Hoy, 21 de junio, es el Día Internacional de la Música en algunos países y, mientras en las noticias de todas las cadenas se ha recordado como algo grandísimo en el ámbito de sus series (claro, no veréis a ciertas cadenas hablando de la música de series que pertenecen a otras, para qué), en SomosXbox nos gustaría recordaros que la música es también una parte fundamental de cualquier videojuego. Injustamente, el apartado sonoro no suele tratarse igual de bien que el visual. Se meten los dos en el mismo saco (en el de »así es el juego a nivel audiovisual») y muchas veces dedicamos varios párrafos a hablar de polígonos y una simple mención al buen hacer de la banda sonora y los efectos de audio.
Eso pasa. También pasa que nos fijamos más cuando algo falla o no nos gusta, que cuando se hace bien. Esto ocurre en todos los ámbitos, pero en la banda sonora de los videojuegos, más aún. Por otro lado, está el tema de los autores. Conocemos compositores de cine, pero muchas veces nos referimos a los de los videojuegos como »ese, sí, joder, el que hizo la música del Metal Gear último». Y, ojo, no estoy echándole las culpas a nadie, a mi me pasa muchísimas veces, y no estoy haciendo este texto para demostrar nada. Solo me gustaría que todos empezásemos a valorar un poquito más el trabajo de esos compositores que hacen mucho más que crear melodías bonitas para deleitarnos en los créditos.
A continuación hablaré de tres temas sobre los que he estado pensando este 2017 relacionados con la banda sonora y, por tanto, me ajustaré a los títulos y compositores que me han marcado este año y que han conseguido que los videojuegos en los que han participado sean un poquito mejores (o peores) gracias a su labor.
Mick Gordon, del infierno al espacio
Y, como no podía ser de otra forma siendo español, me salto mi primera regla de »hablar sobre juegos del 2017» haciendo referencia a uno de mayo, pero de mayo del 2016. DOOM. Una obra de arte grotesca y repleta de sangre que sería mucho peor videojuego si no tuviese esa fabulosa banda sonora de fondo. Sucia, industria, pesada, fundida con el rugido de la motosierra. La banda sonora original de DOOM es una auténtica belleza que consigue excitarnos en cada tiroteo. Se pone en marcha cada vez que aparece un demonio y se aplaca segundos después de arrancarle la cabeza al último de cada fase. Es magistral y es de esas que sí, funcionan bien por separado (se puede escuchar en el coche, aunque terminaréis de los nervios), pero donde realmente da el do de pecho es en el videojuego. DOOM es lo que es gracias a Mick Gordon, entre ellos.
Sin embargo, y repitiendo con Bethesda, Gordon también ha firmado una banda sonora este año (veis, no me he ido demasiado del tema). Me refiero a la de Prey, un juego que ha vendido regular, no sabemos por qué, pero que a nosotros nos conquistó. Posiblemente, Prey es el juego con más influencias de la historia (tanto a nivel de otros videojuegos como de películas), pero la música es sublime. Sin embargo, Prey es un poquito peor de lo que debería por culpa de Mick (lo siento, Gordon, tenías que saberlo). Tiene muy buenos temas, Mind Game es una auténtica maravilla, pero su banda sonora (que la tenéis en Spotify) funciona mejor fuera que dentro del videojuego.
Sí, tiene temas muy buenos, pero son para momentos concretos, como los créditos o el paseo por helicóptero del principio, no para acompañarnos durante las horas que dura el juego (que no son pocas). Además, y por eso la experiencia es un poquito peor, el script de la música está anclado a diferentes momentos con cierta desgana, como la melodía siniestra en algunas habitaciones (que no tiene sentido la mayoría de ocasiones) o el típico efecto que busca asustarnos y que se sucede cada dos por tres, perdiendo completamente el sentido.
Y es que, no solo se trata de lo bonita que es la pieza, sino de lo bien integrada que está en el juego. Aquí tengo que alabar al equipo de sonido de Tequila y, en especial, a David García Díaz.
