¿Quién no recuerda con cierta añoranza los videojuegos de la década de los 90?, si echáis la vista atrás ¿no vienen a nuestra memoria esos títulos de dificultad exagerada que inundaban nuestras siempre estimadas consolas NES y Megadrive? Juegos como Dark Souls intentan replicar esa gratificante desesperación (aunque suene contradictorio) de antaño que nos hacía recorrer el mismo escenario reiteradas veces en un claro esfuerzo por superarse a uno mismo… Hoy día es muy difícil recuperar esas sensaciones de avance y fracaso con juegos que se simplifican, cada vez con más frecuencia, con el fin de crear un mayor rango de jugadores potenciales.
Sin embargo hay llamas que se resisten a ser extinguidas… Todo nace con la idea de rehacer una saga desde sus cimientos para adaptarla a la primera Xbox pero manteniendo intacto uno de los sellos de identidad más importantes que la han marcado desde su primera concepción: la dificultad. Tomonobu Itagaki, importante desarrollador de Tecmo que lideraba el ilustre Team Ninja por aquel entonces, decide recuperar el título de Ninja Gaiden de las polvorientas estanterías para hacerlo resurgir, cual ave fénix, de sus cenizas. Pasado y presente convergen en el nuevo Ninja Gaiden, la dificultad se mantiene pero el enfoque es más frenético y contemporáneo.
Ninja Gaiden es una saga de acción bien añeja que, como el buen vino, ha sabido mantenerse de forma notoria en los recuerdos de aquellos que pudimos catarlo en su tiempo. ¿Acierto o fracaso este remake? Podemos adelantar que el título se convirtió, por méritos propios, en uno de los principales buques insignias de Microsoft en el lejano 2004.
La espada del Dragón deberá ser blandida de nuevo…
La narrativa del juego es pobre y llena de clichés del género de acción tales como venganzas, protagonistas planos y pequeños giros argumentales. Todo el escenario está establecido para que el argumento luzca por su casi inexistencia más allá que para justificar que debemos matar a los constantes enemigos de turno a los que debemos hacer frente a lo largo de nuestro periplo.
No obstante, podríamos decir que la tan manida historia tiene un toque o esencia que la hacen especial aunque no única: manejamos a Ryu Hayabusa, heredero y descendiente del actual líder del clan ninja del Dragón, encargado de heredar la espada legendaria del Dragón Sagrado y de custodiar la antítesis de esta, la espada del Dragón Oscuro. Sin embargo, la plácida paz que la aldea ha tenido hasta ahora se verá rota por la invasión del imperio de Vigoor, quienes desean obtener el poder devastador de la espada del Dragón Oscuro… Poco más diremos sobre su historia salvo que, como ya hemos dicho, está carente de profundidad.
La pregunta es, ¿juegos de este tipo necesitan una buena historia? Sí y no… Ningún juego de acción a raudales, como el que nos ocupa, necesita irremediablemente ampararse bajo una historia llena de matices aunque, dicho sea de paso, se agradecería que la base contuviese una mayor carga de “complejidades argumentales”. Juegos del estilo como Devil May Cry o Resident Evil han demostrado que se puede algo más (aunque no mucho).
Belleza letal en una noche silenciosa
El juego que nos ocupa cuenta con un apartado técnico soberbio para la época con efectos muy bien realizados como los efectos de reflejo del agua o el sobresaliente sistema de iluminación. El diseño de escenarios muestra multitud de localizaciones dispares dónde las zonas boscosas o las aldeas superan, en detalle y en calidad general, a las urbanas sobretodo porque estas últimas son más planas en su conjunto.
La representación mangaka de personajes, enemigos sencillos y bosses roza la perfección tanto en variedad como en diseño con algunos tan memorables como el dinosaurio esqueleto o el caballero negro. Quizás se eche en falta un mayor detalle en algunos aliados aunque esto sería rizar el rizo.
Ninja Gaiden sabe combinar estéticas de forma coherente presentando escenarios y personajes en un presente dónde convergen las tradiciones pasadas con la tecnología futura. Fondos, vida, caos y frenetismo casan a la perfección en este vertiginoso juego sin perder un ápice de verisimilitud (contextual).
