Ya convertimos en rutina hacer un balance crítico del año tal día como hoy, el de los Santos Inocentes. Y es que pese a que hoy sea un día donde nos la pueden colar, no resulta algo exclusivo. Efectivamente, ha salido la palabra que tanto dolor provoca a lo largo del año para muchos usuarios, enfrentados como es habitual en una guerra sin fin y sin ganadores, la Guerra de Consolas. Una guerra que enfrenta a comunidades sin más afán que llevarse el gato al agua, como si al gato le gustase, argumentando de forma variable y por conveniencia lo que interesa. Y es que nuevamente ha sido un año doloroso en torno a esta pugna, pero como es algo rutinario, afianzado en la costumbre, ya casi ni decepciona. Ahora bien, 2017 no ha sido un año exento de polémicas… ¡Perdón! de inocentadas.
Todo comenzó con una nueva costumbre, la que a principio de cada año apunta a algún gran proyecto cancelado por parte de Microsoft. Tras la gran decepción que supuso en 2015 la cancelación de Fable Legends, este año Scalebound deparó la primera gran decepción. Muchos apuntaban a Microsoft como el culpable, pero la verdad es que desde Japón se suceden los desplantes de un sector de esta industria que se ha ido hundiendo poco a poco y ha decidido fortificarse en su feudo. Platinum Games confiaba en que su insuficiente implicación en Scalebound no supondría una reacción tajante, confiados en que el término “exclusivo” del juego les avalaría. Mal pensado, dado que Microsoft no está para que les tomen el pelo y ha mostrado una actitud muy tajante a la hora de verse engañados por las desarrolladoras. Sino que se lo pregunten a los responsables del remake de Phantom Dust, que posiblemente sigan en la cola del paro.
Scalebound se convirtió en exclusiva importante cuando fue cancelado.
Aunque esto no parece ser tanto un problema de falta de profesionalidad, ya que este año debemos despedir a un estudio como Visceral Games. Su cierre llegó en un momento en el que Electronic Arts tenía demasiados frentes abiertos. Y es que la multinacional ha sido protagonista de gran cantidad de polémicas este año. La realidad es que ver el cierre de estudios no es agradable, siendo el caso de Visceral Games un caso bastante grave. Las discrepancias entre directiva y desarrolladora, sobre todo en el planteamiento del juego, causó una brecha importante. Claro está que los directivos son expertos jugadores que saben bien que producto quiere la comunidad, cuando no prospera su idea, argumentar un motivo económico es suficiente. Y es que no debe ser de gusto pagar para que no hagan lo que tu quieres. De hecho, por motivos económicos también sucumbió otro estudio, Gazillion Entertainment. que lanzó un juego el mismo año que se deja de dar soporte, Es el caso del Free 2 Play, Marvel Héroes Omega. No se puede saber si alguien le gastó una inocentada a Gazillion, que se implicó en hacer el port a consola y luego le chaparon el chiringuito.
Pero volvemos a la polémica de Japón, donde podemos notar que la implicación de ciertos estudios por abarcar la comunidad de jugadores está dejando mucho que desear. Y es que los grandes creativos japoneses parecen muy implicados en mostrar más carencias que fortalezas, salvando alguna excepción. Que inocentes son aquellos que creen que desde el país del sol naciente nacen grandes talentos, aunque realmente, se echa en falta aquel talento que tantas grandes licencias han aportado. Claro que siempre están los estudios más potentes, avalados por las grandes editoras, que han tratado a su propio mercado de forma parcial. Puede que los más inocentes sean los usuarios japoneses de Xbox, que ven como se escapan oportunidades que los europeos y americanos pueden disfrutar. Esta situación es bastante lamentable, dado que parece ser que ciertas exigencias relativas a las ventas del mercado físico condicionan el desarrollo y lanzamiento. Esto es contradictorio, más cuando el futuro cada vez deja más evidencias de que la plataforma digital es la que predominará.
Evadir las pesadas descargas comprando el juego físico no es demasiado productivo
Y es que seguimos viendo que los juegos llegan rotos, pendientes de actualizaciones de más de 10Gb. De esta forma, aquellos usuarios que avalan este formato, por motivos que van más allá del coleccionismo y exponen problemas técnicos de acceso a conexiones de banda ancha, sufren en cada juego una bonita inocentada. Jugar a un juego que se instala dos veces es algo que sigue siendo doloroso para muchos usuarios. Lejos de poder disfrutar desde el minuto cero del lanzamiento de un gran juego, tienen que esperar tediosas y pesadas actualizaciones. ¿Que te compras un juego en disco y crees que será instalar y jugar? ¡Inocente!
