Hoy es un día en el que las noticias hay que cogerlas con pinzas, pues se aprovecha mucho que es un día donde los bulos son empleados para hacer caer a los crédulos y a los que se ilusionan con facilidad. Hacer cábalas, pensar en algo que pueda ser creíble y darlo a conocer como si fuese real, no obstante, también es momento de arrojarse a lo más atrevido e imposible, con el fin de jactarse, incluso de hacer uso de cierto sarcasmo que pueda avivar llamas que se apagan, en una guerra de consolas, que nos ha dejado momentos lamentables a lo largo de un año lleno de auténticas inocentadas.
Y es que en el fondo, hemos vivido un año lleno de grandes juegos, impresionantes experiencias, que han superado casi cualquier límite que teníamos guardado en la memoria de años atrás. Un año fabuloso, donde las alegrías y los grandes juegos han hecho olvidar, o al menos obviar, muchas de las situaciones lamentables que se han vivido. La comunidad de usuarios, tanto de PC, como de Playstation 4 y Xbox One, han sufrido a lo largo de este año ciertas decisiones, y han vivido experiencias que deberían haberse omitido de la realidad. De hecho, avivar la guerra de consolas en torno al rendimiento gráfico es algo que, día tras día sigue atormentando a la comunidad de Xbox One, en mayor grado que la de Playstion 4, mientras que los de PC tampoco se han quedado atrás en cuanto a problemas varios. Una industria que parece no haber evolucionado del mismo modo que los hardwares, cada vez más potentes, cada vez más capaces, con nuevas opciones, dispositivos futuristas y errores que en el pasado no se daban, como es el caso de las actualizaciones.
Algo que nos traslada a una cuestión básica, cuando lanzan un juego, ¿saben que no está acabado? Un año que nos ha dejado actualizaciones, parches, correcciones… no vamos a mencionar otros aspectos, les tocará más adelante, pero que a estas alturas el número de juegos que ven la luz sin estar completos, sin estar debidamente testados, esté creciendo, hace plantearse una cuestión ¿En que coño están pensando cuando un desarrollo alcanza el estado Gold? Si ponemos algunos ejemplos, podríamos mencionar lo acontecido en la comunidad de PC con Batman Arkham Knight, también podríamos citar a Tony Hawk Pro Skater 5, incluso muchos hablarán de Halo, siendo el caso más chirriante el de Afro Samurai 2, el único que ha llegado al límite y ha devuelto el dinero a aquellos que lo compraron, eliminando el juego de las tiendas digitales. Bienvenidos a un sinfín de inocentadas dignas de una generación totalmente vinculada a internet, lo que en parte, es una ventaja que conlleva un sinfín de contra indicaciones, pues ahora las desarrolladoras parecen haber cogido el hábito de esperar reclamaciones para arreglar lo que debería estar hecho antes de que se cobre por un juego.
Claro que esto podría ser algo relacionado con los juegos procedentes de empresas modestas, cuyos medios son escuetos y la necesidad de lanzar un juego es obligada, aunque no se comprende hasta que punto esto debe comprenderse como tal, estando disponible un buen número de métodos para conseguir financiación extra antes de empezar o finalizar un juego. En un año repleto de grandes lanzamientos, tal siquiera los más importantes, incluso títulos premiados, han podido superar algunas de estas fases. The Witcher 3: Wild Hunt, el ganador absoluto de este año, y es que es el mejor juego que ha visto la luz en esta generación, y puede que en toda la historia, también tuvo numerosos problemas en su adaptación a las consolas. Claro está que en PC los usuarios no luchan contra el rendimiento de otro modo que configurando el acabado, en las consolas, esto no es opción y la optimización de los juegos es algo que viene de fábrica. Resulta extraño que a estas alturas todavía tengamos problemas con esto, y es que la ambición de los estudios es dar el producto más espectacular posible, siendo espectacular las «ostias» que se pegan cuando el juego tiene bajones de frames que llegan en una versión final al público que debe soportarlo.
