Ni el lanzamiento por todo lo alto, ni los incentivos por comprar la consola han servido para dar la vuelta a la tortilla. Microsoft tenía muy difícil hacerse con un pedazo del mercado asiático, conocido por su nacionalismo, y por eso no es una sorpresa que se confirmen las malas ventas de la consola en Japón.
En total se han venido un total de 23.562 Xbox One desde el lanzamiento, una cifra inferior incluso a la que alcanzó Xbox 360 cuando se puso a la venta. En cuanto a los juegos, el más vendido ha sido Titanfall con 22.416 unidades (ya sabéis, lo de los japoneses y los robots gigantes es amor a primera vista), seguido de Kinect Sport Rivals con 14.919 y Dead Rising 3 con 7.330 copias.
En definitiva, un comienzo difícil para Xbox One que parece no estar teniéndolo fácil en muchos de los mercados. Suerte que parece que las cosas en China están yendo bastante mejor.