetivos y una larga lista de desafíos a cumplir en todos los ámbitos del juego, podremos mejorar nuestras técnicas de combate, nuestro equipamiento y nuestro vehículo. Además, contaremos con ciertos eventos, carreras de coches, que permitirán evolucionar, así como lo hacemos con el protagonista, nuestro Magnum Opus. De este modo observamos que hasta tres lineas de progreso permitirán evolucionar aspectos varios de nuestra aventura. Las capacidades de Max, su aspecto y habilidades y el vehículo. Salvo por la primera, que requiere puntos de grifa como si se tratasen de puntos de experiencia, el resto de mejoras irán acorde a la chatarra, que ya hemos matizado que se emplea como dinero.
¿Qué hay de nuevo viejo?
Max es un guerrero, el escenario y su cometido implicarán luchar, para lo que debemos estar preparados. En cierto modo, será habitual enfrentarse al enemigo, un enemigo que bien podrá abordarnos en su vehículo o bien nos enfrentaremos cuerpo a cuerpo. Lejos de contar con una lista ingente de armas, solo habrá una escopeta, que se complementa con el fusil francotirador que montamos en el vehículo. Con esto, los combates cuerpo a cuerpo son la máxima autoridad de la acción, una acción, que viene por una configuración y dinámica de combate que será muy conocida. Apenas hace falta un botón para golpear, uno para evadirse y otro para parar los ataques, a partir de ahí, combinaciones varias para pequeñas escaramuzas que darán animaciones salvajes de combate y ejecuciones contundentes.
Los enemigos, en base a su clase, tendrán diferentes protocolos para actuar, si bien, algunos requerirán de una serie de pasos para poder vencerles. Se puede hacer cierto uso del entorno, sobre todo, a la hora de dar el golpe de gracia, donde las ejecuciones variadas pueden lucir de forma especialmente espectaculares. En la variedad reside el gusto, es más, cuando en parte, debemos superar cifras varias para conseguir superar desafíos que nos conferirán grifa y mejorar las aptitudes de Max. Claro que, con el avance, habilitaremos nuevas formas de hacer frente a los enemigos, nuevas ejecuciones y golpes, desencadenaremos la furia que nos convertirá, en un animal imparable que los enemigos deberían temer, pues no tienen otra opción que morir.
Un sistema de combate conocido, pero con una contundencia mucho más evidente
Esto es algo que hace que Mad Max ofrezca una acción que se disfruta, con una base simple, que puede resultar compleja en base vayamos avanzando y haciendo frente a fortalezas más y más difíciles. No obstante, se puede observar que este protocolo se convierte en una rutina, con pequeños cambios, y si bien podemos ser algo ingeniosos, siempre mantiene una dinámica similar. Claro que, no siempre podremos abordar una fortaleza del mismo modo, contaremos con una escasa libertad de acción que permite introducirnos en la fortaleza por las bravas o con cierta dosis de infiltración. Tomar los puestos perimetrales, destruyéndolos y permitiendo conocer nuestra presencia, sin que salten las alarmas que refuerzan a los enemigos, o bien, desde la lejanía con el fusil, eliminando de forma sutil a los guardias, permitirán encontrar una nueva vía de acceso más sigilosa. Al final, da igual, hay que dar mamporros y no importa tanto que nos vean.
Claro que lejos de ser lo único que depara la acción, Mad Max es un mundo que otorga una importancia superlativa a la gasolina y eso es, porque los coches son, en parte, centro de esta acción. Conducir libremente no va a ser tan fácil, si bien, hay patrullas que vigilan, así como otros objetivos móviles que debemos conquistar, como los convoyes. Son estos los que destapan una nueva dosis de adrenalina, donde las batallas que se recrean son tal como vimos en la película, con bárbaros abordando nuestro coche, con chispas y explosiones varias. Cada vehículo tiene sus puntos débiles, como es el depósito que podemos reventar con un escopetazo, pero también, podemos sacar al conductor, si no hay puerta, con nuestro arpón. Podemos embestir con nuestro coche, lateralmente, o bien con el nitro si es de frente. Entrenar un poco con las patrullas, que apenas se apoyan y permiten eliminarles de forma individual, para entrar en las salvajes batallas contra varios vehículos, es importante.
No será extraño que tengamos que detenernos, retirarse a tiempo no siempre es una derrota, más cuando podemos detenernos y decirle a Chum que arregle el coche. Además, el consumo de combustible es importante también, podemos quedarnos sin gasolina, tirados en medio de la nada, hay que tener mucho cuidado, pues la amenaza no siempre viene en forma de fuego y gritos. En ocasiones, no estaremos lo suficientemente capacitados para abordar ciertas misiones, hay que tener en cuenta la dificultad y cuanto hemos evolucionado nuestro personaje y vehículos. De este modo, se limita en parte lo que se puede hacer, pero desde una perspectiva lógica, y no por los límites impuestos a la movilidad, ya que Max será fuerte y temible, pero no sabe hacer parkour.
Superar al clásico
Establecer una conclusión requiere de obviar aquella película de Mel Gibson, incluso, sería conveniente obviar la última, protagonizada por Tom Hardy. Puede que para algunos, el clásico esté desfasado, si bien, para los amantes de la licencia, es la referencia absoluta. El título promovido por Avalanche Studios está centrado en la ambientación moderna, donde su protagonista carece de una personalidad que pueda compararse a la vista en los films. Somos nosotros los que dotaremos de carácter a este personaje, si bien, la historia está guionizada y solo seremos espectadores de un Max que puede no ser todo lo antihéroe que desearíamos.
Seremos como la arena en los calzoncillos, una molestia continua para los vándalos
Pero la ambientación es uno de los elementos que más destaca en este juego, si bien, la espectacularidad técnica es capaz de obviar ciertos aspectos que resultan un poco limitados. El paraje salvaje y peligroso en el que se ha convertido este mundo distópico, en un escenario tan atípico como un mar desecado, desencadena una serie de acontecimientos que nos lleva a ser un héroe anónimo que por venganza ayudará al necesitado. No buscamos la gloria, buscamos una justicia particular que se consolidará con un sistema de combate sencillo, por ser de sobra conocido, y que llega a ser tan espectacular como complejo, cuando la historia avanza. Un reto tras otro, desde carreras a vehículo como por la exploración en busca de recursos, reliquias y chatarra, con la que crear el vehículo más imponente y poderoso, el Magnum Opus.
Ciertos toques estratégicos, un sandbox a la antigua usanza, donde explorar, evolucionar y progresar en una historia intensa, repleta de acción, otorgará una cuantiosa cantidad de horas, que, dados los límites de la dificultad, no se puede hacer tan a la ligera. Una experiencia que atrapa, una acción que se disfruta, una conducción que entretiene y un protagonista que se deja querer, aunque no ponga mucho de su parte. Mad Max es un producto imprescindible para los fans de la licencia, y muy recomendable para los fans del género. No goza del protagonismo publicitario, pues no lo requiere, es un producto creado por gente de garantías para ofrecer una experiencia que garantiza la diversión.
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Lo bueno
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- Una ambientación renovada y espectacular
- Los efectos visuales y de iluminación
- La acción, los combates y las batallas en coche
- La diversidad de opciones de progreso y evolución
- La herramienta fotográfica
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Lo malo
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- Max, la sombra de Mel Gibson es alargada
- Ciertos límites en la movilidad que resultan confusos
- Algunos elementos de dificultad puntual absurdos
- Demasiado lineal y monótono en la conquista de fortalezas
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