No es una novedad que los medios de la industria del videojuego no están acostumbrados a asumir las críticas. No hablo de críticas destructivas sino de las que sirven para no cometer los mismos errores una y otra vez. Las compañías, tanto desarrolladoras como distribuidoras, han tomado desde hace años un camino directo rápido y fácil. Los usuarios nos encontramos con juegos inacabados, repletos de fallos, con un control tedioso y un apartado técnico deficiente que además obligan a pasar por caja para poder disfrutar de la experiencia de manera completa.
O pasas por caja o te quedas a medias
Los famosos DLC y los Pases de Temporada son la nueva moda de recaudar como si el título base no fuera suficientemente caro de salida. El problema viene cuando estos “añadidos”no dan la talla y eso ocurre más de lo que nos gustaría. Son pocas las compañías que ofrecen contenido descargable de calidad, la mayoría de los DLC son puro relleno que, además, se queda corto en tiempo de juego y no aporta hechos relevantes a la historia principal. Incluso se venden armas o mejoras que segregan a los usuarios en el modo multijugador competitivo, el que pague tendrá mejor equipo y mayores oportunidades para salir victorioso en la partida. Esta es una manera de separar a la comunidad aunque parece que algunos juegos están intentando ambiar eso como es el caso de Titanfall 2. No olvidemos los pases de temporada que prometen También pagamos por ediciones coleccionista de videojuegos que vienen sin el título para meter el disco en la consola. Todo un festival de sinsentido que nosotros mismos creamos y permitimos, comprando.
Todo lo citado anteriormente es grave, estamos convirtiendo los videojuegos en “comida rápida”. Títulos carentes de todo que nos dan la satisfacción de un instante y pasamos a otra cosa. También está el caso contrario, juegos inmensos pero que están vacíos por dentro, que pecan de repetitivos y que acabamos guardando en un cajón o vendiendo porque no ofrecen lo que esperábamos ni lo que se había prometido.
La crítica es indigesta
Aunque el punto más grave es que no se aceptan las críticas. No se puede criticar nada sin pagar las consecuencias, eso significa que la compañía no entregará más copias de sus juegos a tu revista, ni te invitará para cubrir sus eventos porque consideran que tu valoración no es adecuada. Cuando analizas un juego parece que tengas que dar las gracias por poder hacerlo, como si estuvieran haciéndote un favor. Me encanta escribir sobre juegos y me siento afortunada por tener la oportunidad de hacerlo, trato de ser lo más objetiva posible cuando realizo un análisis sea el juego que sea y la compañía que esté por medio. Sin embargo, la crítica constructiva se paga cara. Escribir sobre un título y comentar que no tiene una jugabilidad adecuada, que resulta aburrido, se hace repetitivo rápidamente o que no ofrece lo que prometía no está bien visto.
Hemos bajado el rasero y es que, la calidad que nos ofrecen últimamente no da para más. O se baja o todo acabaría con una nota por inferior al cinco. Si leemos algunos análisis en profundidad nos damos cuenta de que las notas no se corresponden con los aspectos que se citan. Se ponen notas más altas que no se corresponden con la redacción del análisis y con lo que se está comentando. No se adjudica una valoración numérica que case con lo que se está valorando, parece que los puntos negativos queden ocultos entre líneas y lo único relevante sea un número que se ve al final de todo lo que de verdad importa. Tal vez seamos conscientes de que poca gente se toma el tiempo de leer todo lo que se redacta, la nota es lo único que importa a muchos y lo único de especial relevancia.
Personalmente estoy harta de dar por bueno algo que no llega ni a la media de lo que se prometía en un principio, cansada de dar por bueno un trabajo que va a lo fácil y se queda en insuficiente. Obviamente no existe el juego perfecto, somos personas y las cosas que creamos están dotadas de nuestra humanidad. Esto no es excusa para que tengamos que conformarnos con auténticos despropósitos que se arreglan con un parche mes a mes, el precio que pagamos por ello debería ser equivalente a la calidad de lo que recibimos. Deberíamos empezar a exigir y a exigirnos un estándar de calidad a la altura, qué menos que las compañías acepten las críticas constructivas y las utilicen para crecer y mejorar junto al usuario, en lugar de sentirse ofendidas y montar un Guerra Mundial sin razón alguna. Gran parte de la culpa es nuestra, de los jugadores, consumimos sin distinción en muchas ocasiones y picamos antes de tiempo cuando no comprar sería el mejor medio de protesta.