La sobreinformación no es algo que haya surgido de la nada en los últimos meses, es una tendencia que ha ido progresivamente captando una cantidad ingente de personas y empresas hasta el día de hoy, en el que a duras penas los usuarios logran escaparse de la cantidad de información referida a sus videojuegos favoritos, tanto antes de ver la luz, como después. Lejos quedan aquellos años, que algunos recordamos con añoranza, en los que los videojuegos sorprendían cuando eran jugados, abrían un mundo nuevo, desconocido, se experimentaba como un elemento que permitía conocer nuevas historias, tomar decisiones sin conocer consecuencias, que se jugaba con el ánimo de descubrir.
Y es que raro es el juego que no llega al día de lanzamiento sin haber desvelado todos los entresijos que trae consigo, incluso, que no se haya visualizado mil y una veces los primeros minutos de juego. ¿Que juego sorprende actualmente cuando es jugado por primera vez?¿Se sigue manteniendo la ilusión por descubrir o simplemente sucumbimos ante el hype? El hype es un elemento que este crecimiento de la información ha deparado, es la versión sinónima de la expectación que anteriormente se tenía cuando se era consciente del lanzamiento de un determinado juego, pero difieren en un aspecto, mientras antes se especulaba con esperanza lo que podía conllevar la experiencia de un nuevo juego, ahora simplemente, se tiene ganas de vivir lo que ya se ha detallado.
Y obviamente, las campañas son cada vez más agresivas y esa agresividad, procede en gran parte del bombardeo de vídeos completos que muestran un producto reproduciéndose en condiciones óptimas y alardeando de sus novedades y capacidades. Resulta obvio, para algo es una campaña publicitaria, tienen que vender el producto, pero bueno, no será la primera vez que más que un juego, nos “venden la moto”. Pero del mismo modo, tanta publicidad, tantas demostraciones técnicas para que luego el producto resultante contradiga lo prometido, es como construir un castillo de naipes y querer rizar el rizo ensanchando su cúspide. Por otro lado, si una imagen vale más que mil palabras, un vídeo son muchas imágenes en una secuencia, el uso perverso de la comunidad fanática es consciente de cómo gestionar esta información para sus “intereses”, pues no es comprensible que se tenga que justificar a ultranza el nombre del fabricante del hardware adquirido.
Pero sin desviarnos del tema, habrá quienes crean que es mejor la tendencia actual, en la que antes de ver la luz un juego, los desarrolladores han desvelado todas las opciones, aunque siempre guardan algo, de modo que los usuarios ya saben a qué enfrentarse. En cierto modo, dado el coste de los juegos, un eterno debate que se mantendrá visto lo visto, la inversión requiere de esta información con el fin de cercionarnos si el juego merece la pena. No obstante, el precio es algo que también ha ido incrementándose con respecto a lo que viene siendo el coste de la vida, pues, aunque parezca poco racional, las consolas que han formado parte de la nueva generación, han tenido un precio de lanzamiento igual, que no equivalente a lo que supondría, dejando viejas glorias como las consolas más caras. Los juegos, más de lo mismo, no es ayer cuando compré juegos por 10.000 pesetas, 60€ y mirad que he usado la antigua divisa, ha llovido mucho desde entonces y no se sabía tanto de lo que aquella inversión suponía.
Cierto es, actualmente el grado de complejidad de los juegos viene a ser mucho mayor que lo que antiguamente era. Cierto es, los medios a través por los que publicitarse se han multiplicado de manera exponencial y la importancia de la publicidad con tanta competencia es vital. Cierto es, las inversiones por desarrollar juegos sigue incrementándose, hay que sacar rentabilidad a esta de la manera que sea posible y con ello, las diversas formas de escindir partes, ampliar experiencias y otros aspectos que, junto al precio de los juegos, siguen siendo carne de cañón y motivo de discrepancias.
