Codemasters posee un amplio catálogo de juegos de conducción que a lo largo de las diferentes generaciones han aportado magníficas experiencias. Siendo ahora propietaria de la licencia de la Formula 1, su llegada a la nueva generación se está haciendo esperar, si bien, en los últimos años ha estado un poco apagada aportando juegos demasiado continuistas en su propuestas. Dentro de las diferentes licencias que poseen, DIRT es una de las más veneradas, sobre todo, por los recuerdos que los usuarios tienen de juegos como Colin McRae, pionero de la licencia que posteriormente trajo propuestas directas y dinámicas, como fueron DIRT y DIRT 2 y que se hundieron en la miseria con DIRT Showdown, con una propuesta lejana a lo que inicialmente proponía.
Llega el último proyecto vinculado a los rallies, DIRT Rally, un juego que abandona cualquier uso de licencias oficiales para centrarse en una experiencia que abandone las propuestas arcade que últimamente ven la luz en las consolas. Considerando la presencia de algunos rivales, el reciéntemente lanzado WRC 5, con la licencia oficial y el nuevo proyecto de los anteriores propietarios de la licencia, Milestone, con Sebastien Loeb Rally EVO, DIRT Rally tendrá competencia y el producto tiene que rendir lo mejor posible. Dado su reciente lanzamiento en PC, DIRT Rally ha expuesto su propuesta que, para sorpresa de todos, resulta ser el más exigente de los juegos que explotan esta disciplina.
Hasta la fecha, los diferentes títulos procedentes de Colin McRae han ido evolucionando como juegos arcade, directos y sencillos, pero Codemasters ha querido dejar atrás la imagen que acabó devaluándose en productos intrascendentes. DIRT Rally apuesta por la simulación, exigiendo al usuario una precisión que, puede ser contraproducente para aquellos que busquen algo distendido y divertido. No se puede decir que los retos, cuando son complicados, resulten menos atractivos o entretenidos, si bien, puede que el nivel de exigencia sea extremo. No adelantemos acontecimientos, veamos que deparará DIRT Rally cuando vea la luz en Xbox One.
Pasado más que presente
DIRT Rally es una propuesta que carece de licencias oficiales y haciendo uso de mecánicas conocidas de los juegos de Codemasters, nos expone una interesante propuesta basada en la gestión de un equipo, una especie de escudería que dirigiremos en base al presupuesto disponible. Dado este detalle, de cuando dinero dispongamos será lo que determine que vehículos podemos adquirir y, con ello, a que campeonatos podremos acceder. Claro que el catálogo de vehículos es variado, pero sobre todo, por la inclusión de categorías dentro de los rallies que echan un vistazo a la historia, con vehículos icónicos, como puede ser el Mini Cooper del 65, que es uno de los primeros vehículos que podremos adquirir. Pasando por hitos de la década de los 70, 80, 90, a los modelos de años posteriores, pero no actuales, en diversas categorías, como se organizan en la competición real.
De este modo nos encontramos con un catálogo de vehículos que, sin ser excesivamente extenso, atiende al pasado, más que a los modelos actuales. Los juegos de Rally generalmente suelen enfocar su experiencia de este modo, pues los que se limitan a la licencia, se suelen encontrar muy limitados a ofrecer un catálogo oficial que, en cierto modo, se puede considerar escaso. Tampoco es soprendente, al menos no en número, el catálogo de vehículos que Codemasters ha hecho llegar, sin embargo, hay que considerar que se han seleccionado y representado con gran precisión, vehículos históricos, de modo que, tomando los más representativos, el número de vehículos no será abundante. Un total de 39 vehículos de inicio, que pueden ser empleados en los modos de juego abiertos, pero que deben adquirirse para el modo trayectoria, que incluye también modos de juego online, como el PvP o las etapas multijugador.
