Silent Hill 2 es la gran obra maestra del survival horror. Y también, para muchos, el mejor juego de todos. A estas alturas, ya sabemos que Silent Hill es diferente, no es una saga de terror al uso. Y, de todos los juegos de la franquicia, Silent Hill 2 es el menos convencional. Konami ofrece, con esta entrega, una experiencia distinta, un terror que resulta indescriptible para muchos. Podemos describir qué sentimos al jugar a Resident Evil 2 o Dead Space o incluso Layers of Fear con cierta facilidad. Pero es muy difícil explicar qué busca y qué quiere transmitir Silent Hill 2, porque parece querer ir más allá de lo que puede ofrecer un videojuego.
Directo a la psique

Silent Hill 2 ataca tus emociones más profundas y enterradas, echándotelas en cara.
Creo que Silent Hill 2 es la gran obra maestra del survival horror por varias razones. La primera de ellas es que no está hecho para todos. Y no hablo desde el punto de vista jugable, no me refiero a que pueda resultar más o menos tosco o que el sistema de cámaras nos resulten anticuado. Hablo de las sensaciones que transmite. En sus cinco primeros minutos, Silent Hill 2 consigue darte la sensación de que algo está mal. No consigues saber el qué, pero lo notas. El juego provoca una sensación de angustia, de rechazo y de querer salir corriendo, que tú recibes de forma puramente instintiva, pero que no logras expresar con palabras. Y eso es lo peor de todo.
Konami consigue muy bien presentarte esas primeras emociones y logra que comprendas, al instante, que te acompañarán en todo el juego. Puede que, por eso, mucha gente huya al poco de probarlo. Silent Hill 2 no es un survival horror al uso; no se limita a recurrir a la soledad y a monstruos aberrantes que intentan matarte. Va mucho más lejos. Es el juego de terror psicológico por antonomasia, la definición pura de terror psicológico. Silent Hill 2 se clava en tu psique para provocarte terror.
20 años de Silent Hill, el survival horror que cambió la industria
Más allá de un «survival horror»

Silent Hill 2 no es terror de supervivencia, porque no hay supervivencia posible.
Silent Hill 2 parte de una trama bastante cotidiana: un hombre, James Sunderland, acude a un pueblo para descubrir por qué ha recibido una carta de su esposa, después de haber fallecido. Pero lo que se presenta como un thriller sencillo, poco a poco va mostrando sus verdaderas intenciones: las de atacar emociones que no queremos sacar a la luz, como la vulnerabilidad, culpabilidad, inseguridad o egoísmo y echárnoslas en cara a nosotros, como personas. Obligándonos a enfrentarnos a ellas, a través de la figura de James y de los demás personajes que vamos conociendo.
No da miedo lo que ocurre, da miedo la sensación que te produce lo que ocurre. No busca aterrarte con sustos (aunque los tenga y muy eficientes), busca tu incomodidad, tu malestar. Influenciado por la novela Crimen y Castigo de Dostoievski, busca desenterrar tus peores sensaciones y reflejártelas, para que no puedas huir. La banda sonora, probablemente la mejor de un survival horror y también de las mejores de todos los videojuegos, matiza estas sensaciones. Las melodías no provocan tensión, pero sí una tristeza y un malestar que no te dejan en paz. La definición de «survival horror» se queda corta para Silent Hill 2. No es terror de supervivencia, porque no hay supervivencia posible.
Resident Evil, Dead Space y los grandes estandarte del género juegan con la soledad física. Silent Hill 2, con la soledad del alma.
Resident Evil o Dead Space juegan con la soledad física, Silent Hill 2 con la soledad emocional. Tal vez por eso tanta gente salga corriendo al poco de jugarlo. Si no le habéis dado una oportunidad, dádsela. No hay otro juego igual. Obviar que la jugabilidad no sea la mejor, aprovechad que es retrocompatible con Xbox One y animaros a entrar en esta madriguera de conejo. Porque Silent Hill 2 es la gran obra maestra del survival horror. Porque Silent Hill 2 es eterno.