Actualmente muchos juegos han dejado de ser sorpresa cuando por fin llegan a nuestras manos, algo que, en mi opinión, les resta mucha gracia. Durante varios meses he estado bastante ajeno a las informaciones que venían dándose, sobre todo, aquellas en las que se desvelaba información extensa sobre la jugabilidad, sobre opciones, sobre elementos que deberían ser, al menos eso pienso, descubiertos por el jugador. Difícilmente se puede entender actualmente que un juego no exponga sus bazas, como si por ello, fuese a dejar de vender, algo que, en parte, puede que sea así, ya que, los pocos juegos que han visto la luz sin desplegar semejantes medios, han generado tal desconfianza que apenas han conseguido cosechar ventas, o bien, han sido malos juegos.
Hace bastantes años, los ‘antiguos’ como el que escribe, descubríamos los juegos a base de jugarlos, algunos pensarán, ‘que temeridad!’, si y no, debo responder. Si bien los usuarios estábamos expuestos a decepciones, no estamos menos expuestos ahora que los juegos se miden en sagas con varias entregas donde la fuerza del producto generalmente tiende a decrecer, ya que el éxito está vinculado a la ruptura de esa concreción para convertirse en una saga más larga y diluida en su concepto. Por otro lado, pese a todo, los juegos evolucionaban para sorprender, algo que actualmente podría ponerse en cuestión dada la cantidad de sagas que parecen ser juegos clónicos tímidamente modificados para sus secuelas. Mucha de esa sobreinformación hace hincapié en fundamentos y detalles, magnificándolos como si fuesen opciones tremendas, cambios notables que luego resultan ser mínimos.
Pero siempre hemos sido conscientes de que la publicidad ha intentado magnificar el producto anunciado, porque no se puede decir que la intención de estas campañas sea engañar al usuario, como se ocultan las carencias y como en estos años se ha impuesto el lanzamiento de juegos que deben recibir actualizaciones para optimizar sus funciones o rendimiento. Antes de que un juego vea la luz, pocas cosas se escapan a los usuarios, poco tienen que descubrir y en ocasiones, solo repiten lo que ya han visto. Pero puede que el problema no esté tanto en cómo las compañías saturan la red mostrando su nuevo producto, pues, dentro de una campaña de marketing, lo habitual es dejar pequeñas muestras que, más o menos representativas, informan más que desvelan.
En este apartado, podemos encontrar webs de información que han usado este recurso para hacer más atractivas sus funciones de redacción, acercar el juego a los jugadores, mostrar el juego antes de que vea la luz con previews o hacer más accesible un análisis de un juego, donde, la naturaleza del vídeo tiene un objetivo diferente a desvelar la experiencia, ya que son meras descripciones de lo que los usuarios van a encontrar. Pese a todo, no se puede negar que conjuntamente a lo que las compañías desvelan, el usuario se encuentra con la realidad de un producto que, adjuntando una nota, ofrece un criterio de compra para el usuario. Hasta aquí, las funciones de la diversificación de la información en diferentes medios y a través de diferentes fuentes puede suponer una ventaja para evitar riesgos innecesarios e inversiones poco fructuosas. Los avances tecnológicos y los nuevos medios de difusión, en su justa medida, son beneficiosos.
Pero el abuso, o la mala praxis, pueden generar tendencias menos ‘fructíferas’ y es que con las nuevas consolas, aunque su establecimiento surgió en la generación anterior, la retransmisión en directo y la captura de vídeo son opciones integradas. Además, las mejoras en las conexiones permiten que esta práctica se extienda por doquier y con el avance de la tecnología se ha permitido que cualquier usuario pueda colgar en internet secuencias de video mediante el uso de capturadoras. Con un poco de maña, son miles de usuarios los que día a día suben vídeos a la red, vídeos en los que se muestran jugando a sus juegos favoritos. En un principio, apenas se emitían vídeos donde se buscaba alardear de habilidades, la comunidad exigió un cambio que ha convertido la red en una fuente de pistas, guias y trucos varios que han afectado directamente a los jugadores y a la experiencia que los juegos proponen.