Claro que estas actualizaciones no serían necesarias si los juegos llegasen terminados, donde nuevamente hemos tenido escándalos impropios de la generación actual. Un caso especialmente sangrante fue uno de los juegos más esperados de los últimos años, Mass Effect Andromeda. Su lanzamiento fue todo un acontecimiento, bien por la espera, bien por la expectación de ser una de las sagas más importantes de la generación anterior y, sobre todo, por los múltiples problemas que tuvo ese fatídico día. Animaciones rotas, que más que hundir un producto lo convirtieron en objeto de mofa. Pero la realidad, es que estos problemas no son exclusivos, pero en este caso, hundieron la reputación de la saga y de la desarrolladora.
Lo mejor de Mass Effect Andromeda se perdió cuando lo corrigieron. Quien no lo jugó, se perdió un gran juego sin terminar
Si bien podríamos decir que los usuarios fueron los inocentes, puedo asegurar que fue Bioware la que sufrió realmente una inocentada de mal gusto. Una de las empresas más reputadas sufrió, de forma quizás abusiva, la ira de la comunidad. Cierto es que a estas alturas encontrarse con estos problemas no es fruto de buen gusto, no obstante, en otros casos esos bugs pasan a ser memes entrañables. Pobres trabajadores de Bioware, que inocentes son al pensar que podrían salir de rositas. Pero este desafortunado hecho supuso una absoluta degradación de la última entrega de su popular saga y del propio estudio. Una degradación que podría haberse evitado con un nuevo retraso.
Y esta es otra de esas palabras que este año ha tenido un especial protagonismo, los retrasos. A día de hoy, se puede observar que muchos proyectos intentan guardarse la fecha de lanzamiento hasta que se tiene clara, pero los medios y las filtraciones no ayudan a este hecho. A lo largo del año se han visto rotas muchas esperanzas en muchos de los juegos que, a priori, iban a ver la luz este año. De hecho, no podemos mirar a otro lado cuando deberíamos estar disfrutando de juegos como Crackdown 3, State of Decay 2 o Sea of Thieves, que pese a no haber concretado nunca una fecha de lanzamiento, esas ventanas de lanzamiento amplias, que abarcan algún día de un año completo, se fueron modificando ‘sine die’. Existen proyectos a los que no les tiembla la mano a la hora de posponer su lanzamiento, lo cual tiene su punto bueno, pero no deja de ser una inocentada para aquellos que los esperan.
¿Es necesario dar la fecha de lanzamiento antes que mostrar un gameplay?
De este modo, podemos recordar juegos como Far Cry 5, The Crew 2, Red Dead Redemption 2, Vampyr… que tardarán más en llegar. No obstante, si creemos que esta situación es exclusiva de Xbox, volvemos a equivocarnos. Las fechas de lanzamiento suelen ser un problema gordo, aunque sean un indicio de que un juego llegará a principios, mediados o finales de un año. Recordando los E3, podemos ver que en muchos casos la presencia de un mismo juego en varias ediciones seguidas es un mal indicativo. Microsoft ha cumplido, generalmente, con las promesas realizadas en estos eventos, a diferencia de otros que viven de la esperanza de ver un trailer de una licencia exclusiva… como si un trailer fuese suficiente para avalar una plataforma y que han acuñado la fecha de lanzamiento ‘in development’. A este paso, podrían anunciar un juego que llegue la próxima década, solo es cuestión de tener pocos escrúpulos a la hora de mantener a las hordas contentas con cualquier cosa.
Regresando al E3 de este año, existen la sensación de que, tal como en el futbol se dice que “juega un equipo y gana alemania”, parece no importar los méritos realizados por algunas empresas, ya que el E3 siempre lo gana Sony. Mostrando trailers y haciendo sonar la carraca, el humo desprendido eclipsará siempre los conatos de mostrar un futuro espectacular de otras compañías. Un año especial para Microsoft, dado el despliegue de medios realizado para proyectar el futuro de la consola más potente del mundo y la historia, la Xbox One X. Claro que para aquellos que crean que conseguir 4K, una fidelidad de imagen y sonido espectaculares y un rendimiento sobresaliente capaz de igualar a los hardwares más capaces de PC, solo puede resumirse, como muchos medios han hecho, como la consola más cara del mundo. ¿Acaso pensábais que los medios iban a mostrar sus virtudes? ¡Inocentes!