¿Acaso no tienen manera de probar que el juego no va correctamente? La cosa es que no pocos juegos han sucumbido al downgrade respecto a la primera versión mostrada, incluso entramos en conflicto cuando vemos que un juego multiplataforma no se ve como esperaríamos, pues, las demostraciones y trailers, basados en PC, no se corresponden con lo que se ve en Playstation 4 o Xbox One. Resulta evidente que la potencia de estas consolas no es la de los PC que montan estas desarrolladoras, pero hoy día, cada juego que ve la luz se ve comprometido, siendo una auténtica inocentada para aquellos que defienden que esta generación puede dar mas. Cierto es que todo esto, depende en gran medida de una optimización que no llega, pues requiere más tiempo y dinero del que se pretende gastar y se comprometen los beneficios. Claro que de este modo vemos que hay juegos que se repiten, que no se esfuerzan en sacar secuelas mal planteadas, y podríamos mencionar a Forza Motorsport 6, que para colmo, se encuentra entre esos juegos que, dados los continuos «arreglos» o actualizaciones, acaba por tocar donde no debe y dejar a la comunidad con menos de lo que tenían al principio. Que recuerdos de aquel juego de Eden Games, Test Drive Unlimited 2, que aquellos que jugaron la semana antes del lanzamiento a una copia pirata jugaron a un juego que no volvió a encontrarse. Ahora bien, es comprensible que ante los costes, un mayor beneficio sea algo que haya que buscar, pues no queremos ver grandes empresas quebrando, si bien, los usuarios también deberían valorar la rentabilidad que les supone un juego u otro, que de ahí, algunos pequen de ser criticados por ofrecer lo mismo y otros ofreciendo lo mismo vendan millones. Así, no pueden aclararse, algunos son víctimas de una inocentada.
Claro que ser innovadores no es algo que vaya a suplir las expectativas de ventas, más que nada, porque muchos usuarios no esperan que las nuevas iniciativas revolucionen el género. Tenemos varios ejemplos de juegos que no cuajaron buenos resultados por ofrecer un concepto de juego que no se comprendió. Un ejemplo procede de Evolve, uno de los shooters más ambiciosos previstos para estos primeros años de la nueva generación, un título que diversificaba la acción ofreciendo algo diferente, el multijugador asíncrono, donde cuatro jugadores se enfrentaban a uno. La propuesta resultaba interesante hasta que la unión de las fuerzas requería de un concepto desconocido en los modos multijugador PvP, la cooperación. El juego no es malo en absoluto, pero su propuesta deja mucho que desear, tanto como pasa con Rainbow Six Siege, un título de carácter táctico que sin un equipo es un sufrimiento continuo. En el fondo, estas propuestas son evidentes fracasos por falta de comprensión, por falta de explicación, por ofrecer antes de tiempo o en el género equivocado, una propuesta diferente. Claro que también podemos hacer alusión a uno de los juegos más esperados, dentro de los amantes de la Formula 1, el F1 2015, que por algún motivo vio la luz sin el único modo de juego que los usuarios tienden a usar, el modo carrera, que fue suplido por un insufrible modo de juego basado en una configuración que los amantes de la simulación o del realismo, podrían configurar en cualquier modo de juego que dispusiesen. Estos son lanzamientos que, bien convirtieron a la comunidad en inocentes, bien ellos, por creer que la propuesta podría ser comprendida. En todo caso, fiascos, la gente quiere más de lo mismo y si lo ofrecen y no es lo esperado, se critica por ser más de lo mismo.
Pero estas cosas pasan inadvertidas, mayormente, pues los fracasos están a la orden del día. Juegos que no se comprenden hoy y mañana serán venerados, Pero algo que es común, que no parece pasar página es la que hace alusión a los malos rendimientos, los cuales no afectan a una plataforma, no es algo exclusivo, pues si llamó la atención tanto lo de Assassin´s Creed Unity, que todavía le cuelga el santo a la saga, otros parecen obviar lo que puede suponer para la imagen de la empresa, de la licencia o del juego, que salga con fallos o carencias. Just Cause 3, un título recien lanzado, ha sido otro de esos exponentes de un rendimiento irregular, allá por donde se mire, parece que se obvió cuanta capacidad de procesamiento tienen las consolas. Del mismo modo, remasterizaciones han tenido problemas varios, como puede ser el caso de Borderlands, cuyos juegos tenían problemas varios, y no solo los de Gearbox, también Tales from the Borderlands, aunque en ocasiones se deba a otros aspectos, como la carga de datos. Los gráficos no son importantes, no a nivel de número de pixeles, pero esa batalla se pierde cuando un producto no está optimizado, pues es la tasa de frames, vinculada más a efectos que a resoluciones, lo que hace que los juegos hagan temblar a quienes los juegan. Son muchos los casos, no merece la pena mencionarlos todos, pero son inocentadas continuadas a lo largo del año que toda la comunidad sufre. La realidad, es que a estas alturas, Playstation 4 es una plataforma que se adapta mejor, no por tener tanta potencia como para ser capaz de diferenciarse tanto, sino porque la idea de meter la esRAM de Microsoft solo ha servido para estar un paso por detrás. No se puede pedir peras al olmo, ni a un desarrollador que optimice sus juegos, mientras las comunidades de Playstation 4 y Xbox One pelean por alcanzar 1080p y 60fps, los usuarios de PC miran a los 4k, los 8k, y con 90fps si se tercian, y se jactan de no pagar 70€ por juego.
