No todos los días se puede decir algo así, pero sí, ya he jugado a Kingdom Hearts III en Xbox one X. Y sí, como cabría esperar, si alguien es fan de la serie es todo un »regalo». Los jugadores que hemos estado ahí, sea desde el primer momento o a posteriori, con la saga de Square Enix creada por Nomura vemos esta tercera entrega numerada como el fin del camino, un camino que llevamos queriendo recorrer desde la cinemática final de Kingdom Hearts II que dio paso a tantas entregas que nada tenían que ver con esta tercera parte.
El próximo 29 de enero llegará a Xbox One y PS4 Kingdom Hearts III, y si conseguís llevar vírgenes al lanzamiento será todo un milagro. Y es que, Square Enix está empeñada en que conozcamos todos y cada uno de los secretos del juego, pero tranquilos, en estas impresiones de Kingdom Hearts III en Xbox One X no hablaremos ni de la historia ni de las últimas noticias y combates que hemos conocido.
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Nos vamos a centrar en los tres pilares del juego, a falta de conocer qué tal se »cierra» la historia. Nos referimos a la magia del propio juego, la jugabilidad y, sobre todo, el apartado visual, que promete ser uno de los más potentes de 2019 si todo sigue como hasta ahora. Sin más dilación, vamos con nuestras breves impresiones de Kingdom Hearts III en Xbox One X.
Kingdom Hearts III y la nostalgia
Si habéis jugado a las entregas anteriores de Kingdom Hearts III, no encontraréis, a tenor de lo que he podido probar, nada rompedor. La saga ha ido poniendo ladrillos encima de unos cimientos muy sólidos, y puede que la mayor innovación llegara en el episodio II.8. No, no lo jugamos en Xbox, igual que ninguno de los juegos anteriores, ya que no hemos visto en esta plataforma ningún Kingdom Hearts.
Algo por lo que tenemos muchísima curiosidad es por ver cómo resolverá Square Enix la papeleta de contar qué nos ha traído hasta aquí. Y es que, la historia de Kingdom Hearts no es particularmente fácil de seguir y el hecho de estar ante una tercera entrega numerada que recoge todo lo anterior para darle continuidad a la historia, puede pillar por sorpresa a los jugadores que lleguen de nuevas a la saga gracias al lanzamiento en Xbox One.
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De la manera que sea, es algo que deben tratar, y nosotros aún no tenemos datos sobre esto, ya que los dos niveles de la demo que pudimos jugar estaban totalmente separados entre sí y, además, descontextualizados. Lo que pudimos jugar es algo que se ha podpdi probar en varios eventos, y se trata de la fase de Hércules en la que debemos escalar una serie de paredes para llegar hasta uno de los titanes, y el mundo de Toy Story, que es una de las grandes novedades de esta entrega.
Nuestras primeras impresiones de Kingdom Hearts III en Xbox One X no podrían ser mejores, ya que la manera de jugar es exactamente la que imaginamos. Estamos ante un juego de acción en el que podemos avanzar aporreando botones, pero también jugando como el juego quiere que lo hagamos, paladeando cada combate, luchando de la forma más estética posible y explorando cada uno de los escenarios para encontrar los secretos de los mismos y, además, ver todos los guiños, que no son pocos, que los fans de la saga y de Disney reconocerán al instante.
Pero dejemos de lado esto y centrémonos en el combate. Y es que, como decía, parece que Square Enix quiere que juguemos de una forma muy marcada a este título. El juego es tremendamente estético y los golpes se enlazan de una manera de lo más elegante. Además, aunque los combos que podemos realizar con el botón de golpe no son demasiado numerosos, sí hay una gran cantidad de opciones a la hora de cambiar de armas en mitad de un combate (contamos con tres llaves espada en esta demo), cada una con sus golpes y poderes.
Cambiar entre ellas se realiza de forma sencilla, y lo mejor es que cada arma tiene sus propias »invocaciones», como el tren, los donuts o el barco pirata, cada una con sus propias mecánicas y la capacidad para transformar el juego (por ejemplo, un shooter cuando estamos en el tren). Bueno, las invocaciones se llaman »atracciones» y se activan golpeando de forma repetida al enemigo que nos marca el juego en un momento dado. Y, como digo, es un soplo de aire fresco que se agradece.
Además de las atracciones y los ataques de cada arma, tenemos las armas especiales. En el mundo de Toy Story, por ejemplo, contamos con un martillo de juguete enorme que nos permite realizar ataques devastadores, pero también una especie de taladro que nos acerca a los enemigos para seguir encadenando golpes con la llave espada.
Algo que también llama la atención es la escala. Y es que, la sensación de ser algo minúsculo en un mundo enorme está muy conseguida. En el mundo de Hércules, escalando las paredes y viendo al titán de fondo, es obvio el por qué, y en el mundo de Toy Story, siendo nosotros otro de los »juguetes», también. Si esto es lo que han mostrado hasta ahora, no queremos ni imaginar lo que tienen guardado para el juego final. Y sí, el juego consigue sorprender en cada píxel.
Unreal Engine 4, qué bien te veo
Visualmente, Kingdom Hearts III es una auténtica burrada, sin medias tintas. Lo pudimos jugar en un kit de desarrollo de Xbox One X los dos mundos son una locura. Quizá lo que mejor marca el salto entre generaciones es el mundo de Hércules, ya que es algo que hemos visto de forma recurrente en las diferentes entregas de la saga.
Por eso, es sencillo ver el grandísimo avance entre PS2 y Xbox One X, algo que es totalmente lógico, pero que hay que ver en una situación así para, de verdad, apreciar lo que han cambiado las cosas en 13 años. Sin embargo, el que me dejó con la boca abierta fue el de Toy Story.
Soy un amante de la saga de Pixar, y hay momentos de la demo en los que no puedes creerte ni la calidad de los escenarios (la calle en la que está la casa de Andy es para no creérselo), ni la calidad de los muñecos. Y es que, todos los muñecos de Andy se mueven exactamente igual que en la película. Las animaciones de Woody, por ejemplo, son graciosísimas y tiene ese trote con los brazos moviéndose de forma exagerada y la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás.
Por otro lado, las partículas y la cantidad de cosas que ocurren en pantalla también son elementos muy vistosos. El juego luce genial, para qué engañarnos, y el Unreal Engine 4 luce como nunca en manos de los japoneses, pero lo que brilla son las partículas. Cuando realizamos un ataque especial, como el del barco, se forma un pequeño charco en el escenario y tanto las físicas del líquido como las partículas de las »lucecitas» del barco consiguen dejarnos con la mandíbula en el suelo.
Pero la iluminación… ay, la iluminación. El mundo de Hércules, tanto en la fase nocturna como cuando sale el Sol, presenta una iluminación espectacular, pero es el Toy Box, el mundo de Toy Story, donde mejor se refleja el trabajo de Square Enix, y las bondades del motor, en este sentido. Los colores son calcados a los de la película, los reflejos son espectaculares y la incidencia de la luz es impecable, lo que permite crear entornos muy »realistas» tnato en el interior de la casa como en el patio.
Y no solo es vistoso debido a la calidad de las texturas, modelados y demás, sino a la atención por el detalle. El mundo de Toy Story es tremendamente rico y consigue que, por fin, entres en ese mundo que te encandiló cuando solo eras un chaval. Nomura y su estudio están calcando cada pequeño detalle de los mundos para conseguir una ambientación fantástica, y no podemos esperar al 29 de enero del año que viene para paladear como es debido uno de los juegos que debe marcar el próximo año.