La consola más potente, los mejores gráficos, el mejor rendimiento… ahora ya no vale
Pero la realidad es que Xbox One X ha sido la protagonista indiscutible del sector del videojuego, con el permiso de Switch, claro. Su apuesta por la potencia y por llevar los videojuegos a un nuevo nivel es algo que se agradece. Llevamos años con tantos problemas de rendimiento que centrarse en este aspecto alivia un poco el ritmo cardíaco, que a diferencia de los juegos, no puede ralentizarse sin motivo. Un hardware que ha llegado con grandes beneficios, ofreciendo un rendimiento que saca los colores a los equivalentes de PC, aunque existe una tendencia equivocada de apuntar a su precio o exagerando sus prestaciones. Ni Xbox One X es como un PC de 1500€, ni es inaccesible para los consumidores. Su precio no puede ser un argumento para no comprarla, si bien, hace un año por más o menos lo mismo se apostaba como una revolución por las PSVR. ¿Que ha aportado la inversión de las VR? Seguramente adquirir una Xbox One X salga más a cuentas, aunque habría que explicarle a Microsoft que hay que producir más para suplir la demanda, ya que puestos a esperar, esperamos a las rebajas.
Un año marcado por la llegada de una de las consolas más deseadas por la comunidad de Xbox. Una comunidad creciente, gracias a la propuesta de Microsoft que auna bajo un sello, el de Xbox, a todos los usuarios que tengan una Xbox One, Xbox One S, Xbox One X o un ordenador bajo Windows 10. Seguimos viendo que Xbox Play Anywhere es uno de los mejores soportes creados, pero el apoyo que han dado las Third Parties es patético. Da igual que esta gran comunidad multiplataforma reúne a cientos de millones de usuarios, potenciales compradores con ganas de experiencias vía juego cruzado en Xbox Live. Pocos han sido los que han querido avalar esta plataforma. El soporte al juego cruzado se ha visto alterado por la intrusión de la negativa de Sony. Una negativa que resulta impropia de una empresa que se jactaba de hacer lo que Microsoft no hacía y, ahora que lo hace, se enrocan. Aquellos que creían que una vez Microsoft avalase el juego cruzado podrían jugar con sus colegas-rivales-némesis de Playstation, ¡Inocentes!
Si no es en exclusiva, algunos no quieren dar soporte al Cross Play
La aleatoriedad de los argumentos resulta realmente asombrosa, donde nuevamente hemos comprobado que cuando no había juegos lo importante eran los gráficos y ahora, casualidad, vuelven a ser los juegos. Claro que resulta curioso como el término exclusivo, que ha salido alguna que otra ocasión ya, ha cobrado un nuevo valor. Exclusividad en consolas, exclusividad temporal, exclusividad de contenidos… citar el término exclusivo es tener un montón de culos haciendo ‘pepsicola’. Al final, con tantos juegos en el mercado, este concepto de exclusivo resulta un tanto impropio, ya que “si no puedo jugar a este juego, jugaré a este otro que es igual”. En cierto modo, la exclusividad no implica absolutamente nada, ya que lo que interesa es que la propuesta sea realmente buena ¿Crees que es lo más importante es la exclusividad? ¡Inocente!
Y es precisamente este aspecto el más llamativo. Mientras Microsoft se enfrasca en desarrollos complicados, renuncia a las apuestas seguras. Podríamos haber alcanzado ya Halo 9 y Gears of War 7, usando esa fórmula de clonar. ¿Es lo que interesa? Esa fórmula que hará vivir aventuras al primo-hermano de Nathan, en un DLC de 70€ bien maquillado, ¿es lo que la comunidad desea en Xbox? Aquí ya no se a quien debo llamar inocente. Resulta bastante dramático ver como el catálogo de juegos se satura de juegos clónicos, que en ocasiones parecen mods y según en qué ámbito sea lanzado, se convierte en un recurso o en algo ridículo. Y dado que los juegos de Microsoft «abusan» del multijugador, resultaría todavía más sencillo saturar el mercado. Resulta curioso que gran parte ese catálogo saturado es resultado de expansiones convertidas en juego y exclusividades parciales, adornadas con demasiada publicidad engañosa. ¿Es mejor cantidad que cantidad? ¡Inocentes!
