A lo largo de los años la industria del videojuego se ha ido haciendo cada vez más fuerte, y esta fortaleza ha permitido que esta industria se haya convertido en el mayor éxito dentro de todos los ámbitos de entretenimiento que se encuentran hoy día. Si bien hace unas décadas el cine irrumpió con fuerza desbancando a la música o el teatro, incluso a la propia literatura, la tecnología y su evolución han permitido que otra industria se haya sentado en el trono y sea la mayor fuente de ingresos relacionada con el amplio concepto del entretenimiento.
El cine, en gran medida, se ha nutrido de pequeñas maravillas extraídas de la literatura o de la música para englobar producciones magistrales, un aspecto que ha dejado constancia de grandes narraciones adaptadas, de una forma más o menos adecuada, consiguiendo narrar grandes historias, con la fuerza de la imagen e implementando una banda sonora que permitiese ahondar en un argumento, en una ambientación y, si todo quedaba cuadrado perfectamente, en un medio para narrar historias y transmitir emociones. El cine se ganó el prestigio necesario para ser considerado 7º Arte, ahora bien, no se puede decir que últimamente este arte esté dando tantas alegrías como antaño.
Puede que la espectacularidad de las nuevas tecnologías haya marcado una tendencia equivocada en el devenir de las producciones, con demasiadas películas basadas en como se ven, más que en que cuentan, dejando a una industria independiente al cargo de narrar historias, que como consecuencia de la publicidad, llegan a muchos menos de lo que debería. La relevancia de esta industria ha ido diluyéndose con el paso de los años, sea por lo que sea, pero la industria del videojuego ha conseguido adaptarse a estas tecnologías para dar rienda suelta a lo que el cine no ha sabido ofrecer, hacer llegar las historias a los usuarios. No obstante, los videojuegos no narran una historia, hacen partícipe de ella y esa implicación es capaz de llegar más hondo.
Tras unos cuantos años siendo testigos de las grandes historias que llegan a través de los videojuegos, no era de extrañar que la industria del cine fijase sus ojos en los videojuegos. Ahora es cuando podemos poner en cuestión cuáles eran los fundamentos que usaban a la hora de fijar su vista en estos productos, si bien, muchas de las películas basadas en los videojuegos, han trascendido de cualquier modo a partir de la popularidad, más que del contenido narrativo de estos. Podemos cuestionar los motivos para llevar a la gran pantalla películas como Mario Bros, Street Fighter, Double Dragon, Mortal Kombat o Doom, cuyos juegos no es que se caractericen por introducir una historia que tenga profundidad alguna. Es evidente que la popularidad de un producto puede tener el interés que los fans de esas licencias muestran, pero lo muestran por la acción de los juegos, no porque les cuentan absolutamente nada. Todavía es más gracioso ver la adaptación al videojuego de un film que se basa en un videojuego, rizar el rizo era posible y lo consiguieron, aunque como hablamos de Street Fighter, pues lo obviamos.
No obstante, uno de los aspectos que mejor ha evolucionado en estos tiempos es la narrativa de los juegos, no solo por la recuperación y renovación de las clásicas aventuras gráficas, también en torno a cualquier género que fundamenta su acción en una historia, sea cual fuere, alcanzando historias de toda índole, representadas de forma brillante y conjuntadas con un buen reparto de personajes y, en ocasiones, una banda sonora digna de esas superproducciones cinematográficas. Claro que se podía pensar que la industria del videojuego se nutre del cine, algo que no es así, pero si se nutre de los fundamentos que debería usar el cine para volver a captar la atención de los cinéfilos, buenas bases, buen argumento, una trama y personajes bien adaptados al rol que les toca, y no al revés.
Todo comenzó en la generación anterior, sin obviar grandes clásicos que abordaron grandiosas historias antes de esto. La evolución de la narrativa y la introducción de una historia profunda en los juegos es algo que se dejó notar más que nunca en la generación anterior, puede que por la introducción de mejores secuencias, puede que por la necesidad de renovar algunos géneros y, en gran medida, por la evolución de estos para dar experiencias más profundas y diversas. Claramente recordaremos Bioshock como un shooter revolucionario, un shooter que se salía de la norma y nos trasladaba a una localización fantástica, con una historia maravillosa y una ambientación sobresaliente. Puede que la mejor referencia para dar cuenta de como los juegos podían aprovechar la narrativa propia de las películas sea este título, sobre todo por la unión de todos los elementos que hacían la narración algo primordial sobre la acción, que era igualmente extraordinaria.
