Llega la primera de las expansiones de State of Decay 2: Daybreak. A estas alturas, y gracias también a su inclusión dentro del servicio Xbox Game Pass, como uno de los juegos exclusivos de Xbox, todos los que estuvieseis interesados en el juego de Undead Labs habréis tenido la ocasión de probar esta segunda entrega, un tanto continuista respecto a la primera, pero también bastante más consistente y llevando un poco más allá las estupendas ideas del primer juego. Como ya ocurrió también con el primero, que contó con un par de expansiones que servían para ampliar un poco más la experiencia de juego y proponernos algo diferente, ahora State of Decay 2 recibe la primera de ellas.
Daybreak es un modo horda, que cambia el ritmo más pausado de State of Decay 2 por una acción mucho más trepidante, en la que priman los disparos y movimientos rápidos. Nosotros ya hemos estado probando esta primera expansión, y aprovechamos ahora para explicaros, con un poco más de detalle, qué tal funciona y cómo le ha sentado su llegada a State of Decay 2.
Daybreak consiste en partidas completamente independientes de la aventura principal. La excusa para embarcarnos en esta carnicería es que somos parte del escuadrón Garra Roja, y nos toca cubrir a un técnico que se ocupa de realizar las correspondientes reparaciones en una antena de satélite, necesarias para obtener valiosos datos. De esta forma comenzamos el Daybreak, que podemos jugar tanto en solitario (en compañía de otros tres personajes manejados por la máquina), como en cooperativo con otros jugadores, que es lo más recomendable dada la dificultad de las últimas oleadas.
Al comienzo podemos elegir parte del equipo con el que vamos a afrontar el reto. En total tendremos que hacer frente a 7 oleadas en cada partida, en las que tendremos que evitar que los infectados traspasen los muros que protegen al técnico y dañen a este. Si el técnico muere, perderemos la partida, pero si morimos nosotros, contamos con la posibilidad de volver a la partida unos segundos después con un soldado nuevo (aunque las muertes del equipo quedarán reflejadas en el marcador final).
En las primeras oleadas la cosa es sencilla, y lo más inteligente es procurar ahorrar munición y curas en la medida de lo posible, empleando las armas cuerpo a cuerpo contra los zombis comunes. Sobre todo porque cuando comienzan a llegar los juggernauts, y en especial los que vienen infectados con plaga de sangre, que son un poco más resistentes, tocará darles con todo lo que tengamos.
Entre oleadas, además, dispondremos de un par de minutos para reabastecernos y alejarnos un poco más para conseguir los suministros CLEO, que nos dejan algunas armas y materiales especiales. Parte de la gracia de la expansión Daybreak, se encuentra en ir desbloqueando nuevo armamento conforme jugamos partidas, ya que además de emplearlo en el mismo modo, también podemos llevarnos una parte de ese armamento al juego principal, haciendo que podamos comprárselo a los mercaderes correspondientes al contactar con ellos mediante la radio.
Hasta aquí más o menos bien: Daybreak es un modo horda bien implementado, que cuenta con las mecánicas habituales de este tipo de modos. Sin embargo se nos antoja muy pobre, porque no aporta nuevos enemigos a los que ya conocemos, y no hay ninguna variante entre una partida y otra. Por lo que tras superarlo unas cuantas veces, pierde todo el interés. Sobre todo si tenemos en cuenta también que la jugabilidad de State of Decay 2, si bien cumple bien en el juego principal, no es la más adecuada para un juego con un ritmo más trepidante como el que se propone en esta expansión. Vamos, que hay juegos bastante más satisfactorios en este sentido, como Gears of War 4, Plants vs Zombies: Garden Warfare 2 o, por supuesto, el propio Fortnite en su modo «Salvar el Mundo».
Repetir una y otra vez lo mismo para desbloquear nuevas armas no supone el aliciente necesario. Daybreak es un añadido interesante al juego base, también porque el precio de esta expansión es bajo, y porque como cooperativo online es más efectivo que el juego principal. Pero la sensación es que con un poco más de esfuerzo podría haber llegado a ser una primera expansión bastante más consistente para State of Decay 2. A lo comentado hay que sumar también que no se encuentre entrelazada con la trama principal de nuestros supervivientes en el juego. Al menos, eso sí, supone un cambio de aires si estáis un poco cansados del juego base pero os gustan sus mecánicas y ambientación.