El downgrade llega a las ediciones coleccionista… ¿decepcionado?¿estafado? Manda huevos.
Esta situación es la que ha ofrecido grandes sorpresas. Resulta tan sorprendente las aportaciones que se han realizado este año en las dos consolas enfrentadas, que los auténticos vencedores de esta guerra de consolas han sido los chicos de Nintendo. La anulación y poca originalidad de las propuestas lanzadas se ha contrarrestado de forma notable desde la nueva consola de Mario, dejando con el culo al aire a las “grandes licencias de Sony”. A la hora de la verdad, ha resultado una bonita inocentada ver como Zelda, Cuphead, Injustice 2 y Forza Motorsport 7 dejaban a esas rimbombantes licencias a las que tanto les han lamido el culo fuera de todos los galardones. Se las prometían felices con tanta publicidad, pero “el zasca” se lo llevaron bien llevado en los Game Awards. Siempre les quedará la demo técnica, pseudo-independiente de Ninja Theory, Hellblade, que solo ha demostrado ser un buen indicativo del rendimiento de las gráficas de PC, pese a su mala optimización.
Y con todo esto, cuando los usuarios esperan con ansia el anuncio de un nuevo Halo, un nuevo Gears of War, un nuevo God of War, un nuevo Uncharted (con el cuñado de Nathan o algo) un nuevo Triple A “supermegaconocido”, la industria independiente vuelve a dar la sorpresa y llevarse un mayor reconocimiento por ofrecer realidades. Un año en el que Cuphead ha enamorado a todos y conseguido superar a las grandes producciones, un año en el que un pequeño estudio ha revolucionado una comunidad como Steam, gracias a PlayerUnknown’s Battleground… ha permitido salvar un año que, por otro lado, ha dejado más inocentadas (o decepciones) que juegos de calidad. Una industria que sigue tratándose de emergente, pero que realmente ha adelantado por la derecha a las grandes producciones. Y es que del mismo modo podemos citar grandes propuestas que, por desgracia, se quedan un poco marginadas. Rime, Battle Chasers, Ruiner, Super Hydorah, The Long Dark, Stardew Valley… son algunos ejemplos de juegos que seguramente deberíais de haber jugado en vez de a los clásicos, clónicos FIFAs, Call of Dutys, Battlefronts, Battlefields y demás. ¿Quien pensaba que el coste de producción garantiza un juego de calidad? ¡Inocente!
Nada de asesinos y Guerras Mundiales, tazas y sartenes son el éxito de 2017.
La realidad es que 2017 ha sido un año donde las grandes producciones no se han consagrado. Apenas han dejado un par de títulos que realmente han llamado la atención. Aunque lo más triste, no es que los juegos no cumplan con las expectativas, sino que en muchas ocasiones no cumplen con los cánones de calidad. Es ahí, donde grandes licencias han intentado relanzarse, siendo llamativo el caso del esperado Marvel vs Capcom: Infinite, que ha pasado sin pena ni gloria por méritos de otros, pero ha dejado interesantes imágenes como la calidad suprema de su edición coleccionista y su elenco de luchadores con más ausencias que otra cosa. Que podemos decir del renovado Need for Speed: Payback, que lejos de intentar mejorar una propuesta que recuperó cierto interés por el tunning, regresa a las andadas con los valores que lastraron a la licencia a un abismo de tedio y desinterés.
Claro que si no hay ideas nuevas, y los clones comienzan a apestar en el catálogo, siempre se puede tirar de originalidad. La de hace unos años, claro. Otro año más vemos como la tendencia de las remasterizaciones se extiende más allá de los primeros meses de vida de una generación. Vale que es un argumento interesante cuando se intenta recuperar un juego muy muy antiguo, donde más que remasterización habría que plantearse un reboot. Para ello, Microsoft planteó una buena propuesta, la retrocompatibilidad. Pero como eso no da dinero, volvemos a ver que otras empresas intentan volver a cobrar por lo que muchos usuarios ya tienen. Microsoft rescata el catálogo de la Xbox original, Sega reinventa Sonic y Sony revende Shadow of the Colossus, Crash, Kingdom Hearts, Yakuza… si la cuestión es sacar pecho de catálogo, ahora mismo la que más juegos exclusivos ofrece es Xbox One, gracias a la retrocompatibilidad. Si vale una cosa, vale la otra ¿Quién dijo que Xbox no tenía juegos exclusivos? ¡Inocente!
