El debate sobre el formato físico y digital ha sido una constante en los últimos años en la industria del videojuego. Si bien el segundo sigue ganando terreno al primero, también implica algunas consideraciones que no han empezado a hacerse patentes hasta hace poco tiempo. En este sentido, hace unas semanas en California se firmó una ley que obligaba a explicitar que la venta de juegos digitales no es tal, sino la cesión de una licencia.
Ahora, y a pesar de que la ley solo es efectiva en el mencionado estado de Estados Unidos, Steam añade un aviso que indica que lo que compras es una “licencia” y no tienes los juegos en propiedad. La plataforma de Valve parece haberlo hecho de forma proactiva para evitar problemas legales futuros y ser más transparente con los consumidores, cuya cifra no ha hecho más que crecer en los últimos tiempos.
Compras una licencia, no los juegos
Este es el mensaje que ha incluido Steam al ir al carro para comprar un juego:
“La compra de un producto digital otorga una licencia para el producto en Steam”.
Además de esta frase, más o menos directa, Valve ofrece un enlace a sus términos y servicios, donde podemos profundizar más en la cuestión. Si nos detenemos en la sección de propiedad de contenidos y servicios, esto es lo que señala Steam:
“La titularidad, los derechos de propiedad y los derechos de propiedad intelectual relativos a los contenidos y servicios y todas sus copias son propiedad de Valve o de los otorgantes de licencias de sus empresas asociadas. Todos los derechos están reservados, a menos que se disponga lo contrario de forma expresa en el presente acuerdo. Los contenidos y servicios se encuentran protegidos por las leyes de derechos de autor, los tratados y convenciones internacionales sobre derechos de autor y otras leyes. Los contenidos y servicios contienen determinados materiales sujetos a licencia, y los otorgantes de las licencias de Valve y sus empresas asociadas pueden proteger sus derechos en caso de que se produzca cualquier incumplimiento del presente acuerdo”.

En resumidas cuentas, ninguno de los juegos que hayas adquirido a lo largo de los años en Steam es tuyo, sino que lo que has comprado es una licencia que sigue perteneciendo a Valve o al otorgante de dicha licencia. Aunque la estabilidad de una plataforma como Steam parece imperturbable, cabe señalar que las bibliotecas digitales son completamente dependientes del estado de las mismas, por lo que en caso de un futuro cierre esos juegos, muy probablemente, dejarían de estar a nuestra disposición, por mucho que los hayamos “comprado”.