La última década y media podría considerarse sin miedo alguno como la época dorada de los juegos de superhéroes. Sagas como Batman Arkham o la reciente Spider-Man han elevado el listón de un subgénero que, al igual que sus homólogos cinematográficos, siempre han sido poco considerados dentro de la industria frente al resto de competidores. Sin embargo, los trabajos de Rocksteady e Insomniac Games demostraron que este tipo de títulos también son capaces de pelear contra los mejores para alzarse con el trono de los grandes juegos del año.
Es cierto que ha habido intentos fallidos que prometían mucho cuando fueron anunciados, como por ejemplo el reciente Gotham Knights; así como otros que querían diferenciarse apostando por un modelo diferente que alargase la vida de unos juegos que están condenados a acabarse cuando su modo historia llega a su fin. Hablamos de Marvel’s Avengers, título desarrollado por Crystal Dinamics, Eidos Montreal y Nixxes Software. El juego de los superhéroes más populares del planeta apostó por un modelo de Game as a service que acabó demostrando que era un modelo fallido para un título de estas características.
Visto el fracaso del juego (dejó de recibir soporte el año pasado), y el gran trabajo que Rocksteady realizó con la saga Arkham, muchos pensamos que la apuesta por un juego del Escuadrón Suicida apostaría por volver a esos orígenes del género. Craso error. El equipo que había sentado las nuevas bases del género seguía el camino marcado por Square Enix, e hizo de su nuevo título un GaaS que hizo estallar las críticas de todo internet. Ahora, tras innumerables polémicas, su último título ha llegado al mercado, y la principal pregunta que todos nos hacemos es, ¿realmente el juego de Escuadrón Suicida es tan malo? Te lo cuento a continuación en este análisis de Suicide Squad: Kill the Justice League.
Análisis de Suicide Squad: Kill the Justice League
Acaba con la Liga de la Justicia
El propio nombre del juego ofrece poco lugar a dudas sobre cuál será nuestro objetivo en el juego. Matar a la Liga de la Justicia será la misión principal que deberemos llevar a cabo al tomar el control de uno de los grupos de villanos más alocado, narcisista y corrupto que podemos encontrar en el mundo del cómic. Después de un terrible suceso, en el que una invasión alienígena ha tomado el control de los héroes más poderosos del planeta, Amanda Waller, líder de A.R.G.U.S. decidirá activar al Escuadrón Suicida. En esta ocasión, el equipo estará formado por Deathshoot, Harley Quinn, King Shark y Capitán Bumerang.
Sin querer entrar en el terreno de los spoilers, me gustaría señalar que la historia de Suicide Squad: Kill the Justice League funciona realmente bien. El equipo de guionistas de Rocksteady no reinventa la rueda, pero son conscientes no solo de todo lo que le gusta ver a los fans de los superhéroes (aquí que cada uno haga sus propias cábalas), sino que también es capaz de desarrollar una historia divertida, donde la química de sus personajes principales es el enclave perfecto para sostener todo lo que ocurre en el juego.
El grupo de villanos congenia de una forma realmente fantástica, hasta el punto de que nos recuerda a juegos como Marvel’s Guardians of the Galaxy. No obstante, a diferencia del grupo de héroes de Marvel, aquí todo está repleto de chistes de mal gusto, ataques gratuitos entre los integrantes, y faltas de respeto continuas para con todo lo que no tiene que ver con uno mismo. Rocksteady ha plasmado a la perfección la personalidad de los cuatro integrantes del Escuadrón Suicida, haciendo de las conversaciones entre los propios integrantes un elemento más de la trama, tal y como ocurría con el juego de Eidos Montreal.
La historia principal del juego funciona a la perfección, y cuenta con algunos momentos que harán emocionarse a ese pequeño que todos tenemos dentro. Sin embargo, el planteamiento de juego como servicio resta continuamente a un global que deja la constante sensación de que, de haber apostado por algo tradicional, todo podría haber sido mucho mejor. De hecho, en mi caso han sido varias las desconexiones que he sufrido a la hora de jugar, aunque es cierto que nunca he tenido que lamentar haber perdido ningún tipo de progreso. Los juegos de superhéroes no suelen destacar por la complejidad de sus misiones secundarias (rescata a un ciudadano por aquí, pelea contra un grupo de villanos por allá), pero Suicide Squad: Kill the Justice League presenta un problema de base en su orientación al juego online, con misiones que deben ser realizadas para desbloquear elementos jugables, y que rápidamente entra en la repetitividad.
De hecho, Suicide Squad: Kill the Justice League apenas cuenta con 4 o 5 tipos de misiones a realizar: punto caliente, liquidar a los enemigos con diferentes condiciones, escoltar un transporte, vencer oleadas o defender una serie de puntos. Fuera de eso, no puedes esperar nada más en unas misiones que, en caso de querer tener un equipo en condiciones, tienes que repetir constantemente para lograr poder llegar a la historia con buenas armas.
