La guerra de consolas ha sido un término tremendamente utilizado en la industria desde hace más de una década. Aunque es cierto que esa “batalla” entre usuarios de diferentes consolas ha existido desde que salieron las primeras máquinas, en las últimas generaciones ha sido un término y una forma de ver los videojuegos mucho más utilizada que antaño.
Los argumentos empleados para declararse “vencedores” de este conflicto han sido numerosos, dependiendo del bando en el que el usuario se encontrase. Mientras unos utilizaban el catálogo de juegos exclusivos de su consola como fundamento a su postura, otros apostaban por la potencia de la máquina o por la versatilidad que esta ofrecía a la hora de jugar.
Sin embargo, en los últimos años, y especialmente tras la llegada de Xbox Series X|S y PlayStation 5 las diferencias entre consolas se han reducido, ofreciendo experiencias de juego bastante similares, salvo diferencias puntuales en número de píxeles arriba o número de píxeles abajo. De hecho, hemos vivido hechos que habrían sido completamente inverosímiles años atrás: la llegada de juegos de PlayStation Studios a Xbox, y la de Xbox Game Studios a PlayStation.
No nos encontramos ni mucho menos en un escenario en el que juegos como The Last of Us, Uncharted o Marvel’s Spiderman hayan llegado a consolas Xbox, ni que franquicias como Halo o Gears of War hayan hecho lo propio en PlayStation 5. Pero sí que es cierto que, tras la adquisición de Bethesda por parte de Xbox, y la futura compra de Activision Blizzard, cada vez sea más probable ver títulos de una editora en la consola de la otra.
Sin ir más lejos, en este sentido Phil Spencer ha asegurado que Call of Duty, una de las franquicias más grandes de la industria, seguirán llegando a consolas PlayStation incluso después de haber acabado los acuerdos comerciales actuales. Y lo mismo ocurrirá, al menos por el momento, con los juegos que Bungie desarrolle en el futuro, a pesar de formar parte de la familia PlayStation.
Todo ello demuestra que la guerra de consolas tal y como estaba concebida hoy en día ha desaparecido, dando lugar a un panorama bien diferente, y en el que, al menos por el momento, Microsoft se muestra con ventaja respecto al resto de competidores: empieza la guerra de servicios.
La guerra de consolas ha muerto: empieza la guerra de servicios
Xbox Live Gold: siguiendo el paso de SEGA
Aunque muchos no lo sepan, ni PlayStation ni Xbox fueron las primeras consolas que trataron de implementar el juego en línea en sus consolas. Dicho objetivo fue marcado por la gente de SEGA en 1999, momento en el que lanzaron Dreamcast al mercado. La compañía nipona lanzó su consola con el objetivo no solo de explotar la venta de videojuegos, sino también de liderar el creciente mercado de juegos en línea, algo que se vio irremediablemente lastrado por el estado que los servicios de internet globales presentaban en dicho momento.
Siguiendo la estela dejada por SEGA, cuando Microsoft dio el paso a lanzar su propia consola, decidió seguir el testigo dejado por la compañía japonesa, esperando lograr un triunfo donde la creadora de Sonic fracasó. Con dicho objetivo en mente, Xbox Live llegó el 15 de noviembre de 2002, siendo lanzado de nuevo con la llegada de Xbox 360 el 22 de noviembre de 2005.
Tras este segundo lanzamiento, Microsoft decidió crear “dos tiers” de Xbox Live: Gold y Silver. Mientras el primero otorgaba a los jugadores el acceso a todos los servicios disponibles (chat de voz, almacenamiento de juegos en la nube, juego en línea, etc.), el segundo ofrecía un acceso recortado a algunas de estas características. Unos años más tarde, y tras el lanzamiento de Xbox One, Microsoft decidió eliminar estos dos tiers, dejando única y exclusivamente Xbox Live Gold como servicio.
Además, el servicio no solo ofrecía a los jugadores la posibilidad de disfrutar de numerosas características online, sino que también pasó a ofrecer juegos mensuales para aquellos que contaban con una suscripción activa, siguiendo la estela de la suscripción de PlayStation Plus, y sirviendo de primera piedra para lo que estaba por venir.