En este aspecto, dado el precio que tienen estos vehículos, se puede intuir que no será una experiencia corta. Podemos probar los últimos modelos de competición, como es el nuevo Mini John Cooper Works WRC, o el Ford Fiesta WRC, si bien, recordar aquellos años con los Mitsubishi Lancer WRC, el Subaru Impreza WRC, incluso el Citroen Xsara WRC, o atender a vehículos clásicos, como el Opel Kadett de los 70, el Escort Coswhorth, en Audi Quattro, el Maxi Turbo, el Megane Maxi o el Ibiza Kit Car Evo 2. El catálogo es diverso, aunque no numeroso, haciendo un guiño al pasado, sin olvidarnos del presente. Los amantes de los rallies podrán disfrutar de todos estos vehículos, pues conseguirán recordar aquellos años de Vatanen, Kankkunen, Sainz o Mäkinen, sin olvidarnos de Colin McRae.
Puede ser más preocupante la “escasez” de escenarios que hay, considerando que existen los mismo límites, se hace gala de un número relativamente escaso de escenarios donde transcurren las etapas de cada campeonato. Parecen evitar en todo momento que se vincule con la licencia oficial, aportando una variedad correcta, con países como Gales, Grecia, Finlandia, Alemania o Mónaco, ofreciendo en cada momento una experiencia diferente, como suele ser habitual en estas pruebas, donde cada país, cada rally, aporta un terreno diferente y con ello, la necesidad de adaptarnos. Son siete entornos, pero esto no significa que no haya variedad en sus tramos, ya que se describen hasta 70 tramos diferentes, de una longitud variable, desde pequeñas etapas a largas y muy desafiantes.
De este modo, lo que parece escaso se convierte en un reto. Gran parte de este reto consiste en como se ha planteado ese modo trayectoria, pues lejos de seguir una línea fijada, donde ganar es algo obligado desde el principio, el planteamiento es bastante más complejo de lo que podríamos llegar a creer.
Gestión de un equipo
A la hora de competir, tendremos que considerar nuestras posibilidades. Lejos de ser un título en el que tenemos que destacar en todo momento para obtener contratos, tenemos que fijarnos en otro objetivo, el de obtener beneficios en cada campeonato, con el fin de dar mayor cobertura a la escudería que dirigimos, incluyendo, mecánicos. Nuestras habilidades no serán mejores o peores, no optaremos a mejorar como pilotos más de lo que nuestra habilidad al volante puede permitir, si bien, podemos optar a evolucionar a los miembros del equipo, contratando, despidiendo o mejorando, con perks, que permitirán obtener mejoras y ser más precisos a la hora de arreglar el coche entre etapas o mejorar su rendimiento. Es así, como conseguiremos aumentar nuestras opciones de conseguir la victoria, si bien, no es algo que se pueda hacer desde el principio, al menos en un nivel de dificultad moderado.
Puede resultar frustrante en muchas ocasiones, pero hay que tener en cuenta que lo principal es conseguir llevar el coche a la meta lo más sano posible, ya que, dentro del balance económico de cada campeonato, se incluyen los gastos derivados de los daños del vehículo. De este modo, un abandono nos dejará sin ingresos, así que resulta de vital importancia proseguir y conseguir llegar al final, en la mejor posición posible. Solo de este modo se puede acceder a unos ingresos que permitan mejorar el equipo, mejor los vehículos o adquirir nuevos que den acceso a más campeonatos, nuevas carreras y seguir disfrutando de esta espectacular propuesta.
Espectacular, efectivamente, aunque por ahora no se conoce el rendimiento ni los ajustes a nivel de detalles que DIRT Rally llevará en consola, su rendimiento es realmente abrumador, dado que EVO es un motor gráfico vinculado a AMD. De este modo, podríamos pensar que el rendimiento de DIRT Rally puede ser espectacular, y considerando la calidad de su último título para las consolas de nueva generación, F1 2015, no podemos negar que es esperanzador.
Espectacularidad rigurosa
Tras comprobar que F1 2015 es un título espectacular, no podemos negar que Codemasters va a trabajar mucho para conseguir que DIRT Rally lo sea. DIRT Rally regresa a esa estética típica del motor gráfico EVO, el cual, presentaba todos sus productos con un acabado similar, confiriendo carisma a los productos y dejando una especie de sello de identidad propio de la empresa británica. DIRT Rally recuerda a los anteriores DIRT, pero con cambios notable dada la evolución de los hardwares.