Más es menos, menos es más… lo importante deberían de ser los juegos, porque las exclusivas deben ser el argumento, ya que esos juegos en otras plataformas, no se mueven a ninguna resolución. ¿Donde está la batalla? en un frente que no se quiere ver, una nueva inocentada, cuando eran importantes los juegos, no eran los gráficos, ahora es al revés. Microsoft, ¡que inocente eres!
Es por esto que juego tras juego, día tras día, la premisa de un título terminado el día de lanzamiento se convierte en una nueva inocentada que, realmente, deja lo que pueda decirse hoy en una anécdota curiosa, pues salvo aquellos a las que les cuelen la noticia falsa del día, no pasa a mayores. Pero lejos de ahondar en esta pugna por el rendimiento gráfico, que todos sabemos como debe solucionarse, se han dado situaciones esperpénticas en un año en el que la industria da una de cal y una de arena cada semana. No solo por ver como el mercado evoluciona, exige pero no compensa, donde el exceso de información no enriquece, entorpece hasta puntos que parece mentira encontrarnos con situaciones como la que tuvo que soportar Microsoft con la plataforma Change.org gracias a la existencia de un proyecto vinculado a la tauromaquia. Toro fue un juego creado por un estudio independiente que gozó de más publicidad de la que esperarían, para bien, suponemos, pues el juego fue conocido por todos, aunque de un modo equivocado. Da igual que haya cientos de medios hablando de un juego multiplataforma, que se «montó el pollo» porque se vinculó a la marca Xbox hasta el punto de que se presentaron en las oficinas para reclamar su cancelación. Al final, el juego vio la luz, y mejor no decir nada al respecto, pues tanto pollo para nada, es otra inocentada de las que no hace ninguna gracia.
Vemos que el año ha dado para mucho, obviando lo que ha sido un auténtico despropósito, errores que hay que tener en mente para que no se repitan ciertas situaciones, como es encontrarse con juegos inacabados, o cuyo rendimiento no se ajusta a las diferencias de hardware entre plataformas, como es el caso de lo acontecido con Chivalry: Medieval Warfare, donde la versión de Xbox One fue una mala adaptación de un título que ni siquiera en los PC requiere un hardware tan potente. La excusa fue que el estudio responsable de este juego contrató a un estudio externo y estos hicieron lo que vio la luz, un producto lamentable que en Xbox One daba pena verlo, tanto como sus vídeos. No podemos ser demasiado hirientes con proyectos humildes, como son los juegos arcade o indies, donde los problemas muchas veces vienen como consecuencia de un concepto demasiado simple que no se comprende, una ambiciosa propuesta que no se comprende o no se alcanza, o la imposible entrada en programas como Xbox Game Preview, que pueden ayudar a muchos de estos proyectos a ver la luz de forma más adecuada. Claro está que, en base a como se publicita, más bien de quien publicite algo, se puede comprender este programa de Microsoft como un Early Access que tanto éxito tiene en Steam, o como un acceso de pago a betas, como sugieren lo que no comprenden el fin de esta iniciativa. Todo depende del prisma desde el que se mire y ciertamente, hay algunos prismas que están muy jodidos, como los que pretenden alentar la guerra de consolas, cuando no existe si no se comprende que plataforma hay que comprar y en base a que criterios hay que elegir.
Claro que siempre deberíamos de decir que aquel estudio que deje una adaptación a terceros, debería supervisarlo. Pero en el fondo, estamos volviendo al tema de siempre, relacionado con los rendimientos, y no es lo más grave que nos podemos encontrar a la hora de adquirir un juego o leer una noticia. Esperpéntica ha sido la situación entre Konami y Kojima, a las puertas de uno de los lanzamientos más esperados de una compañía que, dadas las circunstancias, debería cuidar más sus valores. Konami actualmente se encuentra en una situación extremadamente delicada para jugar con ese creativo que ha permitido que no se vaya a pique antes, y su futuro no es demasiado prometedor. Dar por zanjado Metal Gear Solid parece que podría no haber gustado a Konami, quien tiene en esta licencia un valor de ventas y beneficios asegurados, y pese a que Kojima diga que es el último, de haberse quedado no lo sería. No obstante, mantener a un creativo como Kojima, más cuando habían «casi confirmado», que junto a Guillermo del Toro, iban a relanzar Silent Hill, su marcha ha dejado a Konami con Pro Evolution Soccer y poco más. Da para película de Almodovar, pero si nos cuentan esta historia un día como hoy, pensaríamos que es una inocentada.
