Estrenamos nueva sección en SomosXbox y es, nada más y nada menos que, los RetroAnálisis Xbox y, nada mejor que hacerlo que con uno de los mejores títulos exclusivos de la pasada generación: Alan Wake, del cual ya realizamos en su momento un completo artículo llamado «Revelaciones del Manuscrito Perdido«. Remedy, creadores de obras maestras como Max Payne, nos brinda un título imprescindible, sobresaliente y que sin duda se considera un gran juego de culto fielmente inspirado en las más oscuras obras literarias de Stephen King y que, recientemente, recibiremos completamente gratis (junto a sus expansiones) para todos aquellos que reservemos el esperado Quantum Break.
Luces de un faro lejano
Muchos serán los que se pregunten:,¿qué es Alan Wake? ¿y qué es lo que hace de esta obra un imprescindible? Ante todo la respuesta exacta no es “qué” sino “quién” es Alan Wake. El juego nos muestra los interrogantes que rodean a un atormentado escritor de novelas de terror que busca la inspiración perdida en un remoto pueblo escondido de la América profunda, él es Alan Wake, quién viajará junto a su esposa para buscar un remanso de paz aunque pronto las cosas se tuercen y, lo que a priori todo parecía racional, se desdobla de forma incomprensible convirtiéndose la pesadilla del escritor en una realidad distorsionada. Un argumento complejo, intrigante y lleno de giros inesperados nos aguardan en una aventura narrada de forma magistral como si de una serie de televisión se tratase.
Será inevitable que el jugador se acongoje, se sobresalte y se sumerja en la profunda oscuridad de la que el título hace gala. Es un juego de terror inteligente, que no sólo se centra en hacer que el jugador brinque con un susto fácil sino que además te lo explica, te da una justificación y te lo narra (con un excepcional doblaje en castellano con voces en off) como ningún otro juego ha hecho. Todo tiene un por qué y eso lo hace sobresaliente. En términos argumentales poco más podemos decir salvo por las lagunas finales que deja el juego y que sus expansiones no terminan de esclarecer (incluso las empeora con más incógnitas), seguimos esperando respuestas y creo que sólo un Alan Wake 2 podría darlas.
Linterna, no me falles ahora
De lleno en las entrañas de la bestia diremos que el juego hace gala de un motor gráfico tremendo en dónde nuestro principal aliado será, a su vez, uno de los elementos más destacados del título: la luz. Los efectos de luces y sombras es sencilla y llanamente soberbios y más aún a sabiendas de que, para hacer daños a nuestros enemigos, primero deberemos apuntarles con nuestra linterna para destruir la protección de sombras que los rodean para, inmediatamente, coserlos a balazos. Las farolas nos permiten guardar aunque no siempre estaremos a salvo bajo su cálida luz (no decimos más) y algunos puzles se resuelven utilizando diferentes medios lumínicos. La luz es el alma máter que protege a Alan Wake así como la oscuridad es nuestra némesis.
Aparte de la luz, el titánico trabajo de diseño de escenarios no se queda atrás mostrándonos unas zonas boscosas, barrios del pueblo, la casa en el lago o un aserradero de forma tan coherentemente construida e inmersiva que creeremos estar ahí. Además todo desprende vida, desde la vegetación y árboles meciéndose por el viento hasta un ruido lejano que nos pone los pelos de punta. Todo este conjunto nos hace sentir inseguros en un entorno reinantemente siniestro dónde un vehículo, un humano o un elemento de nuestro entorno puede ser objeto de ser corrompido por la oscuridad y, por ende, de atacarnos. El juego nos hace estar en alerta constante que, sumado a la inseguridad que nos brinda un mundo sumido en las pesadillas de un escritor amnésico, hacen que el universo que rodea a este título nos parezca tan irreal como macabro, nos siembra la duda de la cordura y, como bien harían algunos de los tétricos relatos de Stephen King, nos produzca insomnio en algunas noches tormentosas. Chapó por Remedy.
No tan bien parados salen los diseños de los personajes ya que, aunque el propio Alan Wake está perfectamente recreado, el resto de personajes secundarios no están a la altura mostrando texturas planas, con poco detalle y muy acartonadas en algunas ocasiones lo que rompe la atmósfera del título.
Detalles brillantes de un pueblo olvidado
¿Sabes de esos momentos cuando tienes tantas ideas buenas rondando tú cabeza que no sabes por cuál empezar? Pues eso es lo que me sucede cuando tengo que hablar de un título como es este Alan Wake. La música expresa lo que nuestros sentimientos buscan, están perfectamente coordinados con nosotros ya que será tensa cuando se nos erice los bellos de nuestros brazos o más tranquila cuando estemos en una situación más distendida, todo está perfectamente acompasado para cada momento.
