Un bolso flota a la deriva por el río con un bebé huérfano en su interior. Encuentran y adoptan al niño. Con el paso del tiempo, descubren su verdadera identidad y la grandeza de su destino. Debe defender a su gente de un tirano y salvarlos de la aniquilación. Esta es la premisa de dos de las grandes historias de nuestros tiempos, pero hasta aquí llegan las similitudes. No estamos diciendo que “Shaq fu: a legend reborn” sea mejor que las sagradas escrituras; eso sería una blasfemia.
En un mundo de leyendas, dragones y pollo al curry, un niño con una marca es encontrado. Este crece en el monte Shin Shing, donde será acogido por un anciano conocido como Yeng Yeng, quien le instruye en el arte del Wu Xing. Lo que no espera es que forma parte de una profecía, en la que deberá combatir al demonio de la muerte Yeng Lo Wang. Este despierta cada 1000 años, con la intención de apoderarse del mundo. Contará con un ejército de seguidores y fans, que ha conseguido gracias a poseer a los personajes más famosos del mundo.
Shaq Fu hereda la jugabilidad de su anterior versión para Mega Drive y Super Nintendo. En esta ocasión podremos realizar combos de hasta 6 golpes. En ocasiones Shaq nos deleitará con algún Finish Him, en el que la cámara se acercará, y en bullet time nos mostrará con todo detalle el golpe, saliendo despedidos nuestros adversarios. Para aquellos rivales duros con escudos, siempre los podremos patear con nuestra talla 52 de pie. Además de saltar, Shaq tendrá dos golpes especiales, la embestida, perfecta para quitarnos grupos grandes de encima, aunque nos quitará energía y el golpe especial conocido como Onda Shaq, que afectará a un radio bastante grande. También podremos esquivar ataques con el stick derecho, o contraatacar a algunos enemigos.
Nos esperan 6 escenarios diferentes, una aldea china, una mansión de Miami, las calles de Sunset Strip y Bel Air, un viaje a las islas fiji, y un regreso a china con el infierno haciendo mella. Los escenarios son como todos los beat´m up de los 90, en los que podremos destrozar objetos para recuperar vida o recargar energía, monedas o encontrar las latas de Icy Hot que promociona Shaq, llenándonos la vida al 100%. Mientras iremos peleando con centenares de enemigos combinando nuestros golpes. Podremos usar armas que ellos equipen como lanzas con espadas, usar carteles y lanzar barriles como si jugáramos a los bolos. Estos movimientos en ocasiones lanzarán a los enemigos contra la pantalla del televisor. En cada nivel tendremos situaciones diferentes, como esquivar misiles que nos lanzan mientras peleamos, esquivar coches o moteros para que no nos atropellen, mover una pala de un tractor para quitarnos a los enemigos de encima, empujar bombas o piedras para arrasar enemigos, y portales que traerán enemigos hasta que los destruyamos.
Hay un total de 30 enemigos diferentes, contando los 6 jefes finales. Entre ellos nos encontraremos con enemigos sencillos, los que buscarán golpes a media distancia, usando pancartas, bates, armas o látigos; los que se quedarán en los extremos para ataques a larga distancia, como petardos, bolas de bebidas energéticas o incluso bolas de energía que podremos devolver. Hay muchos momentos surrealistas, entre ellos los propios jefes finales, que serán famosos con los nombres cambiados. Estos se transforman en demonios, algunos un poco hilarantes como un culo demonio. Cada jefe tendrá diferentes golpes, teniendo que usar estrategias diferentes, con alguno incluso tendremos que realizar un combate de baile. Pero para momentos únicos tenemos las zonas de hordas, en las que Shaq se disfrazará de Shaqtus quien atacará con pinchos a los rivales, o el Shaq Diesel, una armadura mecánica con la que podremos realizar una lluvia de golpes, y que tendremos que ir refrigerando a base de golpes especiales para no sobrecargarla.
Un juego clásico beat em up de los años noventa. Pese a tener variedad de golpes, es algo escaso en opciones, pero sorprendentemente no acaba dando la sensación de ser un machaca botones sin sentido. En el apartado gráfico tenemos un juego poligonal con un toque cartoon, los píxeles le sientan mejor al género. Su historia es divertida, aunque poco sorprendente, y se agradece la participación del propio Shaquille O’Neal poniendo su voz, e incluso su canción Shaq Attack. Entre sus defectos la sensación de falta de animaciones para un juego más fluído y los constantes cuelgues.