Claro que algo turbio debe haber en Japón, y no me refiero a como algunas compañías aseguran tener la mejor plataforma con un catálogo escaso de juegos, sino porque otra empresa, como Capcom, sigue una linea de lanzamientos que casi se puede considerar de broma. Una empresa de la talla de Capcom, histórica como pocas, reduciendo su aportación al catálogo a juegos remasterizados y poco más. Parecía que las remasterizaciones iban a reducirse poco a poco, y se han reducido en gran parte, por la llegada de la retrocompatibilidad, pese a que no es excusa suficiente para ver un juego antiguo mejorado y con nuevas funciones para asegurar ventas. Ya no es sacar una retrocompatibilidad con juegos que requieren de una remasterización y cobrarlos nuevamente, que resulta, cuanto menos, extraño, es ver juegos como Deadpool, que pese al atractivo del personaje, no fue un juego deseado ni cuando vio la luz en la generación pasada. Una empresa como Capcom, limitado a juegos arcade y remasterizaciones episódicas o de interés cuestionable. Que en esto de sacar los juegos por episodios, entrarían otros juegos recién confirmados, una moda que puede gustar, pero siempre, cuando se emplea en su justa medida y para un sector o género en concreto.
Quien te ha visto y quien te ve. Pero hemos sacado a la luz la retrocompatibilidad, una retrocompatibilidad que a estas alturas no cumple con las expectativas creadas, bien porque apenas lleva un mes con nosotros, bien porque la lista de juegos que hay actualmente es insuficiente. A todas luces, esta labor realizada por un pequeño equipo es titánica, sobre todo, porque hay empresas que parecen querer retener sus juegos para fines propios, como podría ser Electronic Arts, enfocando su distribución vía EA Access, o bien Rockstar, que para que va a permitir que los usuarios jueguen a sus juegos en otra consola si los pueden vender otra vez. Claro que, estaría bien que los sacasen de una vez, remasterizados como Grand Theft Auto V, con el que hicieron buen negocio vendiéndolo dos veces a muchos usuarios.
En cierto modo, mucho se critica la falta de empeño de algunas desarrolladoras, mucho se habla de lo mal que se gestionan los contenidos, de que los juegos son caros, un sacacuartos lleno de contenidos descargables, de pagos interminables, pero todo esto no es más que una consecuencia de lo que la comunidad ha permitido. Los DLC siempre se han criticado, pero han terminado por funcionar, con nuevas iniciativas, como los Seasson Pass, y obteniendo un juego que, a precio de nuevo, se ha convertido en una plataforma para obtener contenidos. Hay veces que estos DLCs han sido justos, que han aportado lo que se paga por ellos y han ampliado una experiencia a niveles extraordinarios, complementando la historia, completando opciones, incluso, añadiendo nuevas. Polémicas varias, sobre todo con los micropagos, en una generación que ha dado entrada a nuevas iniciativas, modelos de negocio en los que se comienza jugando gratis y luego, en base a lo que cada uno quiera, puede invertir en esa experiencia con pequeñas transacciones. Free2Play, un invento que puede ser endemoniado, si bien, puede que juegos como Smite o Neverwinter no hayan tenido el seguimiento que merecen, considerando que jugar es gratis y hoy día, más rentable que eso no hay nada. Como es posible que se critique por cobrar y no se secunden propuestas «gratuitas». No podemos negar que las calidades son diferentes, pero no hace falta decir que el entretenimiento no entiende de calidad, tanto como de propuestas que enganchen. Y sencillamente, nos podemos enganchar al tragabolas, al Candy Crash o al Snake del Nokia 3210. Es evidente, estas fórmulas no son el problema, sino el como se usan para un fin u otro, como una opción realmente opcional o como una opción que es más una obligación.