El doblaje es impecable mostrando unas voces perfectamente integradas en cada personaje y las situaciones que estos viven a lo largo del título. Nada desentona (bueno la camarera del restaurante un poco pero lo perdonamos) y disfrutamos de unos diálogos que nos permiten sumergirnos de lleno en el contexto del juego.
Sam Lake firma un guion sólido y con pocas fisuras (ya hablaremos de las que hay más adelante) que muestra que la brecha existente entre el cine y los videojuegos es cada vez más imperceptible incluso llegando lo segundo a superar, y con creces, a lo primero. El juego goza de “detallitos” marca de la casa haciendo especial mención a los peliagudos programas televisivos que iremos descubriendo a medida que avanzamos.
La línea entre la acción, el terror y la intriga está muy bien medida por lo que ninguna de las partes llega a superar a la otra en ningún momento. Podemos disparar pero a sabiendas que dos minutos más tarde puede que vayamos a conocer un acontecimiento inesperado, darnos un buen susto o que no ocurra nada de nada, simplemente tensión en estado puro. Es muy fácil catalogar un juego como de terror y luego descubrir que de miedo no tiene nada o que empieza siendo de miedo pero, a medida que pasan las horas, toda la atmósfera se rompe por tener más balas en los bolsillos que Rambo pero, afortunadamente, este no es el caso.
Sombras entre las luces
Pese a la inmensa cantidad de virtudes también es conveniente ahondar en sus defectos ya que el juego resta muy poco de ser perfecto. Una de las principales lacras que lo golpean con dureza es su argumento, muy bien construido pero con muchos interrogantes sin resolver fruto de las expectativas de buenas ventas y de una resolución basada en una segunda entrega que se intuye pero que aún no se ha confirmado. Seguimos confinados esperando respuestas pero estas no llegan. Además de con cinemáticas basadas en el propio motor gráfico del juego, el argumento se desgrana mediante fragmentos premonitorios (ya averiguaréis a qué me refiero) de un manuscrito desarrollado por el propio Alan Wake que este no recuerda haber escrito, eso hace dos cosas: por un lado que algunos eventos del juego se revelen incluso antes de haber ocurrido, cosa que hace que el título pierda parte de la magia al desvelarnos ciertos elementos sorpresivos; y, por otro lado, que ciertas informaciones secundarias sólo las podamos descubrir si leemos ese trozo de papel específico lo que nos hará perder parte de la trama si no lo hacemos. El juego se desenvuelve argumentalmente muy bien aunque la trama se vuelve más confusa conforme avanzamos.
Otro de los principales problemas de Alan Wake reside en su poca rejugabilidad ya que, salvo por querer jugar al título en una mayor dificultad, poco más podemos hacer en este juego dónde sólo existe un par de coleccionables (uno de ellos absurdos como son las cafeteras), una falsa apariencia de libertad dónde el destino final es llegar al punto B pero mediante un mapeado amplio pero delimitado. Además no se nos premia con ningún objeto que nos proporcione alguna ventaja en un segundo recorrido que justifique la vuelta a las calles de Bright Falls.
Como guinda del pastel podemos hablar, en muy resumidas cuentas, de la existencia de unas expansiones algo flojas en su conjunto y eso sin mencionar esa gran olvidable llamada American Nightmare. Esta última más cercana a un público que busca el gatillo fácil y que, finalmente, pasó más desapercibida que el propio título original.
De vacaciones en Bright Falls
Alan Wake es sobresaliente pero no llega a la perfección absoluta: argumentalmente brillante pero poco esclarecedor en su final; artísticamente soberbio pero con personajes no tan bien integrados en el entorno; inteligente en sus inicios pero insípido en sus expansiones. No nos dejemos engañar por sus apariencias desapercibidas y sus escasos inconvenientes porque estamos ante una obra maestra que Sam Lake ha sabido llevar con gran maestría con su particular narrativa y que, pese al pasar de los años, sigue sorprendiendo como el primer día a todo aquel jugador que quiere esa evolución que no hay en un mundo donde impera el reciclaje de ideas saturadas.
Quantum Break permitirá a medio mundo conocer este brutal Alan Wake pero, no nos extraña, que sean muchos los que piensen que las aventuras del atormentado escritor de novelas supera en su conjunto a la atemporal obra de Remedy, ¿o tal vez no? Quién sabe, habrá que esperar a abril para saberlo pero, mientras tanto, nosotros estaremos de vacaciones en la otoñal Bright Falls por segunda vez, recorriendo sus bellas calles durante el día y escondiéndonos de las sombras durante la noche.