El acabado global recuerda al pasado, que era bastante espectacular de por sí, aunque con el paso del tiempo pereció ante la escasa aportación que renovase su estética. Ahora es el momento de un cambio significativo, con unos escenarios repletos de detalles, si bien, lo que más llama la atención es la dedicación en la representación de los vehículos, cuidados al detalle y con un motor de daños que permite disfrutar de daños visuales bastante realistas. Puede que haga falta mejorar ciertos aspectos, pero estos daños pueden ser realmente devastadores para las mecánicas de los vehículos, dando al traste con la carrera, el campeonato y los ingresos. Se puede destruir el vehículo, si bien, el grado de destrucción no llega a esos límites que en la vida real solemos ver con accidentes espectaculares.
De todas formas, Codemasters no ha querido acompañar el título con huds complejos, los daños son visualizados con ciertos iconos, pero lo más espectacular es que visualmente pueden detectarse. Ver como el vapor sale de las ranuras del capó porque el radiador está deteriorado y el motor se sobrecalienta, como la rueda se ha dañado o, como nó, los daños en la carrocería. EVO ya mostró una gran adaptación en este apartado y para este juego no es menos.
A la hora de describir este apartado, debemos observar las repeticiones, donde se puede ser consciente de toda la gama de detalles varios que se han desplegado. Resulta realmente espectacular como se han trabajado aspectos como la oclusión ambiental, aunque en este caso, es posible que este detalle no sea considerado para las consolas, dado el consumo de recursos que supone en aras del rendimiento. No obstante, efectos visuales como el polvo o el agua, resultan espectaculares, así como ver las mecánicas del vehículo superando las adversidades del terreno. Una estela de polvo, de nieve o agua, efectos visuales que ensalzan una calidad visual que, sin ser realista, guarda una estética propia de la licencia y la traslada a una calidad sobresaliente.
Hemos citado 39 vehículos, también 7 escenarios, todo ello está desarrollado para tener un aspecto realmente impresionante, cuidando el más mínimo detalle. Claro que, con cada carrera nos exponemos también a diferentes situaciones climáticas, así como competiremos a lo largo del día, y la noche. Todo resulta correcto, incluso, espectacular, si bien, lo más importante es considerar su rendimiento, que es, estable y si se consigue que rinda a 60fps*, espectacular. Ahora bien, estos detalles habrá que aguardar a las decisiones de Codemasters y cómo gestiona su adaptación a las consolas.
*Test realizado con un A10 5800k, 8Gb 2400 DDR3, R9 290 4Gb DDR5 y volante Logitech G920
Precisión milimétrica
Hemos descrito, a groso modo, lo que aporta el juego en su experiencia base, pero la realidad, es que DIRT Rally es un título para conducir, no para gestionar un equipo con el fin de avanzar en un modo trayectoria que depende de esta parte. Tomando como referencia el pasado, la mayor evolución que DIRT Rally ofrece está en este apartado, donde el juego abandona por completo la conducción arcade, sencilla y directa, para exponerse como un título donde se busca ahondar en la simulación. Claro que todo dependerá de cual es la experiencia que busca el usuario, haciendo uso de una configuración que puede facilitar las cosas, si bien, la experiencia base propuesta se antoja, un reto muy real.
