Si tuviésemos que elegir una sola palabra para describir a The Sexy Brutale esa sería, sin duda, «original». Algo que ya de por sí dice mucho sobre un juego cuando nos resulta tan costoso encontrar una propuesta que varíe una pizca de las mecánicas más habituales, y más todavía si de lo que hablamos es de un juego que ni siquiera alcanza a ubicarse muy bien en un género concreto. De primeras podríamos decir que se trata de un juego de puzles, pero en realidad hay escondido en él mucho más que eso. Y de hecho, de eso va en gran medida el juego creado por Tequila Works y Cavalier Game Studios, de quitar el velo y descubrir qué es lo que ocurre, no solo en la mansión de la que somos una especie de inquilino, sino a nuestro propio protagonista, Lafkadio Boone, y al resto de invitados que vamos a encontrar allí. En nuestro análisis de The Sexy Brutale para Xbox One te contamos cómo funcionan las cosas en la mansión, pero no destapamos nada, eso ya os tocará a vosotros hacerlo.
Misterios de mesa
Supongo que alguna vez habréis jugado a los juegos de mesa, La Herencia de la Tía Agata o Cluedo. Pues The Sexy Brutale se encuentra en cierto modo entre ambos, con la diferencia de que aquí solo hay un jugador, y nuestro oponente es el propio Sexy Brutale, nombre que adquiere esta mansión, medio hotel y medio casino. Se parece a aquellos por la temática, en la que los asesinatos en una estancia cerrada pero lo suficientemente amplia para mantener cierto aura de misterio, son el centro de atención. También recuerda a ellos en sus propias mecánicas, mucho más pasivas de lo que estamos acostumbrados dentro de los videojuegos. Aunque nos metemos dentro de la piel del enigmático Lafkadio, somos una especie de ente que pulula por las estancias y que, a pesar de poder interactuar con el entorno, no tiene una participación inmediata sobre él. Más bien lo que hacemos la mayor parte del tiempo es un ejercicio pasivo, de reflexión y observación para más tarde, en momento puntuales, casi como si llegase nuestro turno, tocar lo justo para interferir en el juego.
Un grupo de individuos encerrados en un eterno día en una mansión, y un buen puñado de misterios que desvelar. Es de esas cosas que dan ganas de frotarse las manos al escuchar. The Sexy Brutale se basa en una serie de casos que se resuelven de forma independiente, y cada vez que terminemos uno y avancemos al siguiente, se irá desbloqueando una nueva zona de la mansión a la que antes no nos dejaban acceder. Así, la dinámica fundamental será la de ir recorriendo el mapa descubriendo el modo de salvar al próximo inquilino. De tal forma que cada personaje es una especie de nivel en sí mismo. Pero por encima de todo eso, hay una enigmática trama que nos invita a continuar indagando en cada rincón del cada vez más extenso escenario hasta terminar por sacar todo lo que hay debajo de la alfombra.
Para ello contamos con el poder de nuestra máscara y los de las que vamos adquiriendo. Todos los personajes del juego van ataviados con un antifaz o máscara que les tapa el rostro. Pero una vez los rescatemos, las dejarán y será entonces cuando podremos hacernos con ellas para adquirir un nuevo poder o habilidad.
El objetivo principal al comenzar con cada nuevo caso será averiguar de quién se trata y del modo en el que muere. A partir de ahí, deberemos emplear nuestros conocimientos previos sobre la mansión, poderes adquiridos y la exploración de los nuevos lugares, para averiguar lo que debemos hacer para salvar al siguiente habitante. Cada personaje morirá a una determinada hora del día, por lo que aunque nosotros podremos reiniciar el día tantas veces como necesitemos hasta descubrir la forma correcta, y una vez que sepamos lo que tenemos que hacer habrá que llevarlo a cabo antes de que se produzca la muerte. A esto debemos añadir que más o menos deberemos conocer el recorrido que hacen los personajes involucrados en el asesinato para llevar a cabo cada paso, que nos permita rescatarlo, a su debido momento, ya que el juego no nos permite permanecer en la misma habitación que otro inquilino al mismo tiempo. Para evitar eso tenemos la posibilidad de mirar a través de las cerraduras de las puertas o de escuchar los sonidos de las habitaciones contiguas.