Pero este efecto pudo tener especial trascendencia con este título porque abordaba una historia en un género que no hacía gala de estas características de forma usual, pues en las aventuras gráficas la narración y la historia siempre han sido primordiales. De hecho, si que se puede mencionar algunos títulos que consiguieron revolucionar el apartado narrativo dentro de este género, como pueden ser los juegos de Quantic Dream, principalmente por Omikron: The Nomad Soul, con David Bowie, aunque el título que llamase más la atención fuese Farenheit, y por supuesto, Heavy Rain. Llevar a cabo una experiencia más propia de las películas interactivas, mejor adaptadas que los conatos previos que vieron la luz en formato iCD o los títulos full motion video.
La auténtica revolución llegó cuando esta característica narrativa, propia de películas y aventuras gráficas, se adaptaba a otros géneros y se abordaban historias mucho más profundas e intensas, dando significado a la experiencia, ofreciendo un rol dentro de una aventura y haciendo sentir al usuario como parte de la historia. Grandes diálogos, una trama y una buena ambientación que conjuntados con una buena acción y jugabilidad, daban con la clave para explotar de forma acertada y daban una nueva perspectiva que condicionaría todo. No obstante, el cine seguía sin saber aprovechar esta evolución, y en cierto modo, las películas que seguían produciéndose, eran cuanto menos cuestionables. Que en este punto, podríamos mencionar que los videojuegos de las películas eran tan obscenos como producto como vacíos en aportación a la acción, convirtiéndose en meras interacciones dentro de secuencias de la película o algo casi peor.
Sillent Hill, Resident Evil, Tomb Raider, Hitman, Max Payne o Prince of Persia han sido ejemplos claros de cómo se puede desaprovechar una licencia en una o varias películas. Pese a que la conveniencia de usar una estrella para encarnar a un personaje, como fue el caso de Lara Croft, pueda hacer rechinar dientes, no podemos negar que viendo otros ejemplos es casi para agradecer. Si bien Angelina Jolie o Milla Jovovich han conseguido dejar su imagen para los personajes que representaron, quien puede aceptar que Mark Walbergh representase a Max Payne, ya ni contar a Jake Gyllenhaal o Timothy Olyphant. Cierto es, que en estos últimos casos, la película era tan intrascendente que entretenían más los cortes publicitarios. Pero estas películas tenían potencial, pues bien por el argumento, bien por tener un protagonista interesante, podían haber dado mejor resultado. Mientras tanto, rumores sobre películas basadas en otras licencias que tienen más potencial, Bioshock, God of War, Gears of War, HALO o Assassin´s Creed, eran rumores bien fundados que hacen temer que puede salir de ellas, aunque se mantiene la esperanza de que puedan hacer algo decente. Para colmo, la última referencia tomada de los videojuegos, ha sido Need for Speed, que es más propia de aquellos orígenes que tomaban las licencias por su nombre o éxito, que por lo que pueden aportar como película.
No podemos negar que la intención de la industria cinematográfica es interesante, pues lejos de querer hacer una adaptación directa, buscan renovar, cambiar y que el fan del juego pueda ir al cine y ver una nueva historia. Hasta la fecha, la base literaria de los videojuegos estaba más limitada, pero la realidad es que esto ha cambiado con la cantidad ingente de relatos e historias que, usando la obra y los fundamentos que dan pie a los juegos, se han ido construyendo historias alternativas. Somos testigos de cómo la industria ha cambiado, en un período en el que la literatura ha dado juegos, que juegos han dado literatura, con el fin de promover historias, de dar a conocerlas y de llevar al jugador a ser parte de ella.
En cierto modo, la televisión está consiguiendo adaptarse mejor a las nuevas tendencias, las producciones televisivas están teniendo un éxito inimaginable, porque han sabido trabajar para llevar mejores historias lineales, y no pequeñas historietas episódicas que acaban por aburrir al ser siempre iguales. Es la base que fundamenta mejores argumentos, la base que ha permitido a los videojuegos evolucionar y las series han seguido el mismo camino. Claro que haciendo referencia a las series, este formato de difusión también ha sido empleado por algunas productoras para llevar argumentos extraídos de videojuegos.
Pero no solo comics y libros han sido parte de esta evolución, hemos citado a las series de televisión como un formato que puede ser más aprovechable que el cine, sobre todo para los videojuegos. En un principio, tenemos un ejemplo evidente para este caso, el de Defiance, esa serie de televisión que tenía adherido un título de acción MMO en el que se relacionaban los acontecimientos en el juego en base a la serie. Puede no ser el mejor ejemplo dentro de los videojuegos, pero si que fue una iniciativa que, para ser novicia, resultó muy interesante.
