Hoy os traemos el análisis de RAD para Xbox One. Un roguelike post-apocalíptico, en el que la Humanidad está bajo mínimos y el mundo se ha convertido en un lugar inhóspito y salvaje, lleno de criaturas mutantes que no dudarán en atacarnos. RAD nos presenta interesantes propuestas, ya sea con su mundo generado proceduralmente o con los poderes del protagonista. Pero peca de ofrecer cierta repetitividad a lo largo de la aventura y de llegar a sumirnos en un ensayo-error, en algunas ocasiones, para averiguar cómo poder avanzar. Sin más, os dejamos con nuestro análisis de RAD en Xbox One.
Double Fine Productions, último en incorporarse a Xbox Game Studios
Double Fine Productions ha sido el último estudio en incorporarse a Xbox Game Studios, al menos hasta la fecha. El equipo fue fundado por Tim Schafer en el año 2000; uno de los mayores talentos que ha conocido la industria del videojuego. Schafer comenzó su carrera en Lucasarts en 1990, año en el que debutó con el clásico de culto Maniac Mansion. Con el paso del tiempo, se fue haciendo un hueco en la industria por sus historias bien narradas y su peculiar sentido del humor. A Maniac Mansion le siguieron otros juegos de la talla de The Secret of Monkey Island, Maniac Masion 2: Día del Tentáculo y Grim Fandango. Todos ellos juegos de culto, que gozan de gran valor en la historia de los videojuegos.
Como director de Double Fine Productions, Schafer y su equipo nos han hecho disfrutar con juegos como Psychonauts (cuya secuela esperamos para el año que viene), Brütal Legend o Broken Age. RAD es el último juego que nos ha llegado del estudio, aunque distribuido por Bandai Namco. Y ahora solo queda por ver qué sorpresas nos traen de la mano de Xbox Game Studios.
RAD, un apocalipsis a ritmo de música ochentera
«RAD es un juego de acción roguelike en 3D y tercera persona, ambientado en un mundo post-apocalíptico en el que la Humanidad ha sucumbido al Armagedón no una, sino dos veces. En este título encarnamos a un adolescente que debe aventurarse en el Yermo; un paraje radiactivo y en constante cambio, lleno de criaturas desconocidas y monstruosas. Es ahí donde encontraremos la cura para el mundo, transformando la tierra estéril en un sitio lleno de vida», podemos leer en la web oficial.
Esta es la premisa de RAD, lo nuevo de Double Fine Productions. Después de escoger a nuestro protagonista entre una variedad de personajes nos adentraremos en el Yermo, paraje desolado donde transcurrirá nuestra aventura. Nuestra misión principal será devolverle la vida ciertos tótems que nos iremos encontrando. Así conseguiremos insuflarle flora y fauna a las zonas que vayamos descubriendo. Pero no será fácil, porque a lo largo de nuestra aventura nos encontraremos con enemigos de lo más variado, que nos pondrán las cosas bastante complicadas.
Cabe destacar el buen trabajo de Double Fine en cuanto a la interesante variedad de enemigos que nos encontraremos. Se trata de monstruos mutados, cada uno con sus peculiares ataques, que nos obligarán a tener muy en cuenta cuál es su punto débil y a hacerlo rápidamente, porque será frecuente que nos encontremos con más de uno a la vez. La situación se complicará todavía más cuando nos enfrentemos a los temibles jefes.
Por otro lado, aunque comenzaremos la aventura con un bate, poco a poco iremos encontrando nuevas armas y habilidades que harán de nuestra aventura algo más dinámico y completo. Dichas habilidades podrán ser Mutaciones Externas o Internas, cambiando las dos nuestro aspecto físico a lo largo de la historia. Además nos haremos con distintos objetos, como trozos de carne o la siempre preciada vida, que será bastante escasa y siempre esperaremos con ansias.
Como buen roguelike generado proceduralmente, el principal rasgo característico de RAD es su aleatoriedad. No nos encontraremos con dos partidas iguales, porque hay muchísimas posibilidades respecto a los ataques, objetos o enemigos que nos podamos encontrar. Esto puede ser todo un plus para los amantes del género, pero quizá no guste tanto a los que no estén familiarizados con él.
El hecho de que la aleatoriedad esté tan presente hace que tengamos que ir siempre alerta, cuidándonos de los enemigos y procurando atacarles a distancia o con los ataques que sepamos sean realmente efectivos. Además hay que tener en cuenta que el juego llega con permamuerte. Así que, en cuanto nos maten, estaremos de vuelta a la base principal pero habiendo perdido todas nuestras habilidades y poderes.
Pero RAD no es todo lo proporcionado que podría haber sido. Dado que cada partida cambia, es posible que nos encontremos con momentos en los que no encontremos corazones de vida o Mutaciones nuevas y, sin embargo, tengamos excedente de otros objetos. Esto puede suponer un gran reto para algunos jugadores, además de ofrecer esa sensación de querer seguir mejorando y descubriendo que nuevas habilidades podemos encontrarnos.
Pero para otros puede resultar un hastío, porque no hay manera de poder anticiparnos a lo que nos ofrece el propio juego y diseñar una estrategia que nos convenga. Además, la permamuerte y el hecho de que el propio juego no te suela explicar sus mecánicas, sino que tengas que ser tú quien poco a poco vaya descubriéndolas, hace que RAD tenga cierta sensación de repetitividad.
Un apartado artístico muy bueno
Double Fine Productions sabe muy bien cómo ofrecer un apartado artístico de calidad y RAD es el vivo ejemplo de ello. El diseño es visualmente muy llamativo, con una paleta de colores muy saturada y muchas luces de neón, que consiguen reflejar muy bien esa estética ochentera que tanto nos gusta. Todos los detalles de la época están muy cuidados; desde el diseño de personajes y su vestimenta, hasta los objetos que nos vayamos encontrando por el Yermo.
También se nota que Tim Schafer le ha puesto mucho cariño a la banda sonora, con temas que nos trasladan directamente al rock de los 80. El humor y el gamberrismo tampoco se pierden la cita en RAD y siempre encontraremos alguna conversación o detalle que nos arrancarán alguna que otra sonrisa.
Conclusión: un buen juego, aunque no para todos
RAD es un juego roguelike procedural puro. Los enemigos, mutaciones y objetos que nos encontremos se generarán aleatoriamente, lo que nos obligará a ser muy minuciosos con cada paso que demos. Aunque peque de repetitivo y de no explicarse todo lo bien que podría haberlo hecho, está creado con mucho mimo y seguro que los fans más acérrimos del género (así como a los novatos que quieran darle una oportunidad) les encantará.