Bioware es una compañía que ha evolucionado a pasos de gigante, se ha hecho enorme a base de trabajo y de ofrecer al jugador opciones que ahora son la seña de identidad del estudio. Las ideas que han nacido en las mentes de esta productora de sueños son de una calidad infinita, el camino de Bioware está representado por grandes sagas en el mundo de los videojuegos, unas viejas conocidas del celuloide, como Star Wars, y otras propias que ahora son indispensables para la industria y la manera de entender los juegos en la actualidad. El estudio afinazó mi pasión por los videojuegos una vez descubrí el estilo con el que desarrollan, proporcionan alma a cada cosa que tocan y nada está fuera de lugar. Los cimientos de Bioware se encuentran en la historia, en su desarrollo y en su trasfondo, la riqueza argumental de los títulos de la compañía puede compararse con las mejores películas de la gran pantalla. Con Bioware aprendí los ingredientes, que para mí, tiene que tener un juego sobresaliente, qué debe contener para que me resulte mágico y atrapante, esto es lo que Bioware me enseñó sobre los videojuegos.
Andromeda es la próxima estación
Mass Effect Andromeda está a la vuelta de la esquina, el nuevo título de Bioware promete ser uno de los más grandes vistos hasta la fecha. No son pocas las ganas que teníamos los fans de tener una nueva entrega de esta saga galáctica en nuestros mandos y es que, Mass Effect tiene algo especial, destila ese sabor que tienen las grandes historias, Bioware es sinónimo de narrativa y argumento trabajado, de personajes profundos y un trasfondo inmenso. Con Andromeda viajaremos a un lugar apartado de la comandante Shepard, una nueva aventura con otros protagonistas pero que evoca la misma sensación de la trilogía original, epicidad y grandeza. La compañía ha reiterado que con este nuevo juego no se da comienzo a una nueva trilogía, todo depende de la aceptación que tenga Mass Effect Andromeda entre los jugadores, y lo visto hasta el momento lleva a pensar que va a tener un éxito ensordecedor. Para llegar a este punto se ha recorrido un largo camino, grandes títulos alumbran los pasos del estudio afincado en Canadá y de qué sutil manera me conquistaron a mí sin retorno posible.
Entender Star Wars de una manera diferente
Mis andanzas con la compañía comenzaron gracias a mi pasión por otra saga espacial, Star Wars. Las películas de la franquicia de George Lucas– ahora de Disney– tienen mi más absoluta devoción y son indicativo de mi concienzudo gusto por la ciencia ficción. En aquella época sentía una gran necesidad de jugar a títulos de La Guerra de las Galaxias, juegos que acabaran con mi insaciable curiosidad por conocer más cosas sobre la franquicia, ya que cuenta con un interesante universo expandido muy amplio. Después de disfrutar de juegos como Jedi Knight II: Jedi Outcast necesitaba algo que continuara con esa línea de calidad, entonces, en el año 2002, llegó a mis manos Caballeros de la Antigua República. En cuanto abrí la caja me dí cuenta de que lo que iba a jugar estaba a otra escala, había cuatro discos en su interior, eso quería decir que me esperaban horas frente a la pantalla, lo que no sabía es que me iba a atrapar para siempre.
Desde ese momento Bioware me enseñó lo que es un RPG, de repente, cientos de posibilidades se presentaban ante mí. Opciones de diálogos, de acciones que realizar, de consecuencias, el juego ya no consistía en superar las fases ahora había que cuidar otros aspectos. Bioware me enseñó que los actos tienen consecuencias, que un paso en falso podía acabar con tu personaje secundario favorito o que las cosas no siempre salían bien, que el desastre podía cernirse ante el grupo protagónico en cualquier momento. La complejidad de la que dota Bioware a sus historias se hace palpable en los diálogos, cientos de posibilidades con una sola frase, y escenarios llenos de detalles que puedes explorar sin temor a cansarte. El estudio ha sabido dar a sus juegos personalidad propia, ya es marca registrada y todos sabemos de sobra cómo se las gastan las propuestas de Bioware.
Dragon Age, oda a la fantasía y a los dragones
No solo de mundos espaciales ha sabido nutrirse el estudio. Dragon Age marcaba la diferencia y se alejaba de la ciencia ficción para darnos un enfoque de fantasía y aventuras de caballeros, brujas, elfos y dragones. Tres entregas espectaculares e inmensas son las que hay ahora mismo en el mercado, tres son las que he disfrutado. Bioware me enseñó que puedo salir del espacio y seguir respirando, que puedo explorar otros mundos y que el interés no está simplemente en un género, que lo que te lleva de la mano es una narrativa que sepa dejar entrever el argumento sin desvelarlo y guairte con personajes tejidos a mano. Cualquier secundario del juego está caracterizado por algo, nada se deja descuidado, todo tiene su pequeño toque de vida y su razón de estar donde está.
Con Bioware me dí cuenta de que los videojuegos tienen un profundo lado humano, rasgos de nuestra sociedad se pueden observar en cada entrega, por ejemplo el marcado racismo entre especies alienígenas que hay en Mass Effect o en Dragon Age con el pueblo elfo. Bioware me demostró que los videojuegos son puro arte, diseños conceptuales que te dejan con la boca abierta, escritos que bien podrían rellenar las páginas de un buen libro y un argumento de película de Hollywood. Las espectaculares bandas sonoras que nos ha brindado la compañía tampoco se quedan atrás, estas composiciones ocupan un lugar especial en mis oídos y muchas veces me acompañan mientras escribo. Una cosa está clara y es que, Bioware no entiende de dejar indiferente a nadie, sabe conquistar, llamar y conservar al jugador, sus historias te atrapan y nunca más querrás salir de ellas, por eso esperamos con tantas ganas su regreso con Mass Effect Andromeda.