Desde The Coalition y Microsoft han presentado Gears of War: Ultimate Edition para Windows 10 como un alarde técnico que permitirá disfrutar de este juego en 4k y 60fps, si bien, hablamos de una plataforma caracterizada por hardwares abiertos, siendo esta configuración, el más exigente de los casos. Un objetivo que se podría considerar igual de idealizado como lo pueden ser las 1080p y 60fps en las consolas de nueva generación, pero que sirve como referencia para abordar diferentes configuraciones en el caso de la versión de PC, asumiendo que hay que buscar aquella que se ajuste al mejor rendimiento.
Comenzaremos analizando los diferentes acabados que presenta este juego en su versión de PC, haciendo alusión a los requisitos de hardware de Gears of War: Ultimate Edition para Windows 10.
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[toggle title=»Requisitos Mínimos:»]
- Windows 10 64 bit – versión 1511
- Procesador: Intel Core i5 @ 2.7Ghz o AMD FX 6-core
- Memoria: 8 GB RAM (2 GB VRAM)
- Tarjeta Gráfica: GTX 650 Ti o Radeon R7 260x
- Disco Duro: 60 GB
- DirectX 12
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[toggle title=»Requisitos Recomendados:»]
- Windows 10 64 bit – versión 1511
- Procesador: Intel Core i5 @3.5GHz+ o AMD FX 8-core
- Memoria: 16 GB RAM (4 GB VRAM)
- Tarjeta Gráfica: GeForce GTX 970 o Radeon R9 290X
- Disco Duro: 60 GB
- DirectX 12
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[toggle title=»Requisitos Ideales:»]
- Windows 10 64 bit – versión 1511
- Procesador: Intel Core i7 @ 4Ghz o AMD FX 8-core
- Memoria: 16 GB RAM (6+ GB VRAM)
- Tarjeta Gráfica: Geforce GTX 980 Ti o Radeon R9 390X
- Disco Duro: SSD + 60 GB
- DirectX 12
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Comparación en Windows 10
A la hora de configurar el juego se exponen cuatro configuraciones básicas, ‘Más Baja’, ‘Baja’, ‘Media’ y ‘Alta’, lo que para los asiduos a estos sistemas puede resultar extraño al no aparecer una opción ultra. No obstante, dados los requisitos de sistema, podría bien interpretarse que hay una interpretación sui generis de este aspecto, asumiendo que la calidad alta, podría valer como ultra.
Ahora os presentaremos una serie de capturas, para contrastar las diferentes configuraciones de calidad:
Podemos comprobar un cambio notable entre las versiones, algo que sobre todo, llega entre la calidad ‘Bajo’ y ‘Medio’. El rendimiento del juego también oscila, tal como comentamos en el análisis, pero si debemos considerar los requisitos que se requieren para hacer funcionar el juego, el resultado puede no ser del todo halagüeño para los usuarios. El juego se torna en una pieza exigente, quizás demasiado, considerando los hardwares que, desde el requisito mínimo, se ha de poseer para poder jugar a este juego. El salto cualitativo entre las calidades citadas, resulta demasiado abrumador, si bien se puede configurar personalmente y no está sujeto exclusivamente a estas preconfiguraciones.
La inclusión de Antialiasing, así como de los efectos de oclusión ambiental y calidad de objetos y sombras, son los elementos que más recursos consumen, pudiendo alcanzar un rendimiento óptimo con un ajuste personalizado en base al gusto del usuario.
La configuración es bastante amplia, no obstante no se trata de la configuración más exhaustiva que se puede encontrar en un juego de PC. De hecho, aspectos como el suavizado de contornos, o Antialiasing, simplemente tiene una opción, FXAA, sin hacer alusión a los diferentes rangos disponibles en otros motores. A partir de ahí, jugar con las texturas, calidades y la citada oclusión ambiental, resultan importantes para equilibrar la experiencia. Efectos como el desenfoque de movimiento no se puede determinar si es para mejor o para peor, ya que en la configuración alta aparece activado, lo que se supone, implicará un mayor esfuerzo al tenerlo activado, siendo una de las cuestiones que, dada la VR, se valora su desactivación para evitar efectos negativos en la salud.
Haciendo alusión a lo que algunos usuarios mencionaban de las pegas de la aplicación de la Xbox App, se puede observar que podemos configurar la experiencia, no solo en pantalla completa, también en ventana, del mismo modo que la opción para bloquear fotogramas, en busca de una mayor estabilidad del rendimiento. Con todo esto, si no encontráis una configuración predeterminada que os convenza, siempre tenéis la opción de tocar alguna de las opciones presentes, aunque apenas ofrecen 2-3 opciones, algunas de las cuales es activar o desactivar. Podrían haber profundizado algo más en este aspecto, pero contando con lo que pide de primeras, no podemos pensar otra cosa que, da igual ‘arre que so’, pide un hardware muy potente.
Lo cierto es, que a estas alturas, el principal aspecto que se ha argumentado centrándose en este aspecto de rendimiento-calidad, reflejan que la configuración ‘Baja’ sería la equiparable a la de Xbox One, si bien, podemos intuir que esto no es del todo cierto, pudiendo ser algo que se encuentra a caballo entre la ‘Media’ y la ‘Alta’.
Comparación con Xbox One
Para establecer la comparación con Xbox One vamos a tomar como referencia las dos calidades superiores, que parecen ajustarse mejor al resultado obtenido en la consola de Microsoft.
Se puede comprobar que Gears of War: Ultimate Edition en Xbox One no se corresponde tanto con las configuraciones bajas, sin embargo, su acabado si se podría corresponder con las configuraciones que hemos empleado para esta comparativa. Habíamos insinuado que la versión de Xbox One podría estar a caballo entre ambas, no obstante, se puede observar que hay cierto efecto de difuminado que puede ofrecer un acabado menos fino, ofreciendo una mayor definición y un mejor contraste en el caso de Windows 10.
Si se suele decir que una imagen vale más que mil palabras, os dejamos ahora con un vídeo que podría ser más efectivo que unas cuantas imágenes.
Podemos observar que la versión de Xbox One cuenta con muchos de los efectos visuales que hacen que las versiones bajas se queden fuera, no tanto por cuestiones de texturas, sino por aspectos tácitos en torno a la presencia de oclusión ambiental y sombras. Cierto es, que para la versión de PC han rediseñado estos efectos, asumiendo un motor más ambicioso con resultados más espectaculares y precisos, no obstante, lo que supone esto en aras del rendimiento resulta exagerado, exigiendo un hardware que sobre el papel, es muy superior. De hecho, la afirmación de que la versión de calidad ‘Baja’ de Windows 10 sería el equivalente, haría más referencia al hardware que al rendimiento.
En en fondo, independientemente de comparaciones, que sabemos que son odiosas, lo más importante es disfrutar de algo tan impresionante como es Gears of War, en esta edición remasterizada, que también ha llegado a Windows 10, formando así ese conjunto armónico de juegos y experiencias que Microsoft quiere disponer en una comunidad en expansión, la comunidad Xbox. Hacerlo con un emblema como Gears of War: Ultimate Edition, no es más que una declaración de intenciones, pero abre la puerta a una iniciativa que deparará muchas horas de entretenimiento, independientemente de si se hace en Xbox One como en Windows 10, pues ambas son, Xbox.