Banda sonoras españolas
RiME. O lo amas o lo odias, pero el nuevo juego de Tequila Works no os dejará indiferentes. Uno de los elementos culpables de que RiME despierte emociones es la apabullante banda sonora original firmada por David García Díaz con temas instrumentales preciosos y dos temas vocales interpretados por Silvia Guillem Cofreces y Mirella Diez Morán. Solo con un fragmento de la banda sonora de RiME volveréis a esa isla del Mediterráneo, pero me quedo, en este caso sí, con el tema de los créditos. Sí, lo considero spoiler, así que os pondré aquí uno de los temas instrumentales:
Otro nombre propio del panorama español que varias alegrías nos ha dado este año es el de Damián Sánchez, uno de los integrantes del estudio Sonotrigger que, este 2017, nos ha regalado melodías en juegos como Rise and Shine, Immortal Redneck y otro juego que ha pasado desapercibido, Reservoir Dogs Bloody Days. Damián ha compuesto bandas sonoras para otros grandes juegos como Anima Gate of Memories o el incompleto Blues and Bullets y lo flipante de su trabajo es que sabe reinventarse para cada nuevo trabajo. Este 2017 sería muy fácil escoger un tema de Rise and Shine, pero me quedo con este de Immortal Redneck
Bueno, qué caray, me quedo también con éste de Rise and Shine que tanto me recuerda en las primeras notas a uno de los temas de Remember Me, el juego que Capcom nos brindó hace ya unos añítos:
Sin embargo, hay vida más allá de David y Damián y Gryzor87 es el otro nombre que hoy quiero recordar. Un ordenador y un sintetizador es todo lo que necesita Gryzor87 para desarrollar su arte y hacernos creer, gracias al apartado visual de los juegos de Locomalito, que estamos en un arcade de los años 80. Compone un montón de temas por juego, cortos, pero cada uno con personalidad y un cucharón de nostalgia. Este año (no es trampa, Locomalito y Gryzor97 lanzarán un juego este año en Xbox One) tendremos Super Hydorah, una versión mejorada para consolas de Hydorah, un título muy del estilo de Gradius y aquí tenéis uno de los temazos que compondrán la banda sonora:
No solo la melodía, sino el momento
Antes de pasar a los compositores españoles dije que Prey no tenía un buen sonido, en términos generales. No solo la música está ecualizada de una manera algo irregular, sino que está mal anclada en algunos puntos y demasiado guionizada en general. Esto es algo, un proceso técnico más que otra cosa, que puede echar por tierra el trabajo del compositor. Y es que, una de las cosas que más importancia tienen cuando hablamos de música en un videojuego es el tempo de la misma, los puntos de anclaje que sirven para reforzar ciertos momentos.
RiME es, de nuevo, un ejemplo de esto. Durante todo el juego hay diferentes líneas melódicas muy sutiles que nos acompañan, pero en los momentos importantes, donde el juego cobra fuerza, la banda sonora original se engorila para potenciar dichos momentos. Eso también pasada en DOOM y en otro de los títulos que hemos recibido este año, Little Nightmares. Este juego de Tarsier Studios tiene una banda sonora compuesta por Tobias Lilja, un compositor experimental que se ha tirado a la piscina en los videojuegos con este juego y que, la verdad, nos ha dejado gran sabor de boca. No solo hay grandes temas, sino que el trabajo técnico, el de crear una atmósfera a lo largo de todo el juego, está muy logrado. Aquí tenéis uno de los grandes temas del videojuego:
Por último, aunque me encantaría seguir hablando de compositores de videojuegos que me hayan marcado este año, si tengo que terminar con alguien, quiero que sea con Manaka Kataoka, el compositor de la banda sonora de Breath of the Wild. Sí, si habéis disfrutado del último juego de la veterana saga de Nintendo os habréis fijado, seguro, en la banda sonora. Y es que, es de esas tan buenas que se funde a la perfección con el videojuego y no notamos nunca que sobra ni que está ahí, hasta que jugamos con la consola en ‘mute’. Ahí echamos de menos esa fascinante obra firmada por Kataoka que, sin tener temas tan grandiosos como anteriores Zelda, sí sabe jugar a la perfección con el plano técnico para ligar sus composiciones a ciertos momentos del videojuego.
Además del tráiler, que era buenísimo, la música de este tráiler es la culpable de que Zelda entrara en la casa de muchos hace ya unos meses, junto a una Nintendo Switch. Y es que, si recordáis el tráiler de la presentación de la nueva consola de Nintendo, la música por si misma hará que soltéis alguna lagrimilla en cierto momento.
Este 2017 hemos tenido otros grandes juegos a nivel musical y esperamos que títulos como Battlefront 2, Destiny 2 o Cuphead cumplan de sobra en este apartado. Hablando de Destiny, hay ganas de ver cómo queda la banda sonora de la nueva entrega en comparación con la primera firmada por Marty O’Donnell, el compositor de la música de la saga Halo.
Con este breve repaso a algunas de las mejores BSO de este año, en mi opinión, me despido en este día Internacional de la Música que me gustaría sirviera para recordar a esa, curiosamente, silenciosa protagonista que es la culpable de que vivamos tan buenos momentos frente a nuestras pantallas. ¿Cuáles son esas obras que os han marcado a vosotros de alguna u otra manera?