Allá por 1981, John Romero e idSoftware lanzaron el primer juego de la saga Wolfenstein, donde se combatía a los nazis en un shooter en primera persona. Han pasado varias décadas y ahora la labor de hacer llegar nuevos juegos de esta saga recaló en MachineGames, quienes han recuperado la saga desde su reboot en 2014. Con el lanzamiento de Wolfenstein: Youngblood, la sensación de poder hacer un juego libremente ha desaparecido, donde MachineGames, responsables de Wolfenstein ahora, se sienten decepcionados por la censura sobre los juegos de hoy día.
Andreas Öjerfors estuvo presente en la Gamescom y ha dejado constancia de la nueva situación a la que tienen que enfrentarse a la hora de plantear nuevos juegos basados en esta licencia. En una entrevista a PCGamesInsider.biz, declaró que a la hora de hacer estos juegos «nunca quisimos que nuestras historias fueran relevantes, queríamos contar historias geniales e interesantes lo mejor que pudiéramos», pero ahora la situación les obliga a ser muy cuidados con lo que se expone, por lo que Öjerfors expone que esta situación “es increíblemente extraña y decepcionante”.
El problema se remonta al desarrollo del último juego de la saga previo al spin-off de Youngblood. «Cuando comenzamos a hablar sobre Wolfenstein II: The New Colossus, comenzamos a recibir comentarios sobre la temática del juego», en los que «algunas personas sintieron que era problemático». Asegura que incluso se han llegado a recibir comentarios y acusaciones muy graves, lo que denota un cambio de mentalidad que decepciona al estudio. El mayor problema que advierten los responsables de Wolfenstein, es la censura sobre los juegos de hoy día, y no tanto por las oficinas de calificación por edades, sino por la propia comunidad y medios. No se dieron cuenta realmente de la gravedad de la situación hasta que Bethesda inició su campaña promocional, con el hashtag #NoMoreNazis y el lema «hacer América libre de nazis otra vez», donde varios colectivos alzaron la voz para protestar.
En este caso tuvieron que responder para aclarar los matices de lo que significaba toda esta campaña, desmarcándose del nazismo. Una situación totalmente absurda que desde el estudio lamentan, porque les da la sensación de que no pueden hacer las cosas sin tener que pensar en este tipo de polémicas. Otro ejemplo muy evidente de esta situación la hemos tenido recientemente con Borderlands 3, quienes han renunciado a su particular sentido del humor para no herir sensibilidades. Cada vez son más frecuentes las polémicas en torno a este tipo de circunstancias que trascienden más allá de lo que los propios juegos representan, que en ocasiones se puede interpretar como una manera de hablar del juego, en otras parece que simplemente, limitan la libertad creativa de los estudios y la identidad de los productos.