Siempre se ha dicho que los videojuegos más divertidos eran los de antes, aquellos familiares con los que te divertías horas y horas los domingos. Ahora en cambio, poco a poco la media de jugadores está más interesada en experiencias de un solo jugador, experiencias intensas , con historias que recordar y una rejugabilidad competente pero, ¿y si os dijera que el juego más divertido de la década llegó -por fin- a Xbox One este mismo año?
Gang Beasts. Así se llama este alocado título nacido del estudio inglés Boneloaf y que revolucionó Youtube hará un par de años incluyendo vídeos de los creadores de contenido más famosos de la plataforma y del país con sus absurdos combates en increíblemente peligrosos escenarios junto a sus curiosos personajes de ‘goma’ con vestimentas de lo más llamativas.
El título de peleas, que pasó la friolera de 3 años en acceso anticipado hasta su lanzamiento oficial y revolucionó el género de los beat’em up, pasó un tiempo sin dar señales de vida excepto cuando fue galardonado en galas como los Premios SXSW Gaming Awards de 2018, entre otros y, a principios de este mismo año, -concretamente en marzo- volvió por todo lo alto para llegar a nuestra Xbox One. Personalmente, pese a que no es un título al que se le haya dado demasiado bombo en la plataforma, se merece coger un poco de protagonismo antes de acabar el año, razón por la que hoy os hablaré de él, ¿empezamos?
Un juego inofensivo
Si os contara que Gang Beasts cuenta con una estética callejera, donde nuestro objetivo principal es matar al resto de los participantes porque solo puede quedar uno en vida, que podemos tirarlos al vacío, hacer que una trituradora los haga pedazos o que acaben engullidos por lava, dejarlos inconscientes mediante cabezazos y mucho más, activaríais rápidamente las alarmas, ¿de verdad debería considerarse un juego familiar?
Y es que justo ese es su punto fuerte. Todo lo que os acabo de contar que podéis hacer durante las peleas es real pero, debido a su toque informal, los movimientos gelatinosos de los personajes, la risa pilla de estos, así como su estilo trendy llevando disfraces de piratas, kigurumis adorables de todo tipo de animales e incluso cosplayeando al propio Rick de Rick & Morty o los graciosos golpes que se dan dignos de una película de Jackass, conforman una experiencia con la que en vez de enfadarnos porque nos maten -como suele ocurrir en estos juegos-, no paremos de reír a carcajada limpia, tanto jugando en línea como de manera local. Os lo puedo asegurar. Pero lo más importante de todo esto: pese a su agresividad, es totalmente apto para que lo juegue toda la familia.
Los escenarios por su parte, son bastante variados y contamos con una infinita lista de estos: desde un faro y un río congelado o un globo aerostático en medio trayecto, hasta una persecución de camiones o dos ascensores suspendidos en el aire. Su mejor aspecto es que vuelven la partida muy impredecible, donde una simple rotura de un cable o estructura puede cambiar drásticamente las tornas de la partida. Esto significa que no varía mucho si sabemos jugar mucho o poco, pues si uno de los miembros hace de las suyas -podemos alterar el entorno con cabezazos o puñetazos-, nuestro destino dependerá de la suerte, algo que lo convierte en combates bastante justos para todos.
El objetivo es claro: como en cualquier tipo de juego de este género, tendremos que evitar caernos o que nos tiren de cada escenario. Agarrarnos a lo que podamos para no caernos como en las películas más famosas de acción, escondernos mientras los demás se matan… todo lo posible para ganar hasta tres rondas. Además, el juego cuenta con hasta tres modos de juego, uno centrado en el todos contra todos, otro en el que enfrentarse entre bandas y sacar partido al trabajo en equipo y el modo Olas, digamos que el aspecto PvE, en el que la IA irá sacando personajes en oleadas que nos intentarán matar.
Gráficamente, el título es bastante sencillo, aunque pienso que lo suficiente para este género, se nota una gran mejora respecto a otros y no hace falta pedir más para su función.
Divertido, pero demasiado simple
No me mal entendáis, como ya he dicho, Gang Beasts es, personalmente, el juego más divertido que he jugado en años, perfecto para jugarlo en fiestas, reuniones familiares o en ratos que no tengamos nada que hacer, pero justo ahí es donde peca el título de Boneloaf. Pese a que los personajes pueden vestir diferentes disfraces, estos no son desbloqueables, no conseguimos ningún tipo de ‘premio’ al ganar la partida, ni si quiera experiencia o algo tan simple como nuevos cosméticos, algo que quizás le quita esa gracia y motivación por quedar primero.
Al no tener ningún objetivo o meta, jugarlo a diario puede convertirse en monótono y los jugadores no suelen permanecer mucho tiempo en él debido a que no cuenta con algún tipo de ‘gancho’, algo que podrían haber evitado con aspectos tan simples como los que he mencionado, aunque si es verdad que han ido añadiendo nuevos elementos en cada parche, pero pese a ello sigue faltando algo. Aún así, creo que el objetivo de revolucionar los party games si que es algo que han conseguido.
Conclusión:
Gang Beasts es uno de los juegos más divertidos que podréis catar en la actual generación. Una herramienta para desconectar del resto del mundo y echarse unas risas intentando tirar a los demás jugadores. Es bastante sencillo y no cuenta con más objetivos que el de ganar sin ningún tipo de recompensa, aunque al fin y al cabo cumple con su principal propósito: entretener y pasar un buen rato con amigos. En cuanto a su versión para Xbox One, rinde bastante fluido y las colas entre partida y partida -indiferentemente del modo de juego- son bastante fugaces, un punto muy a favor.