Tras algunos años de inestabilidad, irregularidad y cierta inconsistencia, la saga Assassin’s Creed dio un golpe de timón con Origins y profundizó en él con Odyssey. La franquicia estrella de Ubisoft ha ido abandonando progresivamente el género de la aventura de acción para adentrarse en el peliagudo terreno del RPG. Más complejidad, mayor libertad y posibilidades y, a fin de cuentas, juegos muy distintos a los que iniciaron la serie. La compañía francesa parece haber vuelto a encontrar una fórmula exitosa y los fans parecen estar más que satisfechos con ella pero ¿debe Assassin’s Creed seguir con la fórmula RPG con Ragnarok y en un futuro próximo?
La lógica invita a pensar que sí. Origins fue un buen paso y Odyssey fue la consolidación de una fórmula que apunta a ofrecer grandes momentos en las siguientes entregas de la saga, entre las que se encuentra el todavía por confirmar Assassin’s Creed Ragnarok. Aunque Origins y Odyssey hayan sido grandes juegos, muchos fans no pueden evitar pensar que Assassin’s Creed se ha traicionado a sí mismo: no lo consideran una evolución, sino que sencillamente se ha probado fortuna (con acierto) con algo muy distinto para remontar el vuelo.
No son pocos los que echan de menos la fórmula de las primeras entregas, con Assassin’s Creed 2 a la cabeza. Ezio Auditore era el pilar básico del videojuego, pero también una aventura con unas premisas muy claras: avance lineal pese a desarrollarse en un mundo abierto, ir mejorando poco a poco según lo marcaba la historia y esa especie de planificación de los asesinatos importantes. Ahora los nombres a asesinar parecen haber perdido importancia en favor de un concepto de juego mucho más libre y abierto. No cabe duda de que ahora Assassin’s Creed ofrece más posibilidades y favorece a otros estilos de juego, pero la fórmula original también tenía su encanto. ¿Crees que Ubisoft debería recuperar la esencia de la saga en un futuro o el salto al mundo RPG ya es irreversible para la franquicia?