Este hermanamiento está derivando en nuevas tendencias, nuevos videojuegos que se distribuyen cual serie de televisión, mediante el uso de capítulos para la narración de una historia y para aportar una ambientación que recuerda mucho a las series televisivas. Pero no es lo único, se han promulgado muchas iniciativas episódicas por parte de los juegos para su promoción, promociones que expanden la base argumental del juego para dar pistas e implicar más al jugador. HALO Nightfall es un ejemplo evidente, además de ser el último que se ha estrenado, pero antes de esto otras licencias como Assassin´s Creed, incluso Ryse: Son of Rome, han empleado esta técnica con fines publicitarios, no obstante, han servido para esclarecer detalles que se complementan con los títulos que hemos jugado.
En cierto modo, en el futuro se ubica uno de esos esperados títulos, Quantum Break, de Remedy. Este juego presenta una idea interesante, la que combinaba serie con juego y su relación llevaría al jugador por la historia. Hasta no ver más detalles de esta iniciativa, no podemos sacar conclusiones precipitadas, porque bien podemos interpretar que van a sustituir las secuencias con rodaje, o bien podemos interpretar que van a hacer algo similar a Defiance, donde la serie irá de la mano y realmente cambiará según lo que el jugador decide. No obstante, parece que podría hacerse algo interesante en torno a la relación entre series y videojuegos.
Resulta obvio que la comunión de todas las industrias puede dar grandes iniciativas, si bien, el cine supone una inversión demasiado costosa. Muchos pueden darse cuenta de que puedo estar describiendo la industria cinematográfica en base a las producciones hollywoodienses, superproducciones que no son toda la industria del cine. Cierto es que esa parte independiente, o menos glamourosa y adinerada industria es la que últimamente proporciona las mejores películas, pero esta sección dificilmente va a intentar, si quiera, llevar a cabo una producción extraída de los videojuegos. Ahora bien, Youtube ha permitido evolucionar este aspecto y sin hablar de producciones, los fan-made han dejado constancia de grandes iniciativas, aunque se han quedado en eso. Mientras tanto, el denominado Séptimo Arte se devalua por la implicación de sus producciones más visibles, las cuales, no están aprovechando sus oportunidades y apenas logran encontrar el modo de mostrar grandes historias sin caer en las premisas que parecen obligarles a descartar ser consecuentes con la historia, en vez de lucir en pantalla.
Los videojuegos, en cambio, siguen aportando grandes historias, implementaban nuevos y carismáticos protagonistas, en ocasiones, adaptaciones, en ocasiones, basados en personajes de ficción propios de las películas. Parece que el hermanamiento de estas industrias es difícil, aunque sobre el papel, la lógica parece otra, parece que no debería ser tan complicado hacer una buena adaptación al cine de algunos juegos, del mismo modo, las licencias cinematográficas siguen aportando títulos menos trascendentales de lo habitual.
Muchos gamers tienen entre sus aficiones el cine y la televisión, algo que si pudiera hermanarse podría dar satisfacciones importantes. No obstante, la relación entre cine y videojuegos está siendo muy complicada, siendo la industria del cine la que se resiste a ser superada por las otras dos, rompiendo este trío y ofreciendo productos que, a la larga, no están cuajando el éxito que esperaban. Parece que el cine ha relajado sus pretensiones de llevar videojuegos a la gran pantalla, habiendo encontrado filón en los clásicos cómics de superhéroes, aunque siguen existiendo rumores sobre algunas producciones e incluso algunas empresas, como Ubisoft o Activision, cuentan con productoras propias.
Citando un último ejemplo, el reboot cinematográfico de Mad Max, observamos que en cierto modo podrían estar buscando nuevas fórmulas para aprovechar esta relación, pero no parece que vayan a ser productos del todo hermanados, sino que su relación será circunstancial. No obstante, no hay que mirar a proyectos futuros para dar cuenta de que este hermanamiento se complica, cuando vemos como se emplea de forma inadecuada una licencia con otra en un producto mestizo y poco aprovechado, Forza Horizon 2 presenta Fast & Furious es una de las peores producciones que se ha visto en los últimos años por ser insulsa e inocua, más cercana a un elemento promocional conveniente que a un título que disfrutar. No hace falta recordar la mala experiencia de los juegos basados en películas de acción, la realidad es que es mejor tomar títulos como Prototype, Infamous, The Last of Us, Farenheit, Life is Strange, y si nos descuidamos, hasta Blue Estate.
¿Quién necesita a James Bond cuando puede convertirse en Snake?¿Quien necesita ser testigo una historia cuando puede formar parte de ella? Los videojuegos están aportando más variedad y una capacidad de interacción que insufla espíritu a las narraciones, las hace especiales porque las hace propias. No obstante, la cuestión que surge a partir de esta relación se mantiene porque sigue sin llegar una comunión que permita disfrutar por igual de una película basada en un videojuego o de un videojuego basado en una película. ¿Por qué la comunión entre ambas industrias no triunfa? ¿Hacia dónde debería ir la relación entre juegos y películas?