Xbox Game Pass: la batalla de Covadonga
Tras unos años fantásticos de Microsoft, donde se colocó por encima de Sony con Xbox 360, las decisiones tomadas por los mandamases del momento provocaron una caída libre en todos los sentidos. Tanto las decisiones empresariales – dejar de lado los desarrollos AAA para centrarse en Kinect y apostar por los servicios – como el nivel de varios de los juegos que fueron llegando, provocaron que Xbox One se encontrara muy por detrás de PlayStation 4 en el mercado, la cual “había ganado” la guerra de consolas en tan solo unos años.
Vista la situación de la compañía, desde Microsoft se decidió apostar por un cambio en la dirección de Xbox, sustituyendo a Don Mattrick por Phil Spencer como cabeza de dicha sección. A pesar de que algunos miembros pensaron de forma diferente, Spencer logró sacar adelante una de las mejores novedades que ha existido en la industria de los videojuegos en los últimos años: Xbox Game Pass.
El servicio de suscripción de Xbox, también conocido coloquialmente como “el Netflix de los videojuegos”, llegó a unos pocos usuarios del programa Xbox Insider en febrero de 2017. Tras una serie de pruebas, el servicio finalmente llegó a los usuarios durante el segundo trimestre de ese mismo año, ofreciendo un pequeño catálogo de juegos.
Con el paso del tiempo, Microsoft fue incluyendo novedades de calado en su servicio, como por ejemplo el anuncio realizado el 23 de enero de 2018, donde la compañía confirmó que los juegos first party de la compañía llegarían de lanzamiento al servicio, por lo que todos aquellos usuarios que tuvieran una suscripción activa a Xbox Game Pass podrían disfrutar de los exclusivos de la compañía sin pagar ningún coste adicional.
Aunque la diferencia con PlayStation 4 era insalvable, Xbox consiguió remontar un vuelo que parecía condenado a estrellarse – ya que hay que recordar los rumores acerca del posible cierre de la división de Xbox antes de la llegada de Spencer – y plantó la semilla para ganar una guerra que todavía no había comenzado: la de los servicios.
El ecosistema perfecto
A pesar de que desde la llegada de Phil Spencer la compañía siempre ha apostado por ofrecer el mejor hardware posible a los jugadores – primero con Xbox One X y actualmente con Xbox Series X – lo cierto es que el plan del mandamás de Xbox no pasa por pelear por ser el que más consolas venda, sino por liderar el plano de los servicios.
Una vez Xbox Game Pass se asentó en Xbox One, Spencer tomó la decisión de expandir el servicio al mayor número de plataformas posibles, ofreciendo así la posibilidad de disfrutar del mismo en cualquier lugar, sin la necesidad de estar limitado a un hardware específico. De este modo, la compañía lanzó en primer lugar Xbox Game Pass para PC – renombrado recientemente como PC Game Pass – y posteriormente para dispositivos móviles gracias a xCloud.
Precisamente, xCloud es una de las grandes bazas de Microsoft de cara al nuevo panorama de la industria. Aunque en un primero momento el servicio solamente estaba disponible en dispositivos móviles – Android específicamente –, con el paso de los meses los de Redmond han conseguido expandirlo a otras plataformas – iOS, Windows – y planea su llegada también a otros como SmartTVs.
Con esta infraestructura, Microsoft se ha adelantado a todos sus competidores, asentando un ecosistema – eslogan que siempre ha utilizado Phil Spencer – que ninguna otra compañía de la industria del videojuego tiene en la actualidad. De hecho, hace poco más de un mes, Xbox anunciaba que Game Pass había superado los 25 millones de usuarios, una cifra que ha provocado que 2021 sea el año con más beneficios de la historia de la compañía.
Visto el éxito de Microsoft, hay compañías que están intentando empezar a realizar un modelo semejante al de los de Redmond. Sin ir más lejos, los últimos rumores en torno a PlayStation apuntan a que la suscripción a PlayStation Plus se verá renovada completamente, creando tres tiers diferentes, donde los jugadores tendrán acceso a las funcionalidades online, a un catálogo de juegos o incluso a la posibilidad de jugar mediante streaming, tal y como ocurre con Xbox Game Pass Ultimate.
Liderando la guerra de servicios
Como observamos, Microsoft ha creado un ecosistema que ya empieza a ser un modelo a seguir por grandes competidores de la industria. Sin embargo, esto no es lo único que importa cuando creas un modelo de suscripción, pues hay otro elemento que cobra la misma – o incluso más – importancia: su contenido.