Pero a lo largo del año han habido juegos que han ofrecido una propuesta tan ridicula como insultante y como no, empezamos por uno de los juegos que tal año como este, gozaban de una oportunidad para ver renacer una licencia muy esperada. Un título que heredase la propuesta de Pandemic Studios, que lo convirtiese en una experiencia basada en uno de los universos más queridos de la historia del cine y los videojuegos, Star Wars. Una vez este juego vio la luz, encontramos el juego que no iba a ser, pero que acabó siendo, Star Wars Battlefield, perdón, Battlefront. Aunque en el fondo no es el juego entero, si optamos por la edición a coste de juego entero, pues el juego entero está por llegar, y hay que desembolsar más dinero. Un juego que viendo lo que ofrece hace pensar que hace casi 20 años se hizo mejor, y da igual que se vea como se ve, no se han hecho 4 películas más para recurrir a la misma base y ofrecer menos contenidos. Star Wars Battlefront ha sido, a todas luces, el proyecto Triple A más decepcionante de los últimos años en cuanto a contenidos, diversidad de modos de juego y, como no, falta de ellos. Sin campaña, con apenas 4 escenarios y muchos collares para un mismo perro, que el juego tenga mas contenidos para descargar si se compran a parte que los que trae de inicio y pone en tela de juicio todo lo dicho anteriormente. No es un Battlefield, algo que es cuestionable como juego, pero que en parte, tienen razón, pues Battlefield ofrecía más juego y menos opciones de pago… algo que es difícil de creer.
Claro que esto puede parecer que es echar balones fuera, con algo que, pese a resultar ser una de las mayores inocentadas de este año, incluso de esta década, si bien, de lo que llevamos de siglo, cabe recordar que un nuevo E3, un nuevo The Last Guardian, y un nuevo Forza Motorsport, que sigue sin tomar un cambio en su oferta y devaluando un producto que tras la maldición de la quinta parte en el género, que afectó también a Gran Turismo, ofreció un juego que, más que por méritos propios, es la referencia por la ausencia de más opciones. Project CARS hizo una incursión ineficaz en las consolas, pese a su propuesta más ambiciosa y una ambientación sobresaliente, un simulador que tuvo muchos problemas para arrancar, terminó por no poder hacer frente a la imagen reluciente de un nuevo Forza Motorsport. Esa sexta entrega que supera vagamente lo que aportó la demo que vio la luz hace dos años, resulta que la tendencia de las actualizaciones solo han conseguido que a dia de hoy, el juego sea menos que cuando vio la luz. No se dice por el número de coches, sino por la falta de criterio que Turn10 ha seguido para implementar carreras absurdas que dejan a cualquier amantes del motor patidifuso.
¿Correr por los cambios de rasante adoquinados con un F1? Eso no es una experiencia para los amantes del motor, ¡es una castaña que hace desear ver a los actores de Need for Speed representando Hamlet! Forza Motorsport 6 es la referencia del género, no por ser mejor que el cuarto, que no lo es, sino porque no hay más, al menos, en Xbox One, que es más que en Playstation 4, pero no hay que hacer sangre, no merece en esta ocasión. Cuando Turn10 se de cuenta de que Forza Motorsport no va de alta competición, algo que en Polyphony no han entendido con su próximo Gran Turismo Sport, Ghost Games puede haber dejado de usar Frostbite para hacer un Need for Speed. Vaya panorama tiene este género. Pero todo esto es algo que puede resultar ser positivo para un futuro, pues bajar el listón es importante para que cualquier cosa sea mejor en el futuro, hay que ser inocentes.
En el fondo, un 28 de diciembre como es hoy, es un día en el que las inocentadas son realmente inocuas, realmente graciosas, pues no dejan resaca. No obstante, una generación llena de grandes alegrías, no está exenta de dejar auténticas inocentadas, de las que hacen daño, de las que dejan resaca y, por desgracia, padecemos todos. En una época de noticias mediatizadas, donde encontrar la objetividad es difícil, incluso se puede intuir que es un objetivo inalcanzable por como cada lector quiere leer las noticias en un contexto, puede ser esta la mayor inocentada que padezcamos cada uno de los días. Porque la experiencia de juego es algo personal, que no debe comprenderse con marcas, licencias o antojos particulares, una comunidad que quiere blindar fronteras entre miembros en base a plataformas, cuando deberían ser las experiencias las que unan a todos para compartir esta afición. Un objetivo dificil, no obstante, tenemos que mirar al futuro, miremos a 2016, esperanzados, pues parece que será un año lleno de nuevas «aventuras», aunque no sea por jugar a un nuevo juego.
Aunque en el fondo es extraño decirlo hoy solamente ¡Feliz día de los inocentes!