Tomando como base la desactivación de ayudas a la conducción y ubicando la dificultad de la IA en un nivel intermedio, el juego propone algo muy inmersivo, si bien, puede ser contraproducente para los menos pacientes, pues la victoria no es opción en las primeras partidas. Cuando nos introducimos en cualquiera de los vehículos, considerando que la trayectoria da comienzo con la categoría menos potentes, con vehículos como el citado Mini Cooper del 65 o el Lancia Fulvia, el primer rally, en Grecia, es un reto que puede hacer desesperar al más paciente. La estrecha y sinuosa carretera que separa un muro de piedra de un precipicio con árboles, la pista deslizante en tierra, y los resaltos que en ocasiones se introducen en la anchura de un trazado sinuoso, convierten la experiencia en un desafío para los más áptos. Puede que por esperar algo asequible, el contacto es, casi inevitable, con algún obstáculo que nos destroce el coche. Y es que ante las instrucciones del copiloto, debemos tener muy en cuenta que significan pues pasarse un pelo es acabar chocando y ser cauto significa perder tiempo.
Difícil, en lo que presuntamente debería ser una configuración exigente, pero no devastadora. Las físicas llevan al jugador a una experiencia realmente fascinante, intensa, real, donde nos podemos dar cuenta de que los pilotos que compiten en esta disciplina son temerarios, están locos, no hay otra manera de definirlos. El mando responde bien, quizás con demasiada celeridad en ocasiones y con la típica imprecisión que deriva de una velocidad y una necesidad de reacción extremadamente elevada, algo que se puede compensar con un volante, donde la precisión es mayor, pero también exige una condición física, sobre todo por los reflejos, que hagan reaccionar para salvar ciertas situaciones. Y es que tardar, es perder muchas opciones, por no decir todas.
La realidad, es que lo que hay que destacar de DIRT Rally es que la experiencia es inmersiva, se traduce en una buena comunicación entre el jugador y el juego a través del mando, pero dadas las circunstancias y la costumbre dentro del subgénero, resulta muy dificil mantenerse concentrado al nivel que se requiere y ser competitivos, perdiendo en la mayor parte de las ocasiones, un tiempo precioso que nos obligará a repetir y repetir, aunque no se pueda hacer de forma ilimitada una vez iniciada la prueba, costando además, dinero que nos viene bien para mejorar el equipo.
Y es que en el fondo, todo apunta a que la experiencia que proponen desde Codemasters abandona lo arcade y llevadero por algo más exigente. Al menos, para aquellos que sepan como gestionarse, el juego ofrece una experiencia que no terminará en unos pocos días, o en unas pocas semanas, pues las primeras pruebas exigen acabar, ganar dinero, evolucionar el equipo, mejorar como pilotos y volver a intentarlo. Al final, el progreso se deja notar y el resultado es una satisfacción plena al darnos cuenta de que es el esfuerzo y el aprendizaje lo que deparará el éxito que buscamos.
Todo un reto para los reflejos y la paciencia
DIRT Rally es una propuesta sorprendente, que se desmarca de las típicas propuestas que apuestan por estas disciplina dentro del mundo del motor. Si en otro ámbito Project CARS ha marcado una pauta, Codemasters puede haber tomado ejemplo y haber pensado en un producto maduro, exigente, dedicado a una afición, dedicado a la pasión por los ralllies. Tanto por la experiencia, que puede ser extremadamente profunda y complicada, como por el catálogo de vehículos, DIRT Rally es un título extraordinario.
Cierto es que, dado su pasado, puede atraer a un público que podría darse de bruces con algo que no esperan, pero por otro lado, es un producto que podría reclamar la atención de otro grupo de usuarios que siempre ha abandonado estos juegos por ser insulsos y poco profundos. Los rallies siempre han sido atractivos, son diferentes, la exigencia trasciende de la precisión de una trazada por cuestiones de talento y habilidad, donde se puede ser más rápido derrapando de forma controlada, donde el control es más importante que en el asfalto.
Milestone intentó algo similar años atrás con su primer WRC, por desgracia, abandonó este criterio realista por algo más asequible. No sabemos si Codemasters sucumbirá, o la adaptación de la conducción con ayudas y la configuración del nivel de la IA será suficiente para atraer a aquellos que no tengan paciencia para los retos “imposibles”. Sin embargo, DIRT Rally es un producto que puede tener éxito por su propuesta, por su modo trayectoria, por su exigencia. Un reto en el que salir victorioso si supone una satisfacción plena, es superación en estado puro, es un hito para la propia licencia.