«Soy Andrew Ryan, y tengo una pregunta que hacerte: ¿Acaso un hombre no tiene derecho al sudor de su propia frente? No, dice el hombre de Washington, pertenece a los pobres. No, dice el hombre del Vaticano, pertenece a Dios. ¡NO! dice el hombre de Moscú, pertenece a todos. Yo rechacé esas respuestas. En vez de eso, elegí algo distinto. Elegí lo imposible. Elegí… Rapture»- Andrew Ryan
Un mundo distópico refleja una sociedad hipotética muy diferente a la nuestra que se identifica con la negatividad. Una realidad indeseable que se basa en una ideología de carácter opresor y extremista. Anticipa cómo la humanidad podría asentarse en un camino centrado en la injusticia y la crueldad de un régimen totalitario. No es más que una advertencia de peligro que explora nuestros actos y nos invita a tomar otro camino reflejando las posibilidades catastróficas de las ideologías en las que basamos nuestra existencia. La distopía es una sátira, una crítica que nos advierte de que las tendencias totalitarias son peligrosas. También matizan el error de explotar las tecnologías nucleares o la exagerada contaminación que producimos, en definitiva, nos indica que no somos los reyes del planeta Tierra y que todo tiene un límite.
La distopía es un concepto que se ha sobreexplotado en los últimos años en diversos ámbitos. La literatura se ha nutrido de ella con grandes cásicos como 1984 de George Orwell o Un mundo feliz de Aldous Huxley. Al igual que el cine con Mad Max o Blade Runner. El mundo de los videojuegos ha utilizado este marco para llevarnos a diferentes espacios temporales, basados en un futuro próximo o lejano, en los que el mundo se idealiza de otra manera a la que conocemos.
Rapture, la utopía que acabo en destrucción
Bioshock es el perfecto ejemplo de ello. Rapture es una urbe edificada bajo el océano Atlántico que pretende ofrecer un nuevo estilo de vida a sus ciudadanos. Las bases de Rapture, una “ciudad perfecta” fundada por Andrew Ryan, se construyen sobre la idea de una sociedad que pretende escapar de los ideales religiosos, sociales y políticos que se imponen en la superficie tras las feroces atrocidades de la guerra. Los fundamentos filosóficos de Andrew Ryan no son más que una promesa que se acoge al concepto de “quebrada”. Este término representa a una sociedad que habita bajo tierra, huyendo del orden establecido y que dota de más importancia a la propiedad individual que a la comunitaria.
Rapture es la base de una ideología en la que los habitantes son libres de invertir su talento y cualidades sin ser un lastre para la sociedad. El esfuerzo que realicen con su trabajo, a parte de no tener limitaciones, les será devuelto de manera íntegra. Un lugar en el que el libre pensamiento es recompensado y en el que se aprovechan los méritos de los ciudadanos para avanzar. Una vez que el sueño de Andrew Ryan se construye bajo las profundidades del océano, llega la hora de poblar la imponenete construcción. La ciudad submarina recibe a todo aquel que Andrew Ryan considera apto para incluir en su sociedad perfecta.
La sociedad de Rapture, tal y como dicta su creador, acoge a científicos que no se verán limitados en sus experimentos por la moralidad o artistas que no deben temer a ningún tipo de censura. Este hecho que elimina la moralidad del pensamiento ya es de por sí peligroso. La sociedad de Rapture fue reclutada, deportistas, escritores, inventores o científicos serían los moradores perfectos de la utopía submarina. No todo el mundo era bienvenido a la ciudad ya que solo los elegidos por Ryan serían acogidos. El proceso de selección, conocido como “el rapto” llenó la urbe sumergida de libre pensadores y de lo “mejor de lo mejor” desde lo que parecía una injusta superficie.
Pero la idea de la sociedad perfecta de Andrew Ryan se tambaleaba. Con el paso del tiempo la utopía se transformó en distopía, lo que parecía una idea honesta y franca acabó convirtiéndose en algo mucho peor de lo que podía encontrarse en la superficie. Entre los ricos y los pobres había un abismo, Frank Fontaine, un revolucionario, estableció un sistema de caridad para ayudar al necesitado. Este sistema no era ético en la idea de Rapture ni en la mente de Andrew Ryan. Además, Fontaine estableció un sistema de contrabando para que los ciudadanos pobres pudieran acceder a todas las cosas prohibidas que vendían de la superficie. Finalmente, el sueño de Andrew Ryan se convirtió en algo peor de lo que escapaba de manera inicial. Rapture acabó inundada y controlada por saqueadores y adictos tras una guerra civil entre sus habitantes.