La mansión del terror
Aunque como digo, cada personaje funciona a modo de nivel, la mansión es un todo interconectado y el día en el que tienen lugar los asesinatos el mismo. Esto quiere decir que mientras estamos en mitad de un caso, reiniciando el día una y otra vez, estaremos siendo a la vez testigos también de lo que va ocurriendo con el resto de personajes que ya hemos salvado o que están por salvar. Es parte de la gracia, porque será trabajo nuestro aprender la serie de acontecimientos que llevan a la muerte del personaje a rescatar, y discriminar todo lo que ocurre alrededor pero que no es significativo. Esta es sin duda la parte más divertida de The Sexy Brutale, averiguar qué es lo que conduce a su muerte a cada habitante de la mansión. Porque poco a poco el mapa va haciéndose más grande, y es muy satisfactorio ir descubriendo cosas que no están relacionadas con el caso actual, pero llegar a memorizarlas casi involuntariamente para, más tarde, encajarlas en el lugar en el que correspondían. Las interacción con alguna parte del escenario, o con alguno de los objetos que vamos obteniendo por el camino (que tampoco son demasiados) suele ser el modo de intervenir en lo que va ocurriendo.
Hasta aquí, y si añadimos los correspondientes nuevos poderes de cada máscara que conseguimos, la cosa se pone muy interesante. El único problema viene al ponernos manos a la obra. Conforme vamos avanzando nos vamos dando cuenta de cómo las posibilidades que parecían abrirse al comienzo finalmente no van siendo tantas. Y la resolución de los puzles va resumiéndose al final en la exploración y memorización, en detrimento de nuestra astucia e ingenio. Y tantos los poderes que vamos adquiriendo como las nuevas estancias que vamos desbloqueando sirven para alargar un poco más y complicar los acontecimientos, los pasos que debemos descubrir y después dar. Pero todo eso puede resumirse en estar atentos e ir memorizando patrones: no queda ahí mucho espacio para la inventiva. En parte porque tampoco es lo que pretende ser The Sexy Brutale, que se conforma con lo que es y se siente cómodo sin ir más allá. La mala noticia es que podría haber sido algo más complejo, más importante.
Antes comentaba el acercamiento de The Sexy Brutale en sus mecánicas a los juegos de mesa por su propuesta jugable, pero en realidad también lo hace en su estética. Si bien no contamos con modelados espectaculares, el diseño de personajes y escenarios resulta acorde al tono general del juego. Mientras que los primeros, muñecos cabezones, parecen perfectos para manejar en un tablero, los segundos que están divididos por habitaciones y pasillos se ajustan perfectamente a la dinámica de «semi-sigilo» que mantiene todo el juego. También podrían hacerse pasar perfectamente por recreaciones de tableros en 3D, contando además con los detalles justos para resultar atractivos a la vista, donde contando por ejemplo con referencias artísticas, y lo suficientemente profundos para obligarnos a fijarnos en los detalles para averiguar cosas. Lo negativo aquí es que se dan ralentizaciones puntuales en los momentos en los que cambiamos muy rápido de habitaciones porque ya sabemos hacia donde nos debemos dirigir, aunque al no contar con un peso relevante de acción son más bien anecdóticas.
Los sonidos también acompañan. Por una parte aunque al principio no le damos demasiada importancia, conforme vamos reiniciando el día nos vamos quedando con determinados ruidos muy característicos (que mejor no comentar), y que nos muestran una señal de lo que está teniendo lugar en otro punto de la mansión. También la banda sonora, especialmente en ciertos momentos, es bastante buena. Una pena la ausencia de voces, que aunque no se echan especialmente en falta, quizás habrían dado más empaque al conjunto. El juego, eso sí, está en completo español en sus textos.
Conclusión
Es muy fácil quedarse contento con The Sexy Brutale, porque es un soplo de aire fresco gracias a sus ideas originales. Y también es divertido y gratificante ir descubriendo los secretos que nos oculta, así como los misterios de la trama. O porque a pesar de la constante presencia de la muerte, no deja de ser un juego simpático que se toma en serio lo justo y se deja jugar bien, lo que siempre funciona. Por eso en el fondo le perdonamos esos puntos negativos comentados, pero es cierto que inevitablemente se queda cierta sensación de que se podría haber hecho algo todavía más grande y elaborado, donde hubiesen existido más posibilidades para resolver los casos, por ejemplo. Supongo que los jugadores nunca estamos totalmente satisfechos. En cualquier caso The Sexy Brutale es un conjunto cerrado en el que todas las piezas (argumento, diseño o mecánicas) se amoldan tal y como deberían, cosa que debería de ser suficiente para darle una oportunidad.