Finalmente, creo que es necesario hablar sobre su endgame. Lo primero que cabe señalar es que Suicide Squad: Kill the Justice League tiene uno de los peores finales que recuerdo haber jugado. No por la misión final, sino por la forma en la que transcurre todo. Como buen juego GaaS, dejan claro desde antes de siquiera empezar la misión de que tocará esperar al resto de temporadas para completar la historia. Pero eso no es lo peor. Lo es que, una vez acabas la misión, todo parece que nos llevará a la siguiente misión, y aparece el cartelito de “sigue jugando cuando llegue nuevo contenido”. El final es un final. Se siente como si hubieran cogido el juego, y lo hubieran recortado a posta para obligarte a jugar conforme vaya saliendo el contenido de las temporadas.
Hablando propiamente del endgame, actualmente el juego tan solo cuenta con algunas misiones de grindeo, que servirá para farmear objetos y materiales que, a priori, deberían ser importantes en el contenido que está por venir. Sin embargo, no cuenta con un gran atractivo para seguir jugando una vez que completas la historia, salvo que su gameplay, del cuál os hablaré a continuación, logre convenceros lo suficiente como para hacerlo.
Una jugabilidad tan alocada como divertida
Rocksteady logró crear la mejor aventura de Batman que se había hecho hasta la fecha, hasta el punto de que muchos consideran a Arkham City como el mejor juego de superhéroes que hayan hecho hasta la fecha. Aquella saga se caracterizaba por el gran combate cuerpo a cuerpo que el estudio logró crear. Aquí, la jugabilidad da un vuelco de 180 grados. Nos encontramos con un looter shooter en tercera persona, siendo posiblemente el elemento que más suspicacias ha levantado desde su presentación.
Debo decir que los primeros minutos a los mandos de Suicide Squad estuvieron bastante lejos de embaucarme. Una vez completas el prólogo (donde ofrecen unas primeras pinceladas de como funciona todo) y vas a la Metrópolis azotada por el caos de la invasión, todo parece demasiado rápido, abrumador. No sabes muy exactamente por donde vienen los golpes (en mi caso lo he completado en la máxima dificultad), o como tienes que moverte. Sin embargo, pasada la primera hora, todo parece empezar a hacer clic.
En Suicide Squad: Kill the Justice League contaremos con la posibilidad de controlar a los cuatro integrantes del escuadrón: Harley Queen, Deadshot, Capitán Boomergan y King Shark. Todos ellos presentan peculiaridades que los hacen completamente diferentes, especialmente en lo que a movimiento se refiere. La primera de ellas se vale de un dron (robado a Batman) para desplazarse mediante como si de una telaraña se tratara, al mismo tiempo que dispone de un gancho para engancharse a las cornisas de los edificios, siendo lo más parecido a lo que pudimos ver en la trilogía protagonizada por El Caballero Oscuro. Deadshot, en cambio, cuenta con una mochila propulsora; mientras que King Shark usa sus propias dotes físicas para avanzar y saltar a gran velocidad y altura. No obstante, el más divertido de todos en este aspecto es, sin lugar a dudas, Capitán Boomerang. Digger Harkness hará uso de un dispositivo que utiliza la fuerza de la velocidad, y lanzando su boomerang nos “teletransportaremos” hasta el lugar que lo lancemos. Os aseguro que es realmente adictivo.
Estas diferencias en el desplazamiento de los personajes no tienen importancia solo a la hora de movernos por una metrópolis masiva, sino también a la hora de pelear. Cada uno de ellos se siente completamente diferente a la hora de enfrentarse a los enemigos, ya que mientras que Deadshot es ideal para enfrentarse a largas distancias, King Shark está pensado para estar más cerca de sus adversarios. No obstante, una vez más, debo decir que Capitán Boomerang ha sido el que mejores ratos me ha ofrecido.
No obstante, nada de esto valdría de nada si la mecánica jugable es mala, algo que parecía ser así después de leer las primeras previews del título. ¿La realidad? Que no lo es para nada. El gunplay de Suicide Squad: Kill the Justice League es realmente divertido. Aunque podemos escoger nuestro equipo al gusto, lo cierto es que cada personaje cuenta con una serie de armamento que se adapta mejor a sus cualidades. Las armas pesadas quedan reservadas para King Shark, mientras que las pistolas y subfusiles serán cosa de Harley Queen, y Capitán Boomerang y Deadshot compartirán un fusil francotirador, mientras que el primero lo acompaña de una escopeta y el segundo lo hace de un fusil de asalto. Lo importante es que todas las armas se sienten consistentes, y aunque puedes tener tus preferencias, con todas ellas se puede disfrutar por igual. Además, lo más importante: los enemigos no se sienten esponjas de balas. Es cierto que habrá algunos que cueste más de derrotar que otros, pero la sensación de estar haciendo daño siempre está presente.
Pero, ¿qué ocurre con el combate cuerpo a cuerpo? Pues lo cierto es que “no existe”. Lo peor de todo es que el juego pide a gritos tener un sistema de combate cuerpo a cuerpo más desarrollado, al menos por algunos de sus personajes. Creo que, si Rocksteady hubiera potenciado este aspecto, nos encontraríamos ante un juego con una jugabilidad prácticamente sobresaliente. Sin embargo, los golpes melee quedan reducidos a una mera acción (que en ocasiones tienen incluso tiempo de enfriamiento, dependiendo de nuestro equipamiento) de “apoyo”.
