Hace tan solo unas horas, y como parte de una reunión con los inversores, CD Projekt RED desvelaba que el remake del primer The Witcher sería un RPG para un jugador, centrado en la historia y de mundo abierto. La parte clave es esta última, pues supone una diferencia fundamental con respecto al título original. En ese sentido, hoy queremos contarte qué supondrá para el remake de The Witcher ser un juego de mundo abierto, cómo afectará al desarrollo de la obra y por qué esta variación genera una gran cohesión dentro de la trilogía, algo en lo que la compañía polaca parece estar empeñada.
Por si no lo recuerdas o nunca llegaste a jugarlo, The Witcher nos permitía desenvolvernos con libertad dentro de amplias zonas abiertas, pero no unidas como sí ocurre en un mundo abierto. Había pantalla de carga entre ellas y, además, a medida que avanzaba la historia unas zonas se iban cerrando y se abrían otras nuevas. La declaración de CD Projekt RED nos hace ver que el progreso en el remake podría ser muy distinto. Tal vez se refieran a que la intención es poder volver a zonas anteriores en cualquier momento, aunque narrativamente no tendría demasiado sentido.
Lo más lógico es pensar que se respetará ese carácter caduco de las zonas, pero que las áreas de cada episodio de la historia sí estarán unidas como en un mundo abierto. Por poner un ejemplo, que los exteriores de Wyzyma, la ciudad y los bosques en los que completamos misiones sean un todo y no requieran pantalla de carga entre una y otra. Algo similar a lo que ocurre en The Witcher 3, con Velen, Novigrado y Oxenfurt formando parte del mismo mapa, aunque Skellige sea otra área aparte por ser un archipiélago. The Witcher 2 también jugaba la carta de las zonas que se iban bloqueando y desbloqueando a cuando la historia progresaba, pero tenía un carácter más abierto que el de la primera entrega. Por ahora todo son especulaciones y aún tendremos que esperar mucho tiempo para saber más del remake de The Witcher, pero estaremos muy pendientes de él.