Ken Levine, el creador de Bioshock trabaja en un nuevo videojuego, pero puede que nunca lleguemos a verlo siquiera. Hoy en día no es raro oír historias de juegos que han tenido desarrollos completamente desastrosos por diferentes motivos, por la ambición del proyecto, la falta de organización, largas jornadas de trabajo, jefes con los que es difícil trabajar o todo al mismo tiempo. Algunos ejemplos recientes podrían ser The Last of Us 2, Halo Infinite, Red Dead Redemption 2 o Cyberpunk 2077, entre muchos otros. A esta distinguida lista habría que añadir el nuevo juego del creador de Bioshock, todo «un infierno» de desarrollo, de acuerdo al último reportaje de Jaaon Schreier.
«En 2014, el director de BioShock, Ken Levine, cerró su estudio para iniciar una empresa más pequeña, comenta Shcreier a través de Bloomberg. «Ocho años después, no ha salido nada de eso. La mitad de los fundadores han renunciado. Esta es una historia sobre un autor de videojuegos cuyo estilo de gestión ha lastimado a mucha gente«.
En este extenso reportaje, el periodista hace todo un repaso por la carrera de Ken Levine, desde el lanzamiento de System Shock 2, la posterior compra de Irrational Games por parte de 2K Games, el complicado desarrollo de Bioshock y Bioshock Infinite, el posterior cierre del estudio y el «infierno» que es el desarrollo de su nuevo proyecto. Viendo los problemas que se sucedieron durante el desarrollo de los anteriores juegos del creativo, 2K Games tomó la decisión de poner fin a Irrational Games y dar a Ken Levine un pequeño equipo y la libertad de trabajar en un nuevo proyecto. Ese equipo se llama Ghost Story Games y traba en un juego previsto inicialmente para 2017, aunque había sido reiniciado varias veces y no cuenta siquiera con nombre provisional.
Schreier recoge testimonios de varios trabajadores y extrabajadores que hablan de lo difícil que es trabajar con Levine tanto en lo profesional, como en lo personal. Como uno de esos excéntricos directores de cine que hace llorar a sus actores y los ridiculiza si intentan llevarle la contraria. «un brillo singular, un perfeccionismo obstinado y un ego delicado«, concreta el periodista. Como consecuencia, el proyecto no consigue avanzar y el equipo pierde creativos a cada día que pasa.
Jason Schreier lleva años siendo uno de esos periodistas de investigación dedicados a destapar todos esos casos de abusos laborales y mala praxis en general en el mundillo de los videojuegos. Este reportaje sobre Ken Levine vuelve a poner el foco sobre los desarrollos Triple A y las figuras idealizadas de algunos creativos veteranos.