Hablando del equipo, y volviendo a lo que comentaba anteriormente, es uno de los elementos donde hace aguas. No porque el equipamiento no se sienta realmente mejor, sino porque, una vez más, quizás habría sido mejor apostar por algo tradicional. Es cierto que el juego evoluciona realmente bien. Cada pocos minutos vas recibiendo nuevas mecánicas o herramientas que te dan esa sensación de progresión. Sin embargo, tienes la sensación de que no te hace falta conseguir (a través de recompensas de misión) un fusil de asalto de una rareza y potencia inferior al que ya montas. Habría sido mejor que Rocksteady hubiera apostado por desbloquear mejor armamento en lugar de caer en el uso de las “loot boxes”. Aunque eso sí, lo positivo es que, al menos hasta ahora, todo el equipamiento se consigue jugando, nada de compras externas.
Otro aspecto importante en la jugabilidad es el árbol de talentos que ofrece el juego. Este se divide en tres ramas que se podrán ir mejorando a medida que ganemos tres tipos de puntos de experiencia diferentes. Lo cierto es que es una mera excusa para que vayas evolucionando tal y como el juego quiere, ya que ganar uno u otro punto tan solo depende del nivel que alcances, no basándose en ninguna variable jugable, de historia, etc. Estos nos permitirán ganar beneficios como obtener un nuevo ataque definitivo (ideal para eliminar varios enemigos), obtener más daño crítico o ganar probabilidad de obtener recompensa de escudo. Esto último es importante, ya que en el juego, este será el principal elemento para recuperar salud. Lo malo es que el árbol de habilidades se siente excesivamente parecido entre los 4 personajes, existiendo apenas unos cuantos talentos que realmente diferencian a unos de otros.
Lo que si echo en falta es una mayor variedad de enemigos. Es cierto que el juego trata de solventar su poca cantidad de tipos añadiendo diferentes versiones de un mismo adversario, ya sea imbuyéndolo con fuerza de la velocidad, con una capa de piel que hace las funciones de escudo, o añadiendo elementos que nos pueden afectar. No obstante, al final nos encontramos solamente con unos 4 tipos de enemigos diferentes, sin contar los jefes finales. Estos presentan mecánicas totalmente propias, y aunque pueden parecer algo simples, lo cierto es que dejan algunos de los mejores momentos de toda la ventura.
Una Metrópolis brillante
Aunque han surgido muchas críticas sobre el apartado gráfico de Suicide Squad: Kill the Justice League, lo cierto es que el juego de Rocksteady luce a un nivel visual fantástico. Posiblemente estemos ante uno de los juegos que mejor recrea las caras y ofrece un sistema facial fantástico. Todos los personajes que aparecen en la historia lucen a un gran nivel, superando por mucho a otros juegos que, a priori, contarían con un apartado gráfico superior.
El nivel visual general del juego también es bastante notable. Aunque se ha insistido mucho en compararlo con la saga Batman Arkham, lo cierto es que aquella contaba con un diseño más “realista”, mientras que aquí se apuesta un poco más por un acabado menos serio, yendo acorde a lo que podemos encontrarnos a nivel narrativo. No es, ni mucho menos, un juego que apueste por un apartado gráfico cartoon, pero si que se nota ese pequeño viraje a algo más desenfadado. A nivel personal, el juego entra muy bien por los ojos, y el diseño de la ciudad de Metrópolis es fantástico, con un mundo muy vertical.
A nivel sonoro no puedo más que quitarme el sombrero. El juego viene completamente traducido y doblado al castellano, y el nivel del mismo es fantástico. La elección del elenco de traductores ha sido realmente acertada, y el trabajo de localización también es muy bueno, ya que consiguen adaptar las múltiples bromas que el Escuadrón hace de manera continuada a lo largo de la aventura.
Conclusión – Análisis de Suicide Squad: Kill the Justice League
Suicide Squad: Kill the Justice League ha luchador contra una tremenda campaña de desprestigio, pero lo cierto es que se trata de un juego realmente notable. A nivel jugable y narrativo es un juego que cumple mucho mejor de lo que esperaba, con una jugabilidad adictiva y divertida, a pesar del cambio de registro respecto a Batman Arkham. La química entre los personajes hace todo realmente llevadero, hasta el punto que las 15 horas que dura la campaña se pasan prácticamente voladas, gracias también en parte al fantástico doblaje que hemos tenido al español.
No obstante, el juego no está exento de puntos negativos. Todo el planteamiento GaaS resta más que suma a la experiencia. Además, el final de la historia, para abrazar precisamente ese espíritu de juego como servicio, nos deja con uno de los finales más anticlimáticos que he jugado nunca en un videojuego del género. Y por si fuera poco, el contenido que hay actualmente no justifica, ni mucho menos, la apuesta por este modelo. Se trata de una oportunidad perdida, porque de haber apostado por un diseño clásico, podríamos hablar que Suicide Squad: Kill the Justice League sería un juego de notable alto o sobresaliente.