Si valen las remasterizaciones, Xbox One cuenta con el mayor catálogo exclusivo
Si algo pueden aprender estas grandes producciones es a tener nuevas ideas, a renovarse un poco más. Ser atrevidos, originales, innovadores… algo que normalmente requiere de varios años de desarrollo, viendo como juegos como Assassin’s Creed: Origins han conseguido evolucionar algo más gracias a un mayor tiempo de desarrollo. Pero lejos de avalar los cambios, de innovar o de tomar buen ejemplo de estas propuestas, copian los modelos de negocio que los juegos Free 2 Play usan para poder dar soporte o mantenerse. Los micropagos han sido la polémica de los últimos meses y ha traído mucha cola. Al son de la caja registradora una nueva iniciativa revoluciona la industria. Si queríais revolución, tomad revolución y media… ¡Inocentes!
Star Wars Battlefront II fue el origen de esta polémica. Un juego esperado, que añadía la solicitada campaña y recogía todas las películas en un solo juego. Un sueño para los amantes de Star Wars convertido en realidad. Había muchas ganas, muchísimas, un ansia por conseguir adentrarse en la galaxia, sable láser en mano, combatiendo al imperio, reduciendo a los rebeldes… pero al final se convirtió en una travesía por las autopistas catalanas. ¿Pagos adicionales para progresar en el juego? Si fuese un juego Free 2 Play se le acusaría de Pay 2 Win, pero ¡es que se trata de un juego que ronda los 70€! Con Battlefront se destapó una trama ‘conspiranoica’ que al final salpicó a tantos juegos que, lo que era un ingreso adicional para elementos estéticos, se ha llegado a catalogar como “juego de apuestas”. ¿Que creéis que tras pagar 70€ por un juego lo tenéis entero? ¿Que un pase de temporada incluye todos los DLC? Pues todavía os toca pagar un poco más… ¡Inocentes!
Cuando parecía que Electronic Arts comenzaba a salvarse…
En cierto modo, la inocentada más valiente de todas es aquella que avaló 2017 como el mejor año de los videojuegos. En cierto modo, nadie puede negar que ha sido un buen año, pero parece que hoy día ningún juego está exento de ser expuesto a la crítica, de forma que el número de juegos que no han tenido ningún pero es… cero. En cierto modo, todo depende desde qué plataforma se mire y de que plataforma se hable, lo que nuevamente expone que la comunidad sigue anclada en algo que resulta realmente intrascendente. Un año donde ha habido mucho donde elegir, pero que las cifras demuestran que tanto los DLC, los micropagos y los juegos clónicos, son lo que vende pese a las quejas. No obstante, ha sido un año diferente, donde al final, las ideas revolucionarias y la innovación de la industria independiente está consagrándose. Es difícil inventar algo hoy día, pero no por ello hay que desistir en lograrlo.
Ironías a parte, y cambiando el tono de este artículo, lo que realmente ha permitido acuñar este año como el mejor, es que todos hemos podido disfrutar de propuestas sobresalientes. Desde el nuevo Zelda, pasando por el renovado Assassin’s Creed, el revolucionario PlayerUnknown’s Battleground y tantas otras propuestas que han cautivado muchos corazones. Aunque pueda ser reacio a pensar que este es el mejor año de los videojuegos, no se puede negar que, como otros años, han habido grandes propuestas. El problema está en que muchos de los juegos que esperábamos con ganas, no han cumplido. No obstante, seguimos mirando al futuro y esperando los juegos más importantes, esas licencias conocidas, secuelas y más de lo mismo. Lo importante, en realidad, es poder disfrutar de lo que nos hagan llegar, sea excepcional o no logre cumplir con nuestras exigencias. Pese a que siga habiendo gente que priorice una marca a una experiencia, lo que realmente importa es disfrutar sea donde sea, sea con lo que sea.
¿Como se llamaba este juego? No importa… ya que sigue sin saberse cuando saldrá
A los que no ven que los videojuegos son un medio de entretenimiento, diversión y experiencias, que hoy sea el día de los inocentes no les supone diferencia con el resto de los días del año. No obstante, ¡Feliz día de los inocentes!