«Los videojuegos son malos, sal a jugar a la calle, tanta violencia te volverá loco, deja de perder el tiempo jugando con la consola», ¿cuántas veces hemos escuchado esto? Poco a poco parece que esas expresiones están quedando en el olvido, los videojuegos han evolucionado tanto que ahora sirven como objeto de estudio para tratar patologías o para ser utilizados en el desarrollo. Jugar a videojuegos tiene múltiples efectos sobre nuestro organismo, afecta a nuestras capacidades cognitivas en el cerebro, al sistema nervioso o al circulatorio. Millones de personas juegan diariamente ya sea en consolas, ordenadores o dispositivos portátiles lo que ha llevado a que los expertos se pregunten qué efecto producen los videojuegos en nuestro organismo. ¿Qué le pasa a nuestro cerebro cuando jugamos?
A lo largo de los años y de la evolución que han sufrido los videojuegos son muchos los detractores que increpan que el uso de este sistema de entretenimiento incita a la violencia y a un comportamiento agresivo o precursor del aislamiento social. De hecho en algunos países hay títulos, considerados de «violencia extrema» que, por ley, están prohibidos, sin embargo parece que son múltiples los beneficios que el acto de jugar aporta a nuestras capacidades. Diversos estudios justifican que el uso de videojuegos potencia ciertas habilidades como los reflejos o la atención.
La felicidad es química
Las hormonas son una parte fundamental de nuestro organismo, influyen en el estado de ánimo, en el comportamiento o en la concentración. Los videojuegos son un alborotador potencial de nuestras hormonas, la dopamina, conocida como la «hormona de la felicidad» es el principal motivante humano. Cuando jugamos, nuestro cerebro se inunda de esta sustancia, esto hace que nos quedemos enganchados a ellos ya que el cerebro nos informa de que «se siente bien», por lo que repetimos y lo tomamos como un hábito. Multitud de factores influyen en esta sobredosis de dopamina en nuestro organismo, las sensaciones que producen los videojuegos pasan por casi todos los sentidos, influyen en el tacto, en las sensaciones visuales y en las auditivas, esto hace que ciertas regiones cerebrales se activen facilitando así la liberación de la dopamina. En definitiva, la hormona, incide de manera directa en la toma de hábitos por lo que facilita el aprendizaje.
Otro de los factores que aumenta la cantidad de la dopamina en nuestro cerebro es la sensación de seguridad, los videojuegos nos proponen hacer todo tipo de locuras en un mundo en el que jamás vamos a sufrir daño de manera directa. La seguridad que ese factor da al jugador es desencadenante directo de la secreción de la hormona, poder tomar decisiones que suponen un riesgo sin que vayan a causar dolor nos hace felices y eso se traduce en más dopamina.
Las capacidades mejoran
Un punto muy positivo para nuestro cerebro es que los videojuegos reflejan ciertos aspectos del comportamiento humano, la colaboración es algo que ha despuntado siempre en el juego ya sea online o a pantalla partida, somos seres sociables. Por lo general, los detractores de este tipo de ocio utilizan un argumento basado en el aislamiento social, lo cuál es completamente erróneo ya que desde hace tiempo se viene potenciando la colaboración y el juego online. A su vez, también nos permite competir, y mejorar nuestras habilidades, la superación es algo muy humano.
Jugar a videojuegos mejora la capacidad de atención, el jugador siempre debe buscar algo o realizar una actividad concreta, esto mejora la atención visual y así aprendemos a enfocarnos en una tarea. En algunas investigaciones se utilizan técnicas terapéuticas con juegos para resolver o tratar déficits visuales de algunos pacientes. Por lo general, estamos saturados de información visual, los videojuegos podrían ser una fórmula muy efectiva para mejorar la concentración y centrarse en la información que resulta relevante. La memoria también se ve afectada cuando jugamos, en el estudio del enlace, se puede observar como se relacionan de manera directa la memoria funcional y los videojuegos. Utilizando un título de acción y un simulador más tranquilo durante 30 días, los resultados indicaban que los juegos de acción incrementan la memoria visual más que otras actividades.
La motricidad fina es la capacidad que tenemos para realizar movimientos con precisión, es una habilidad que se puede mejorar y los videojuegos nos facilitan esta tarea, los títulos que requieren exactitud son los entrenadores perfectos para mejorar las habilidades motoras y visuales.
Jugar retrasa el envejecimiento cerebral
Los estímulos constantes que causan en nuestro cerebro los videojuegos son un arma perfecta para retrasar el envejecimiento cerebral. Neuroracer es un videojuego creado por unos investigadores en la universidad de California, está diseñado para ayudar a personas mayores a estimular sus capacidades cerebrales, la memoria, la atención y el desempeño de acciones sencillas mejoraron en la vida real tras el periodo de investigación. Los videojuegos son muy útiles también para los pacientes con Alzheimer, mejoran su estado de ánimo y la relación con los demás. Según algunos estudios se observan ciertos beneficios en las personas que están en un estado primario de la enfermedad ya que retrasa el desarrollo de la misma a la siguiente fase. Mejoran los estados de depresión, ansiedad y facilitan la atención, la memoria o la orientación.
En conclusión, los videojuegos son un medio que, utilizado en su justa medida y de manera sana, pueden tener diversos beneficios para la salud y para mantener nuestro cerebro activo y alerta, además del desarrollo y la potenciación de habilidades. Y tú, ¿estás entrenando tu cerebro lo suficiente?