Arkane Studios se ha hecho su propio nombre en el mundo de los videojuegos gracias a su aclamada franquicia Dishonored. El estudio francés ha bordado el concepto de sigilo e infiltración añadiendo un escenario abierto de posibilidades con la que acabar con los objetivos para crear multitud de situaciones distintas además de aumentar su rejugabilidad gracias a las repercusiones que puedan suponer nuestras acciones, algo que pulieron y mejoraron en una secuela que superó con creces a una ya de por si notable primera entrega. Hablando con GamesIndustry el director creativo del estudio, Harvey Smith, ha comentado cuales cree que son las claves del éxito del estudio y sobre todo ha recalcado lo que todos hemos notado: la libertad que otorgan al jugador para decidir cómo quiere jugar.
«Nos encanta interactuar con los fans y conocer cómo se sienten ante los personajes, la trama o la ambientación. Para comenzar, lo que queremos es hacer un entorno que invite al jugador a explorarlo, que además lo atrape, todo eso mientras resulta intuitivo«.
Como curiosidad, Harvey comenta que durante las primeras sesiones en las que betatesters probaron Dishonored uno de ellos utilizó una habilidad de teletransporte para moverse por los tejados en cierto nivel, en vez de solucionar el bug que permitía eso, decidieron dejarlo como estaba para que si otros jugadores caían en utilizar esa habilidad de esta manera obtuvieran su recompensa.
«No tiene por qué ser necesariamente un simulador. Simplemente debe servir para que el jugador se sienta parte del mundo y realice lo que él piensa que es más natural para ésa ocasión según su punto de vista».