Uno de los aspectos que Microsoft presentó con Xbox One era el Cloud Computing, una de esas tecnologías que parece no querer comprenderse y que, tras el éxito de los Drivatares, también puede llevar tareas que afectarían al rendimiento de los juegos, como se ha podido observar en Crackdown 3. Es este título el que ha presentado una estrecha colaboración con una especie de ‘nueva’ herramienta que los desarrolladores tienen a su disposición, Cloudengine, mediante el cual se gestionan procesos de forma remota sin que dependa del rendimiento del hardware local. Maurizio Sciglio, CEO de Cloudegine, ha explicado el funcionamiento de su sistema y como podría afectar al rendimiento de los juegos venideros.
Haciendo referencia a la esRAM «Creo que es más una cuestión para los equipos de desarrollo», sin embargo, «Cloudengine corre casi en su totalidad en la nube, así que no hemos tratado de forma específica con el hardware de XBox One obviando los problemas que pueden derivar del uso de la esRAM». En cierto modo, los desarrolladores tienen en la nube una vía para llevar a cabo procesamientos independientes que el hardware local, cada consola, no tiene porque abordar. según Sciglio, «esto es lo que da sentido a Cloudengine, después de todo, es algo totalmente independiente al hardware, y como logre ese procesamiento de información es indiferente».
Esta es la demostración que ya en la BUILD de 2014 demostraba este potencial, que en el caso de Crackdown 3, permite gozar de nuevas funciones a unos niveles desconocidos. Haciendo referencia a esta demostración, Sciglio matiza que «es un primer prototipo que servía para probar el modelo», no obstante «existe un montón de trabajo que fue necesario para crearlo» y con ello mejorarlo para «lograr lo que hemos hecho en el juego».
Puede que resulte increíble, no obstante, es algo muy sencillo de entender, si bien, la dependencia de una conexión a internet resulta obvia, todo los procesos que se ahorre el hardware local, es decir, la consola que está en nuestra casa, es lo que permite que este hardware pueda llevar a cabo otras tareas que permitan mejorar el rendimiento global de la experiencia de juego. En cierto modo, no es algo revolucionario, de hecho, ya se ha llegado a jugar de forma remota y es, en parte, lo que futuras opciones vinculadas a Windows 10 permitirían jugar en un PC a nuestra Xbox.
Pese a que la nube parecía algo que estaba ya implementado cuando Xbox One fue presentada, la realidad es que es una de esas iniciativas que se están implementando con demasiada cautela y a un ritmo demasiado lento, pues, los que conocen los beneficios de estas aplicaciones, saben que podría cambiar muchos aspectos, no solo el rendimiento. Cloudengine está ahí para darnos a conocer algunas posibilidades, con Crackdown 3, así como con otros proyectos venideros. ¿Alguien más se animará?