Youtube, Twitch y webs dedicadas han sido ubicaciones donde los jugadores han explorado mundos y lo han mostrado, han descubierto secretos y los han comunicado a voces, donde cualquier otro jugador puede acudir y descubrir todo lo que no quiere descubrir por sí mismo. No podemos decir que las guías o walkthroughts sean novedades, si bien, antiguamente estas solían redactarse y obligaban al usuario a tener que leer interminables textos en los que, en ocasiones, como estaba redactado no servía del todo para dar con la clave del éxito. Como se puede añorar hoy día la comunicación cara a cara con los amigos para desgranar algún entresijo, como años atrás disfrutábamos de aquellos juegos de LucasArts, como Monkey Island, rebuscando en todos los rincones para encontrar el secreto, cómo superabamos a base de prueba y error todas aquellas pruebas de habilidad sin recurrir a trucos o resoluciones desveladas. Puede que los juegos hayan avanzado exageradamente, ofreciendo un grado de complejidad mayor, pero si nos centramos en las nuevas tendencias, con gran cantidad de objetos coleccionables desperdigados o misiones secundarias ocultas, la duración de un juego dependerá de la habilidad del jugador, de su tenacidad y su ilusión por seguir jugando.
Muchos juegos abarcan estas opciones como métodos para alargar la vida útil de un juego, si bien, el recurso de buscar en una web o en un vídeo todo lo que falta por descubrir ha acortado notablemente la duración y ha suprimido, de forma tajante, disfrutar de la experiencia en pos de la obtención de algún premio o logro que adecente nuestra gamercard. ¿Cuantos usuarios insisten con un juego hasta alcanzar el 100%? ¿cuántos lo hacen sin recurrir a vídeos de ayuda? ¿qué valor tiene ese trofeo en realidad? ¿Es realmente importante alardear de un gran puntaje en el gamercard si nuestros puntos son adquiridos así? Se ha devaluado el valor de esos logros y puntos al no representar, de forma verídica, cual es la capacidad del jugador, aunque habrá, seguramente, quien sea digno del palmares que muestra.
No quiero indicar con esto que esta tendencia sea negativa en su totalidad, ciertamente, estamos en una era en la que la comunidad se ha ampliado, se ha extendido fuera de fronteras físicas o territoriales, donde gente de todo el mundo se comunica, interactúa y comparte. Los foros fueron un primer paso en esta expansión, donde los usuarios se ayudaban continuamente, incluso, la comunicación por voz a través de estas permitía alcanzar ese objetivo. Desde el establecimiento de la comunicación por voz en comunidades cerradas de jugadores, la experiencia de juego y los videojuegos en general, han dejado a un lado ese estereotipo que aseguraba que solo aislaban a las personas en sus mundos imaginarios. Los videojuegos se han convertido en algo más que un pasatiempo o un hobby individual, permitiendo conocer personas con los mismos gustos y creando fuertes lazos entre gente que la distancia no habría permitido conocer.
Ahora bien, un paso más y volvemos a tener un conflicto, la adecuidad de la saturación de canales de video donde descubrir copiando lo que otros reproducen no debería ser considerado una ventaja, sino un problema a la verdadera naturaleza de los juegos. No podemos oponernos, ni exigir un control sobre los que usan estos medios, sino intentar dar cuenta a la comunidad, a aquellos que quieren abarcar el 100% de los logros y superar las pruebas como trámites sin desafío, que hay algo más. Los videojuegos buscan llevarnos a nuevos mundos, narrarnos nuevas aventuras y hacernos disfrutar de nuevas vivencias y actividades, es de este modo como han sido conceptualizados y usar estos recursos es como si nos contasen el final de una película, si nos desvelaran cual es el desenlace de la historia y como si guiaran nuestras decisiones en la vida.
Es por esto que, a modo de conclusión, me gustaría expresar como los jugadores deberían hacer frente a los desafíos que los desarrolladores nos prestan con años de dedicación para lanzar un juego. Sentirse dentro de la historia, actuar como si fuesemos parte de ella, descubrir, aprender, madurar y lograr sentir que el éxito es nuestro… no se puede diluir por culpa de la saturación de información o del mal uso de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías. Los videojuegos son una puerta a nuevas experiencias, el mal uso de estos recursos sólo sirve para devaluarlos a un producto de entretenimiento fatuo.