Aunque ya todas las miradas están puestas en Unity y en las consolas de nueva generación, desde Ubisoft han querido despedirse de Xbox 360 y PS3 con un último título exclusivo para estas consolas. Hablamos de Assassins Creed Rogue, el último capítulo de la trilogía de américa que inició Assassins Creed III y que terminará con una aventura a priori muy parecida a su antecesor, Black Flag. ¿Tendrá Rogue lo necesario para convertirse en un indispensable de la séptima generación de consolas o es solo un producto comercial que busca aumentar las ventas? Nosotros lo hemos probado y os contamos nuestras impresiones.
Muerte a los asesinos
El elemento sin duda más llamativo de Assassins Creed Rogue es su historia, donde controlaremos a Shay Patrick Cormac, un antiguo asesino traicionado por su orden y que ahora busca venganza unido a los templarios. Cambiamos así la visión de la historia en la que los buenos eran siempre los mismos. ¿O quizá en este caso controlaremos al malo de la película? Para comprobarlo no nos quedará más remedio que esperar al lanzamiento del título completo.
Este marco argumental se engloba además en la Guerra de los Siete Años en la América del Norte, lo que nos llevará a un paisaje helado completamente nuevo en la saga. El hielo y la nieve cobrarán especial protagonismo, con la aparición de placas de hielo que harán nuestro barco mucho más lento e Iceberg que esconderán tesoros y grandes secretos. La fauna también aumenta con pingüinos, osos polares y otros animales propios de los parajes nevados, además de los animales marinos ya conocidos a los que pudimos dar caza en Assassins Creed IV: Black Flag.
Las novedades de Assassins Creed Rogue
Con una historia bastante interesante que parece tener una pequeña relación con lo que ocurrirá en Unity (donde ya nos avisan, los templarios no serán tan malos ni los asesinos tan buenos) y una nueva ambientación que nos proporciona una nueva fauna y nuevos emplazamientos, lo lógico sería pensar que nos encontraremos con muchas novedades también en el apartado jugable, pero lo cierto es que no es así. Assassins Creed Rogue tiene unas mecánicas muy similares a las que ya tenía Black Flag, donde el centro de la jugabilidad está en las batallas navales con escaramuzas en diferentes emplazamientos terrestres, casi siempre cerca de la costa.
Las pequeñas novedades que se introducen se centran sobre todo en unas mayores opciones para la mejora y personalización de nuestro barco, mucho mayor y con más potencial que el que podíamos conseguir en AC IV, y en algunas nuevas armas que Shay tendrá disponibles en su arsenal. Esto no quiere decir que Assassins Creed Rogue no vaya a ser un gran juego (de hecho AC IV es un título muy a tener en cuenta) pero desde luego parece que las novedades jugables van a ser mucho menores que las que hemos ido viendo con cada nueva entrega de la saga. No obstante la versión que nosotros hemos probado es bastante temprana, donde mucho de los elementos aún no estaban implementados. Así que aún hay tiempo para que Ubisoft nos sorprenda con alguna cosita que nos termine de convencer para comprar Assassins Creed Rogue incluyo para aquellos que ya pasaron a la nueva generación.