Los videojuegos están en guerra contra la OMS, por la inclusión del «trastorno del videojuego y juego nocivo» como trastorno mental. El borrador del proyecto ya ha sido planteado así como sus definiciones, con el objetivo de incluir a los videojuegos en el Catálogo de Enfermedades ICD-11.
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Para la OMS, es necesario que concurran tres circunstancias para que el disfrute de videojuegos se considere como trastorno mental:
- Poco control sobre el videojuego: sobre la frecuencia con la que jugamos, la intensidad o duración.
- Aumento de la prioridad que le damos a los videojuegos, hasta el punto de que ocupen una mayor importancia en nuestra vida diaria que otros intereses.
- Que el tiempo que le dediquemos a los videojuegos siga aumentando, a pesar de sus consecuencias negativas.
La OMS entiende que estas características tienen que ser lo bastante graves como para que afecten a nuestra vida personal, familiar o laboral. La adicción debe mostrarse en un periodo de 12 meses, de forma episódica o recurrente.
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Ante la más que posible inclusión de los videojuegos en el catálogo de adicciones, la ESA (Entertainment Software Association) ha lanzado un comunicado, pidiendo a la OMS que recapacite.
«Igual que ocurre con los fans de los deportes y los consumidores de todas las formas de entretenimiento, los gamers son apasionados y dedicados con su tiempo. Más de dos mil millones de personas de todo el mundo disfrutan de los videojuegos.
La OMS sabe, gracias al sentido común y datos objetivos, que los videojuegos no son adictivos. Y etiquetar a los jugadores de esa forma, desvirtúa verdaderas enfermedades mentales como la depresión o el trastorno por ansiedad, que merecen tratamiento y la dedicación plena de la comunidad médica.
Animamos fuertemente a que la OMS recapacite su decisión».