Algunos gamers que gastan canas, incluso que les comienza a lucir la calva, recordarán hace muchos, pero que muchos, años, un título desarrollado por Epyx que se prodigó en varias ediciones, llamado California Games. Aquel juego representaba una nueva manera de concebir los deportes que comenzaban a proliferar en las calles de California, como era el skateboarding, el surf, las bmx, todo, con una perspectiva bidimensional y scroll horizontal. Roll7 podría haber tomado como referencia aquel título para desarrollar Olli Olli, uno de esos juegos arcade con aspecto retro que llegará próximamente a Xbox One.
No es el único que ha recurrido a esa estética de 8bits para hacer frente a un proyecto retro que hace recordar como antaño los jugones se divertían tanto o más que hoy día. En esta ocasión, las premisas son claras, una tabla, unas ruedas, unos obstáculos y a lucir brillantes cabriolas imposibles sin tener que importar otra cosa. Hace tiempo que no se prodigan los juegos que, hará unos años, eran como una plaga que tomaban prestado cualquier deporte callejero y lo transformaban en una especie de sandbox con múltiples rincones para acabar con los huesos en el suelo, pero Roll7 ha destinado menos esfuerzos para obtener un producto que, a la postre, resulta tanto o más divertido. El planteamiento, ya citado, es simple, el mecanismo de juego, todavía más.
Para empezar, hablaremos del apartado técnico, pues resulta muy sencillo de comentar. Con ese toque de 8bits que se ha puesto de moda, Roll7 ha conseguido trasladarnos a un entorno urbano que, dada la sencillez a la hora de diseñar, será muy variado. Podemos recorrer el mundo entero y ser capaces de reconocer muchos entornos dada esta características. En cierto modo, resulta bastante interesante observar como han intentado recrear algunos elementos que podrían ser interesantes homenajes al pasado, que apetece grindar sobre un misil soviético, pues opciones tienes de hacerlo. De hecho, existen varios escenarios que, considerando que apenas supone un cambio de fondo y la adición de algunos elementos en la pantalla, como nuevos obstáculos, la pluralidad de escenarios se hace algo monótona. Es lógico, no obstante, todo es bidimensional y pixelado, es la estética que se ha querido guardar, aunque en cierto modo lo compensan con un colorido extraordinario y bastantes detalles en pantalla que no la dejarán parada ni un instante. Pero lo más importante es que esta estética permite que el juego transcurra más que fluido, fugaz. La velocidad del scroll es abrumadora, puede que incluso demasiado en algunas ocasiones, siendo más complicado de lo que se presupone, tener éxito en las combinaciones que queremos realizar.
Aquí entra un factor que si demuestra cierto empeño en llevar a cabo este juego como algo más serio de lo que cabría esperar. Mientras que las referencias de antaño que hemos citado apenas combinaban un par de animaciones, el número de trucos que podemos realizar es bastante elevado, hasta el punto, de no ser fácil saber que truco estamos haciendo. De hecho, en muchas ocasiones habrá que recurrir al típico listado de comandos para saber como ejecutar ese movimiento que se requiere. Las animaciones del skater son adecuadas, divertidas de hecho, aunque no podemos decir que estén detalladas a un gran nivel, no obstante, guardando la línea con el producto en general, supondría un problema de sincronización entre la velocidad de la acción y las animaciones del skater. Pese a todo, el resultado no es pobre, se podría decir que es acertado, pues, todo el producto emana una sensación de estar concebido de este modo y no de haberse quedado a las puertas de hacer las cosas debidamente.
Dejando el apartado técnico a un lado, nos ponemos en situación, agarramos fuerte el mando y comienza nuestra travesía por un pequeño recorrido que incluirá saltos, escaleras, barandillas, contenedores, bordillos y nosotros deberemos ir lo más rápido posible para ir ejecutando los trucos necesarios para realizar combos que multiplicarán constantemente la puntuación que, al finalizar ese tramo, subirá de forma definitiva al marcador. Más sencillo no puede ser, aunque en el fondo, hemos de considerar, que para lograr avanzar en el modo individual, desbloqueando nuevos escenarios y mejorando nuestro nivel de skater para alcanzar nuevos trucos y ganar más puntos, deberemos superar una puntuación determinada que se mide, como últimamente suele ocurrir, con estrellas. La cantidad de eventos en los que podemos tomar parte es numeroso, además, no se puede decir que el juego sea de los que una vez superada una pantalla la dejemos ahí, retarse con los amigos y superar los puntos que nuestros rivales, incluso nosotros, han logrado será todo un reto. De hecho, existen varias opciones que permiten picarse con la comunidad, como son retos que se van actualizando cada día, así como modos de juegos que harán de cada salto una aventura arriesgada.
Para ello, tal como hemos descrito en prácticamente todo el planteamiento y realización, un solo botón y una combinación de movimientos es lo que el juego requiere para lograr hacernos pasar un buen rato. Podrían haber intentado albergar más opciones, combinaciones más complejas, aunque no son del todo sencillas, hay que estar muy atento a no perder la inercia al caer de cada salto. Puede que al principio resulte algo complicado, pero una vez cogido el ritmo, una vez coordinado el dedo al caer, tomar velocidad nos ofrecerá la oportunidad de dar un nuevo salto y combinarlo con algún truco que nos haga ganar puntos. Ahora bien, si creeis que la habilidad reside en conseguir ese truco perfecto, no tardaremos en darnos cuenta que la caída siempre será clave para conseguir el éxito. La combinación de botones requerirá de cierta precisión, sobre todo, cuando vamos ganando velocidad, algo que sucede con bastante frecuencia y, dadas las circunstancias, acabar con un nudo en los dedos puede ser fácil. Como hemos dicho, la velocidad que permite el planteamiento puede superar nuestras habilidades, en algún momento lo hace, y daremos con los pixeles en el firme. Ahora bien, levantarse es una opción que llevaremos a cabo gustosos y volver a intentarlo será una rutina habitual que nos tendrá ocupados un buen rato.
Claro que, el juego ofrece una estética sencilla, una mecánica básica y muchas horas de diversión, y es que no son pocas las posibilidades y combinaciones que ofrece para pasar largos ratos tanto en solitario como en compañía, aunque el juego, solo aporte marcadores online para retar a los rivales. La apuesta de Roll7 con Olli Olli es primaria, sobre todo, porque lo que busca es divertir y no se queda corto a la hora de satisfacer la demanda del público. En parte, es una demostración de que no hace falta que el producto entre en los ojos, aunque no desmerezca en este aspecto, dada la nueva moda de los juegos indie. No obstante, aunque pueda parecer una crítica, no se puede estar más satisfecho de pasar un buen rato con Olli Olli, pues logra traer una iniciativa fresca a una generación marcada por resoluciones, efectos visuales y complejas combinaciones para la acción que, por otro lado, queda demostrado que no es necesario.
No queda mucho para que Olli Olli llegue a Xbox One, así que se pueden ir preparando esos dedos para una divertida propuesta que llega de uno de esos deportes alternativos que parecían cosa del pasado, con un planteamiento y una estética que hace recordar que anteriormente se disfrutaba de una forma muy simple, pero no menos efectiva.