El difícil dominio del arte ninja
Si de algo destaca este título es su jugabilidad: fps constantes que apenas decaen, gran número de combos, amplio catálogo de armas, potenciadores y profundidad jugable. Es la receta que todo juego de acción en tercera persona tiene y debe tener.
Tal es un grado de complejidad que el manejo y el dominio de las armas se convierte en una exigencia para el jugador. Su alta dificultad y violencia hacen de este juego recomendado únicamente para los jugadores más hardcore o pacientes del sector. Todo ello puede hacer que el sector más casual no quiera darle una oportunidad a este brillante título pero es que, sencillamente, el juego está pensando para que venga una persona, se siente con el pad entre sus manos y pase incontables horas dominando el arte de una o varias armas al tiempo que aprende los tempos de bloqueo y esquives oportunos.
Hay que mencionar que, en determinados momentos, podemos apreciar algo de popping u clipping en os escenarios por lo que, sin darnos cuenta, estaremos atravesando un objeto o un elemento lejano del escenario se materializará sin previo aviso.
Nadie dijo que el camino del ninja fuera fácil y este título no lo es. Un reto a la altura de aquellos que han visto infinidad de veces la trágica frase de Dark Souls de “Has Muerto” y cuya voluntad no ha decaído en seguir intentándolo.
Domo Arigato, Itagaki
Itagaki nos trae un Ninja Gaiden concebido con cariño para los jugadores de todo el mundo dado que se puede disfrutar de este título en su doblaje original en japonés (el que nosotros aconsejamos por su brillante dramatización) además de en inglés y todo ello con una perfectos subtítulos en castellano. Aunque el juego es redondo en este apartado es importante destacar que los personajes son muy planos y su actuación dentro del contexto se muestra muy artificial como si cada uno de ellos estuviera implementado en el título con calzador (es difícil sentir empatía hasta por el héroe Ryu ya que no llegamos a comprender del todo ni su empuje ni sus motivaciones más allá que por el clásico cliché de venganza).
La banda sonora teck y relajada (en pocas ocasiones esto último) se acompasa a la perfección en cada situación metiéndonos de lleno en todas las situaciones que se presten al juego. Quizás el error más grande es la repetición constante de piezas musicales en los combates ya que, en títulos de este tipo, se debería combinar diferentes piezas para hacer nuestro transcurso más llevadero y que no nos quedemos con la sensación de escuchar lo mismo desde el minuto uno hasta el ending del juego (como finalmente ocurre).
Otros de los problemas que padeceremos es su nula rejugabilidad más allá de intentar pasárnoslo en una dificultad más alta si aún no lo hemos hecho. No hay caminos alternativos ni retos por segunda partida, todo está simplificado para que hagamos el mismo lineal camino desde un punto llamémosle A a otro B. Fórmula simple que podría haberse realizado de forma más compleja para que el jugador encontrase un motivo de peso para volver a iniciar la aventura tales como nuevas armas.
La fuerza del clan del Dragón…
Ninja Gaiden renace de sus cenizas para mostrarnos lo que más queremos de antaño y lo que más valoramos del ahora: por un lado tenemos la dificultad clásica de los juegos que hoy día son llamados retro y, por otro lado, tenemos todo los conceptos restantes mejorados gracias a las distintas tecnologías actuales. Se trata de un punto de inflexión dónde converge pasado y presente para mostrar a muchos jugadores hardcore que el sector no los ha olvidado.
Tal vez sea por esa elevada dificultad que muchos no quieran darle ni la más mínima oportunidad a este título pero eso sería cometer un grave error dado que exige paciencia y constancia para su dominio pero también satisfacción. El juego es muy bueno sin, eso sí, llegar a ser sobresaliente. Los fallos que más inciden en el título son: algunos escenarios con texturas muy planas; argumento que brilla por su ausencia; o una duración baja si somos algo hábiles.
Sin embargo el juego es claramente una declaración rotunda de intenciones que no se acaba convirtiendo en humo ya que cuenta con unos diseños generales muy sobresaliente y un cuidado sistema de progresión para el jugador. Ryu Hayabusa ha vuelto y ha sido para quedarse, ¿o no? El Team Ninja tiene las llaves para continuar con una de las sagas más destacadas y sobresalientes del mundo.