Hallar las diferencias entre Diablo III y Diablo IV, en la práctica, no es una tarea tan complicada como talvez nos pueda parecer al saber que estas pertenecen a la misma saga y que, en principio, la cuarta entrega no perpetrará un cambio de juego radical. Ya que Diablo IV se puso a la venta hace poco, podemos ver como algunas prácticas siguen vigentes en la saga, y como otras cambiaron radicalmente.
Cuando apareció Diablo III en el 2012, se esperaba que Blizzard cogiera el género ARPG y lo revolucionará, esto gracias a los múltiples beneficios del internet masificado. Esto no sucedió, siendo Diablo III un éxito en ventas, pero que no trascendió como se esperaba, esto debido a su mala proyección a futuro. Fueron juegos como Path of Exile y luego Lost Ark quienes llevaron el género a otro nivel, y los cambios obligan a Diablo IV a adaptarse a esta nueva realidad.
Las diferencias entre Diablo III y Diablo IV que se tienen que tener en cuenta
El enfoque del género
No queda dudas al ver un gameplay de Diablo III y señalar que es un ARPG de toda la vida, un tipo de jugabilidad que Blizzard refinó hasta volverlo altamente adictivo. La manera de jugar Diablo IV se sigue viendo muy parecida. De entrada, tenemos la vista isométrica, que pone a nuestro personaje (mayormente) en el centro de la acción, y nos da una visión más amplia del escenario y de los muchos enemigos que buscarán rodearnos.
La premisa del ARPG clásico se está perdiendo en los juegos más populares pertenecientes a este género, y son juegos como Lost Ark quienes lo combinaron con el MMORPG para convertir todo esos eventos en solitario que repetíamos por horas en eventos obligatoriamente comunitarios. Diablo IV tuvo que adecuarse a este nuevo cambio de tendencias, y eso se ve reflejado en el juego constantemente online, en los entornos PvP con actividades y en los eventos de mundo.
La sola idea de no escalar de manera infinita con tu personaje rompe con la idea del ARPG implantada en Diablo III. La cuarta entrega de la saga tiene pensado añadir dificultades superiores al nivel 100, pero esto solo servirá para probar tus builds más refinadas, mas no para conseguir botín superior, ya que no existirá nada más a lo que aspirar, al menos hasta que lleguen más DLC’s que aumenten el poder límite.
El combate, al menos de momento, tiene sensaciones distintas
Están surgiendo muchas comparaciones entre Diablo III y Diablo IV, donde se muestra al primero como un juego altamente desbalanceado con un personaje que destruye sin dificultades a los enemigos, y un Diablo IV que tiene una jugabilidad más pausada, aunque igual de visceral. Esto es intencional, ya que desde Blizzard han manifestado su deseo de convertir a Diablo IV en un juego con mecánicas a tener en cuenta.
Esto quiere decir que aporrear botones realizando tu combo devastador y tener unas cuantas habilidades de reducción de daño constantemente activadas no será suficiente. Los enemigos tendrán mecánicas y radios de efecto, y no conocerlas te sentenciará a una muerte segura. Lamentablemente, esto es un deseo más que una realidad, ya que se ha demostrado en estos pocos días de juego que personajes como el Bárbaro no necesitan tener en cuenta el set de movimientos del enemigo para superar los retos más difíciles del juego.
Aún así, el combate en Diablo IV es mucho más agradable, siendo complicado para jugadores regulares. Esto se debe a que Diablo III tiene nueve años de vida y muy pocas actualizaciones de balance a lo largo de esos años. Si Blizzard le da la suficiente atención al que es hoy en día su juego más rápidamente vendido, el juego no sufrirá el desbalanceo vergonzoso que impera en Diablo III hasta el día de hoy.
La monetización planeada, alejada del pay to win, en contraposición con la casa de subastas
Aunque no muchos se refieran al tema, el método de la desarrolladora para ganar dinero dentro de un juego que planea tener un tiempo de vida prolongado es importante. En Diablo III existió la casa de subastas, una manera de intercambiar objetos por oro entre los jugadores, donde Blizzard se llevaría una comisión por cada transacción. Por supuesto, esto salió increíblemente mal, Blizzard tuvo unos cuántos problemas legales debido a ello, e internet se llenó de historias donde jugadores gastaban exageradas sumas de dinero por objetos virtuales.
Es por esto que Diablo III no tuvo futuro, ya que no era rentable. Apenas pudo recibir un DLC que arreglaba hasta cierto punto su endgame y otro donde añadían al nigromante. En cambio, Diablo IV cuenta con una visión a futuro, con una tienda de cosméticos que planea actualizarse en paralelo con su pase de batalla, añadido obligatorio en cualquier juego como servicio actual. Incluso se filtró la intención de Blizzard de añadir DLC’s a futuro y que, de hecho, ya están trabajando en dos de ellos actualmente.
La casa de subastas era una manera injusta de obtener equipamiento, en cambio, la nueva idea de monetización en Diablo IV planea no ser pay to win. Es cierto que Blizzard tiene poca credibilidad y que los precios de sus cosméticos rozan lo exagerado, pero lo primero no se hace palpable en Diablo IV (no de manera crítica) y en cuanto a lo segundo, mientras estos objetos no den ventajas de poder o de experiencia, no será realmente un problema.