Hace ya cinco años, en 2019, el estudio barcelonés Nomada Studio debutaba con Gris. Por aquel entonces su nombre no era conocido en la industria, pero el éxito de su opera prima les llevó no solo al reconocimiento nacional e internacional, sino que Gris se acabó convirtiendo en el primer videojuego español de la historia nominado y ganador de un Game Award. Se llevó el premio a Games for Impact, pero también fue candidato en las categorías de mejor dirección artística y juego indie debutante.
Ahora, un lustro después, Nomada regresa con una aventura que sigue los pasos de Gris, pero que evoluciona en muchos aspectos y sabe mantenerse fiel en aquellos que hicieron del primer título del estudio un imprescindible. En el día de hoy, en nuestro análisis de Neva, te contamos qué nos ha parecido el retorno del único estudio español con un Game Award y te avanzamos que sigue haciéndose fuerte en aquello que debe, contando una emotiva historia a través de las imágenes y no de las palabras.
Bailando con lobos
Neva nos cuenta la historia de Alba, una joven fuertemente vinculada con un lobato muy especial tras la sucesión de un acontecimiento traumático. La tierra que habitan está siendo afectada por una fuerza oscura que lo corrompe todo, por lo que los dos juntos emprenderán un viaje a través de un mundo en decadencia para tratar de devolverle su belleza gracias a sus espectaculares habilidades combinadas.
Más allá de la historia de depuración de un mundo en peligro, Neva trata de la evolución de la relación de Alba y su lobato a medida que este crece y se vuelve más fuerte e independiente. Este es el punto de partida de un Neva que, como ya hiciera Gris en su momento, pone el foco en lo visual y sonoro y no en lo textual. A lo largo de toda la aventura las únicas palabras que escuchamos son las de Alba llamando a Neva, algo que se puede hacer con un botón al más puro estilo Team ICO, pero la verdadera fuerza de la historia recae en el poderoso apartado artístico comandado por Conrad Roset y en la música del grupo barcelonés Berlinist.
Mucho más que un “Gris 2”
Si echas la vista atrás recordarás que Gris era una preciosa aventura sobre duelo y superación que basaba toda su fórmula jugable en el plataformeo. Los saltos, la interacción con elementos del entorno y la capacidad de la protagonista para modificar su cuerpo eran las claves para superar los puzles y secciones de plataformas que proponía el juego. Neva no pierde estos elementos, pero sí los hace evolucionar y también introduce nuevas mecánicas de combate que aportan una mayor profundidad y riqueza al gameplay.
Alba cuenta con un doble salto, un dash o impulso que sirve para esquivar ataques enemigos o llegar más lejos en un salto y también con una espada que puede utilizar para deshacerse de los peligros que le acechan durante el viaje. Las mecánicas de acción son simples, pero están increíblemente bien implementadas y se sienten muy satisfactorias. También el funcionamiento de la vida del personaje. Tenemos tres oportunidades de que los enemigos nos toquen antes de morir, pero si conseguimos encadenar seis golpes consecutivos sin recibir daño recuperaremos una de esas tres vidas. Un sistema muy bien introducido. Neva no es un juego excesivamente largo, por lo que la variedad de los enemigos es contenida, pero cada uno de ellos tiene patrones de ataque distintos que nos pondrán a prueba en más de una ocasión.
A pesar de que saltar, impulsarte, esquivar o atacar (de diferentes formas, como irás desbloqueando a lo largo de la historia, así como también colaborar con Neva) son las únicas mecánicas para los combates, estos siempre son divertidos e incluso desafiantes por momentos. Si eres fan de los plataformas de acción encontrarás en Neva una sorpresa inesperada. Si buscabas algo más como Gris tenemos que darte otra buena noticia: el juego permite escoger una dificultad menor con la que disfrutar de la historia sin preocuparte demasiado por la acción.
Un cuento por fases
Neva sigue una estructura narrativa ya usada en el pasado, pero igualmente efectiva. Se desarrolla en cuatro capítulos, cada uno de ellos correspondiente a una estación del año, lo que nos permite tener una acción ambientada en cuatro entornos radicalmente diferentes en lo visual al mismo tiempo que se da espacio a que se produzcan elipsis temporales para que podamos apreciar el crecimiento físico y espiritual de Neva. La relación con el lobato es la clave del videojuego de Nomada Studio y, aunque no entraremos en demasiados detalles para no desvelar sorpresas, sí diremos que la compañía catalana ha puesto todos sus esfuerzos en que esta relación resuene con el jugador.
Hay cientos de formas en que Alba llama a Neva y, más allá de ser un recurso estético, tiene una gran utilidad. Como ocurría con Trico en The Last Guardian, Neva no siempre nos sigue de cerca o hace caso a nuestras indicaciones, por lo que será importante estar pendiente de nuestro acompañante para que no se distraiga. Al fin y al cabo es un animal. Si me permites, querido lector, un apunte personal, jugar a Neva de principio a fin con mi perro tumbado en el sofá a mi lado ha sido una experiencia de lo más emocional.
Ya hemos puesto en valor el aspecto visual y sonoro de Neva, pero no nos queda otro remedio que volver a hacerlo. Y es que aunque jugablemente es una delicia y la historia está cuidada y es muy emotiva, las imágenes que nos acompañan durante toda la aventura son tan espectaculares que no podemos evitar destacarlas como uno de los elementos fundamentales para entender Neva en su totalidad.
Conclusiones
En lo jugable, Neva es la evolución lógica tras Gris. Mantiene los pilares que hicieron del segundo un juego de éxito, como su plataformeo y su incomparable belleza audiovisual, y añade un sistema de combate simple pero satisfactorio y una mayor interacción con el entorno gracias al lobato que nos acompaña durante la aventura. Neva se siente un juego más completo que Gris, también en duración (unas cuatro horas en comparación a las dos de la opera prima de Nomada Studio).
El punto más diferenciador es su historia y hasta qué punto llegue a resonar contigo como jugador. Sin duda alguna, Neva es otro gran logro del estudio barcelonés y para el desarrollo de videojuegos en España. Con algo de suerte, volveremos a tener un candidato a juego indie del año en la próxima edición de The Game Awards. Neva lo merece.