En 2018, Riot Games fueron acusados, a través de una demanda colectiva de sus ex empleadas Melanie McCracken y Jess Negrón, de discriminación de género y acoso sexual en su entorno laboral. Esta surgió tras un artículo escrito en el medio anglosajón Kotaku llamado «Dentro de la cultura de sexismo en Riot Games», donde se recogían los testimonios de diversas mujeres que expresaban, entre otras cosas, unos criterios de contratación discriminatorios.
Hoy, la compañía californiana ha accedido a cerrar el litigio de forma amistosa. Riot Games tendrá que pagar 100 millones de dólares y ser monitorizados tras una demanda que se ha extendido durante ya tres años. La parte monetaria se desglosa en 80 millones de dólares en compensación a la parte demandante y otros 20 en los gastos legales de la misma. El abogado de las demandantes ha agradecido la introspección realizada por parte de Riot Games y sus pasos entorno a convertirse en una compañía más inclusiva.
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Además de la compensación económica, Riot Games deberá ser supervisada a nivel de recursos humanos por una empresa de terceros durante tres años, que velará porque haya una mayor igualdad y bienestar entre sus empleados.
Riot Games tendrá que pagar 100 millones de dólares y ser monitorizados tras una demanda por discriminación de género
Por último, la empresa ha prometido que hará cambios en algunas de sus políticas de empresa, entre ellas ofrecerá una mayor transparencia en el pago de los salarios de su plantilla, no basando los mismos o las posiciones laborales ofrecidas a sus empleados en su historial personal.