Columbia, reflejo del extremismo
«El Señor lo perdona todo…pero los profetas no necesitan hacerlo»- Zachary Hale Comstock
No sólo en Rapture se puede encontrar una realidad distópica que sale realmente mal. Columbia, en Bioshock Infinite, también es una buena muestra de ello. Esta vez, una ciudad en las nubes conectada por raíles y sustentada por globos es el escenario que nos hace ver cómo algo perfecto se corrompe hasta acabar deshecho. Zachary Hale Comstock es “El Profeta” de la ciudad aérea. Este profeta, tras tener una visión del futuro decide crear una sociedad aislada del resto del mundo. No todos los habitantes de Columbia están de acuerdo con el aislamiento por lo que empiezan a surgir revueltas y una facción con una ideología muy diferente, “Vox Populi”. Estos revolucionarios hacen uso de la fuerza para tratar de derrocar a Comstock. Las cosas terminan como en Rapture, la ciudad en llamas, gente tirada en la calle, y una idea destruída.
El argumento está lleno de matices y trata temas delicados que están a la orden del día en la actualidad. El racismo, el patriotismo extremo o la xenofobia son una parte importante del día a día de los habitantes de Columbia. Es una muestra de cómo la idea de una sociedad perfecta alejada de los regímenes establecidos se corrompe hasta convertirse en lo que estaba tratando de huir. La obsesión de Comstock por conseguir “pureza de sangre americana” entre sus habitantes es claro reflejo de la Alemania nazi.
La saga Bioshock muestra la devoción de la sociedad hacia lo que parecía un líder justo y honesto con una idea de un mundo mejor. Esta idea es fácilmente comparable a algunas situaciones en la sociedad de hoy en día. Los grupos extremistas que podemos encontrar en cada región del mundo son alabados por sus seguidores llevándolos a cometer verdaderas atrocidades contra los que no piensan como él.
La desolación causada por la humanidad
«En el año 2077 después de un milenio de conflictos armados, la naturaleza destructiva del hombre no dio más de sí. El mundo se precipitó hacia un abismo de fuego y radiación nuclear»- Fallout 3
Otro ejemplo de distopía podemos encontrarla en la saga Fallout. Esta vez nos alejamos de la figura totalitaria de un líder extremista para centrarnos en una catástrofe que ha obligado a la sociedad a reinventarse para sobrevivir. El constante abuso del ser humano y la creencia de que podemos explotar los recursos del planeta a voluntad sin pagar las consecuencias, se reflejan a la perfección en la saga Fallout.
En este marco distópico, la raza humana ha conseguido destruir el mundo, los incesantes conflictos armados y las guerras nucleares asolaron el planeta. Esto era fácilmente predecible pero aún así la humanidad no dejó de destruir su bien más preciado creyendo que no habría ningún tipo de consecuencia. La raza humana fue responsable de un holocausto nuclear, esto obligó a que el hombre tuviera que refugiarse en enormes ciudades subterráneas para protegerse de la radiación en la superficie. La vida en la Tierra, tal y como la conocemos, quedó asolada. Tras años viviendo encerrados en las profundidades, al salir lo único que podía encontrarse era un infierno desierto y lleno de peligros que había creado el tiempo de radiación. Refleja la estupidez humana, de hecho este concepto no cesa ya que tras haber destruído el mundo por completo, la sociedad sigue peléandose entre sí destrozando las ruinas que qeudan en el mundo.
Otros ejemplos de videojuegos que tienen como escenario un mundo distópico son la saga Metro, basados en las novelas de Dmitri Alekséievich Glujovski, Half-Life, Mirror’s Edge o Rage.
En definitiva, la distopía siempre ha sido una advertencia de lo mal que encauzamos nuestras decisiones para llevar el mundo. Las creencias extremas, el mal uso de recursos terrestres, el ansia de poder y el empeño que tenemos los humanos por acabar con todo lo que se diferencia de nuestras propias creencias.