Anteriormente comentábamos la evolución que Xbox Game Pass ha tenido desde su llegada, pasando de ser un servicio que ofrecía un número reducido de juegos, a uno que es capaz de ofrecernos títulos AAA de salida por un precio bastante por debajo del que nos costaría hacernos con el juego en propiedad.
Comparándolo con PS Now, el servicio de suscripción de PlayStation, queda patente la diferencia que existe en la actualidad con sus principales competidores. Aunque contó con algunos problemas al principio, lo cierto es que Sony ofrece una buena experiencia, con un catálogo bastante decente, pero que se encuentra bastante alejado de lo que ofrece Xbox con su servicio. Habrá que ver que cambios tienen preparados desde las oficinas de Tokio, pero aspectos como la llegada de juegos AAA de lanzamiento o la presencia perene de los exclusivos de la compañía son elementos que deberían tenerse muy en cuenta para poder igualar la experiencia que ofrece Game Pass a los usuarios.
En este sentido, el trabajo de Microsoft ha sido inmejorable en los últimos años. A pesar de que muchos usuarios consideraban que la adquisición de estudios de la compañía tenía como objetivo ganar la guerra de consolas, ofreciendo un mayor número de juegos first party que la competencia, lo cierto es que parece que se apostará por un modelo diferente, especialmente tras la adquisición de Activision Blizzard.
Aunque es cierto que adquisiciones como las realizadas con estudios como Ninja Theory, Playground Games u Obsidian podían tener como objetivo aumentar el número de juegos propios de la marca Xbox, es posible que este no sea el único objetivo que la compañía tenía en mente cuando realizó las dos adquisiciones más grandes que ha hecho hasta la fecha: Bethesda y Activision Blizzard.
Si bien ya se ha confirmado que juegos como Starfield serán exclusivos del ecosistema Xbox, esta decisión no encuentra su razón de ser únicamente en competir con el catálogo de la competencia, sino que contiene un objetivo mucho más ambicioso detrás de sí, como es la de aumentar el valor de sus servicios. Xbox no solo ofrecerá a sus usuarios la posibilidad de jugar en su consola a un título que no estará disponible en la competencia, sino que incluye un valor adicional al servicio, aumentando la oferta de juegos AAA que el usuario tendrá a su disposición.
Con la adquisición de Activision Blizzard parece haber quedado patente este modelo, y explicamos por qué. Aunque tras el anuncio de la compra fueron muchas las cuestiones que surgieron sobre si juegos como Call of Duty dejarían de aparecer en PlayStation, lo cierto es que Xbox confirmó que la franquicia bélica por excelencia de la industria seguiría llegando a las consolas de Sony, incluso una vez finalicen los acuerdos existentes.
¿No habría sido mejor optar por seguir la estela de Starfield – y presumiblemente de The Elder Scrolls – y hacer de Call of Duty una franquicia exclusiva? No para Microsoft. La intención de los de Redmond con la adquisición de Activision Blizzard parece que no fue únicamente la de, como hemos comentado, engordar el número de juegos exclusivos de Xbox. La auténtica razón de este movimiento parece ser la de aumentar el valor de Xbox Game Pass, especialmente si los juegos de la compañía recientemente adquirida llegan al servicio de suscripción de lanzamiento – tal y como es de esperar, teniendo en cuenta lo ocurrido con Bethesda –.
Con este movimiento, Microsoft no solo se hace con la propiedad de una de las franquicias más importantes de la industria – con el rédito económico que ello supone –, sino que también amplía la reputación de Game Pass, ya que los suscriptores del servicio contarían con la posibilidad de disfrutar de cualquier nuevo Call of Duty a cambio de 9,99€ al mes – así como del resto de juegos del catálogo –, mientras que los jugadores de la competencia deberán comprar el juego a precio completo.

Fuente: Xbox_news
En conclusión, todo parece indicar que Microsoft tiene muy claros cuales son los pasos a seguir en esta nueva guerra de servicios, y viendo los movimientos de la compañía, parece patente que los próximos años serán dominados con mano de hierro por ella, ya que no solo se encuentra varios pasos por delante de la competencia, sino que, a cada nuevo movimiento, avanza a pasos agigantados.